Pensamiento anticipatorio, la delgada línea entre prevenir y crear problemas

Pensamiento anticipatorio, la delgada línea entre prevenir y crear problemas

El pensamiento anticipatorio puede ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo. La capacidad de proyectarnos hacia el futuro e imaginar lo que podría pasar nos permite prepararnos para afrontar los problemas de la mejor forma posible, pero también puede convertirse en un obstáculo que nos sumerja en el pesimismo y nos paralice. Comprender cómo funciona el pensamiento anticipatorio y qué trampas puede crear nos ayudará a usar esta maravillosa habilidad en nuestro beneficio.

¿Qué es el pensamiento anticipatorio?

El pensamiento anticipatorio es un proceso cognitivo mediante el cual reconocemos los desafíos y problemas que pueden surgir y nos preparamos para enfrentarlos. Es un mecanismo mental que nos permite formular posibles alternativas para el futuro y darles sentido antes de que ocurran.



Evidentemente, el pensamiento anticipatorio es un proceso complejo que involucra varios aspectos cognitivos. No solo requiere que estemos atentos para monitorear ciertos eventos y ser capaces de ignorar otros que no son relevantes, sino que también nos pide que apliquemos nuestro conocimiento y experiencia adquirida en el pasado para predecir lo que podría suceder mientras buscamos posibles soluciones y abordamos la incertidumbre y la ambigüedad que conlleva el futuro.

De hecho, el pensamiento anticipatorio es una estrategia para identificar y resolver problemas. No se trata simplemente de acumular discrepancias hasta llegar a un umbral potencialmente peligroso, sino que nos pide que reconsideremos la situación. Esto significa cambiar patrones y estructuras mentales. Por tanto, el pensamiento anticipatorio es una forma de simulación mental y un mecanismo para generar expectativas sobre lo que podría suceder.

Los 3 tipos de pensamiento anticipatorio que usamos para predecir el futuro

1. Coincidencia de modelos

Las experiencias que vivimos a lo largo de la vida nos permiten detectar la existencia de ciertos patrones. Por ejemplo, notamos que cuando hay nubes negras en el cielo, es probable que llueva. O que cuando nuestra pareja está de mal humor, es probable que acabemos discutiendo. El pensamiento anticipatorio utiliza estos modelos como una "base de datos".



En la práctica, compara constantemente los eventos del presente con el pasado para detectar signos que puedan indicar una dificultad en el horizonte o que estamos viviendo algo anormal. El pensamiento anticipatorio nos alerta cuando estamos a punto de tener un problema. Nos dice que algo anda mal, basado en nuestras experiencias pasadas.

Evidentemente, no es un sistema infalible. Confiar demasiado en nuestras experiencias puede llevarnos a hacer predicciones erróneas porque el mundo cambia constantemente y cualquier pequeño cambio que no hayamos detectado puede conducir a resultados diferentes. Entonces, si bien este tipo de pensamiento anticipatorio es importante, debemos usarlo con reservas.

2. Seguimiento de la trayectoria

Este tipo de pensamiento anticipatorio compara lo que está sucediendo con nuestras predicciones. No olvidamos nuestras experiencias pasadas, pero prestamos más atención al presente. Para predecir si se producirá una discusión con la pareja, por ejemplo, utilizando nuestros patrones nos limitaremos a evaluar el nivel de enfado y mal humor, pero si tenemos en cuenta la trayectoria vigilaremos el estado de ánimo de la otra persona en tiempo real.

Con esta estrategia no solo notamos y extrapolamos patrones o tendencias, sino que aplicamos una perspectiva funcional. Obviamente, el proceso mental que se pone en marcha para seguir una trayectoria y hacer comparaciones es más complejo que asociar directamente una señal con un resultado negativo, por lo que requiere más energía emocional.

La principal debilidad de este tipo de pensamiento anticipatorio es que pasamos demasiado tiempo evaluando la trayectoria de los eventos, por lo que si caen, podrían tomarnos por sorpresa, sin estar preparados para enfrentarlos. Nos arriesgamos a ser meros espectadores durante demasiado tiempo, sin tiempo para reaccionar y sin un plan de acción eficaz.


