Persona altamente sensible y familia negligente

Persona altamente sensible y familia negligente

La familia emocionalmente negligente piensa que la persona altamente sensible es menos adecuada para estar en el mundo. Él ve su sensibilidad como una debilidad y la castiga por ello.

Persona altamente sensible y familia negligente

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 15 2022 noviembre

Eres exagerado, siempre lloras, siempre tienes la cabeza en las nubes... A veces, la persona altamente sensible se ve obligada a crecer en una familia emocionalmente negligente.. Ni los padres ni los hermanos tienen motivos para compartir este rasgo de personalidad, que en muchos casos implica malentendidos, siendo el blanco fácil hacia el que se dirigen las bromas y las críticas.



Las emociones son el primer idioma de una persona altamente sensible. Nacer y crecer en un contexto poco o nada experto en este idioma significa ser víctima del abandono y, por tanto, creer que tienes un problema.

Carl Jung describió una vez la personalidad altamente sensible como un individuo que procesa su propia realidad de manera diferente gracias a una sensibilidad innata y muy particular. Por tanto, este 20% de la población no presenta ningún trastorno, de hecho estudios como el realizado en la Universidad de British Columbia y la Universidad de Cornell nos explican que el cerebro de estos sujetos es superior.

La persona con alta sensibilidad tiene una variante genética llamada ADRA2b. Esta particularidad afecta a la noradrenalina. Esto hace que el sistema nervioso sea más sensible y le otorga una empatía particular y una gran capacidad para conectarse y reaccionar ante cualquier estímulo.

Al Actualmente no tenemos estudios que demuestren que este rasgo de personalidad es hereditario.. Por lo tanto, puede darse la circunstancia de que muchos niños se sientan incomprendidos. Algunas familias sabrán cómo reaccionar, nutrir y responder a este lenguaje claramente emocional.



Otros, en cambio, muestran conductas claramente negligentes que provocan heridas emocionales.

"Tu sensibilidad no es algo que temer".

–Elaine N. Aron-

La familia emocionalmente negligente y sus efectos en la persona altamente sensible

La familia emocionalmente negligente no solo desconoce las necesidades de sus hijos, pero intencionalmente los ignora, interfiere con ellos y viene a castigarlos. Estas experiencias son como las olas de un océano feroz que azotan la costa: la erosionan poco a poco, dejan grietas, profundas cavidades en las rocas e incluso impiden que crezca la flora autóctona.

Los niños altamente sensibles sufren esta misma situación. No se les permite comprender, validar o reforzar sus maravillosas virtudes.. Desde los primeros años pensarán que el mundo, demasiado ruidoso, agresivo y frío, es un escenario del que protegerse. Muy pronto intentarán labrarse un pequeño espacio en su interior, en el que refugiarse, ser invisibles, mantener encerradas sus emociones para no ser castigados.

La familia emocionalmente negligente desconoce que desatender las necesidades de estos niños es también una forma de maltratarlos. Así, y según el médico Jonice Webb, muchos padres ven en estos pequeños características que necesitan ser corregidas. Para ellos, la sensibilidad es una forma de debilidad, por lo que no dudan en utilizar castigos, gritos o comparaciones con hermanos u otros niños que, en su opinión, se adaptan mejor a estar en el mundo: lloran menos, sueñan menos y son más emprendedores.

Es más que necesario comprender algunos aspectos clave de una persona altamente sensible y de su crianza.


La alta sensibilidad es un rasgo genético, no se puede cambiar

La alta sensibilidad es el resultado de una variante genética. Esto te hace más sensible al dolor, a los estímulos visuales y auditivos. Ciertas prendas de vestir pueden avergonzar a la persona, al igual que los sonidos de un televisor o de una habitación donde varias personas están hablando pueden molestarla.


Nada de esto se puede cambiar. Castigar la personalidad, la forma de vivir las situaciones o excitarse significa causar un daño irreparable e imperdonable.

La sensibilidad no es debilidad

Las familias emocionalmente negligentes envían un mensaje claro a sus hijos: "eres diferente y hay algo mal en ti que debes corregir". A veces incluso se impide que el niño tenga acceso a la pintura, a un instrumento musical e incluso a la música, por considerarlos superfluos.

La alta sensibilidad no es una debilidad, sino un don que debe ser comprendido y utilizado a nuestro favor. No se pueden vetar ni sancionar las emociones, la forma en que cada uno comprende y se relaciona con su entorno. Los efectos de estos comportamientos son sin duda inmensos:


  • Baja autoestima.
  • Dificultades interpersonales.
  • Aislamiento social.
  • Mayor vulnerabilidad al bullying.
  • Problemas para aceptar su identidad y desarrollar una personalidad segura y madura.

¿Cómo superar los efectos de una familia emocionalmente negligente?

¿Es posible superar los efectos de una familia emocionalmente negligente? En cierto sentido, la persona altamente sensible se ve obligada a aceptar ciertas cosas. La primera es una realidad innegable: no hay nada malo ni punible en ellos. Sentir el mundo de otra manera es un regalo.

Por lo tanto, esta virtud puede ser comparable a mirando la realidad a través de un pedazo de vidrio colocado frente al sol: las luces y chispas son maravillosas, fascinantes pero el efecto de esta luz siempre duele.

Es necesario aprender a moverse en un entorno que no siempre será a favor de la persona altamente sensible. Esto requiere romper con las obligaciones familiares, desactivando los códigos impuestos para reformularlos libremente.


Pues, la persona altamente sensible no es débil. Tiene grandeza y potencial. Fortalecer la autoestima, la autoaceptación y la correcta gestión de las emociones son las mejores herramientas.

Asimismo, es crucial aceptar que la mayoría de las personas no ven tantos "colores" en su realidad como lo hace la mirada altamente sensible. Y no es por eso que tenemos que quejarnos.

Nuestra realidad tiene tantos matices como formas de disfrutarla, lo importante es saber respetar y comprender sin arruinar la magia de cada individuo.

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