¿Por qué a veces nos falla la fuerza de voluntad?

¿Por qué a veces nos falla la fuerza de voluntad?

¿Alguna vez no ha tenido ganas de iniciar un nuevo proyecto? ¿Alguna vez te has visto envuelto en un proyecto personal o laboral y, a mitad de camino, ya no estabas dispuesto a continuar? A todos les ha pasado al menos una vez, encontrarnos en esos momentos en los que la fuerza de voluntad se desvanece y nos abandona.

Por lo general, cuando estamos motivados y ansiosos por hacer algo, no nos damos cuenta de la enorme fuente de energía que emana de nuestro interior, lo que llamamos fuerza de voluntad. Pero cuando perdemos impulso y la moral cae al suelo, rápidamente nos damos cuenta de que algo anda mal.



De momento sentimos que nos falta algo, justo lo que necesitamos para seguir adelante, para seguir luchando y superando nuestros límites. Albert Einstein no pudo haber sido más preciso cuando dijo: "Hay una fuerza impulsora más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad".

Las 3 razones más comunes por las que se pierde la fuerza de voluntad

1. Hemos elegido metas poco realistas. Muchas veces nos sentimos abrumados porque nos hemos marcado una meta inalcanzable. Una vez que hemos empezado a trabajar en el proyecto, enseguida nos damos cuenta de que supera nuestras posibilidades por lo que el pánico y el miedo al fracaso nos asaltan. En esos momentos la fuerza de voluntad nos abandona, es como si nos ofreciera una vía de escape fácil para salvar nuestra dignidad. Tener en cuenta metas mucho más grandes que nosotros es contraproducente y nos duele.

Entonces, si desea educar su fuerza de voluntad, primero debe establecer metas realistas, dar un paso a la vez y cuando hayamos alcanzado la meta, pasar al siguiente. Así nos sentiremos más satisfechos y menos agotados.



2. No conocemos nuestros límites. Puede parecer increíble, pero lo cierto es que muchas veces nos dejamos llevar por el entusiasmo y somos incapaces de determinar exactamente cuáles son nuestros límites, sobre todo a nivel físico y psicológico.

Somos mejores para determinar los límites económicos y los recursos que el nivel de compromiso personal que requiere un proyecto en particular. Entonces nos comportamos como superhéroes y, por supuesto, cuando las fuerzas se agotan, la voluntad nos abandona. Debemos tener en cuenta que un ritmo de trabajo muy intenso solo se puede mantener durante unos días o semanas, pero no durante meses, si no quieres poner en riesgo tu salud mental o física.


3. Nos centramos demasiado en el futuro. Al observar todo el camino que nos queda, perdemos la motivación, nos sentimos confundidos porque no sabemos cómo seguir. Tendemos a mirar siempre al futuro, olvidando el pasado y esto puede hacernos vacilar. Al contrario, de vez en cuando debemos mirar por encima del hombro para felicitarnos por los resultados obtenidos. Debemos permitirnos algo de tiempo para recuperar nuestras fuerzas y disfrutar de lo que hemos logrado hasta ahora. Siempre recordamos que la fuerza de voluntad no es una fuente inagotable, a veces es necesario tomar un descanso.


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