3. Convergencia

Este tipo de pensamiento anticipatorio es el más complejo porque nos pide que notemos las conexiones entre los eventos. En lugar de simplemente responder a patrones antiguos o seguir una trayectoria de eventos actuales, percibimos las implicaciones de diferentes eventos y comprendemos su interdependencia.


Esta estrategia suele ser una mezcla de pensamiento consciente y señales inconscientes. De hecho, a menudo requiere poner en práctica una atención total que nos permita percibir todos los detalles desde una perspectiva desapegada ayudándonos a formarnos una imagen global de lo que está sucediendo.

En muchos casos, la convergencia se produce de forma no intencionada. Estamos notando las señales e inconsistencias, ya que nuestro pensamiento les da significado y las integra en una imagen más global que nos permite captar las conexiones y rastrearlas para hacer predicciones más precisas.

Los beneficios del pensamiento anticipatorio

El pensamiento anticipatorio se considera un signo de experiencia e inteligencia en muchos campos. Los grandes maestros del ajedrez, por ejemplo, analizan mentalmente los posibles movimientos de sus oponentes antes de mover una pieza. Al anticipar los movimientos del oponente, tienen una ventaja y aumentan las posibilidades de ganar.

El pensamiento anticipatorio puede sernos muy útil. Podemos mirar al horizonte para intentar predecir a dónde nos llevarán determinadas decisiones. De modo que podríamos determinar con cierta certeza qué decisiones podrían ser buenas y cuáles podrían perjudicarnos. El pensamiento anticipatorio es, por tanto, fundamental para hacer planes y prepararnos para recorrer el camino elegido.

No solo nos ayuda a anticiparnos a posibles dificultades y obstáculos, sino que también nos permite idear un plan de acción para superar los problemas o al menos minimizar su impacto. Por lo tanto, puede ayudarnos a evitar sufrimientos innecesarios y ahorrar energía en el camino.


El lado oscuro de anticipar problemas

“Un hombre estaba reparando la casa cuando se dio cuenta de que necesitaba un taladro eléctrico, pero no tenía uno y todas las tiendas estaban cerradas. Entonces recordó que su vecino tenía uno. Pensó en pedirle prestado. Pero antes de llegar a la puerta le asaltó una pregunta: '¿y si no quiere prestármelo?


Luego recordó que la última vez que se vieron, el vecino no era tan amable como de costumbre. Tal vez tenía prisa, o tal vez estaba enojado con él.

Por supuesto, si está enojado conmigo, no me prestará el taladro. Él inventará todas las excusas y me pondré en ridículo ¿Pensará que es más importante que yo solo porque tiene algo que yo necesito? ¡Es el colmo de la arrogancia! Pensó el hombre. Enojado, se resignó a no poder terminar las reparaciones en casa porque su vecino nunca le prestaría el taladro. Si volviera a verlo, no volvería a hablar con él ”.

Esta historia es un buen ejemplo de los problemas que nos puede causar el pensamiento anticipatorio cuando toma el camino equivocado. Este tipo de razonamiento puede convertirse en un patrón habitual de pensamiento que solo sirve para ver problemas y obstáculos donde no los hay o donde es poco probable que ocurran.

Cuando el pensamiento anticipatorio se convierte en un mero revelador de dificultades, conduce al pesimismo porque le quitamos la parte más útil: la posibilidad de planificar estrategias para el futuro.

Entonces podemos caer en las garras de la ansiedad. Empezamos a temer lo que pueda pasar. La ansiedad y la angustia relacionadas con la anticipación pueden crear puntos ciegos y construir montañas a partir de un grano de arena. De modo que corremos el riesgo de convertirnos en prisioneros del pensamiento anticipatorio.

Otras veces podemos pasar directamente a un estado depresivo en el que asumimos que no podemos hacer nada. Estamos convencidos de que los problemas que se vislumbran en el horizonte son irresolubles y nos paralizamos, alimentando una postura pasiva en la que nos vemos víctimas de un destino que no podemos cambiar.

¿Cómo utilizar el pensamiento anticipatorio para hacer la vida más fácil en lugar de complicarla?

El pensamiento anticipatorio es útil porque nos permite prepararnos para responder de la manera más adaptativa posible. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que cuando este tipo de pensamiento se ponga en acción, no solo detecte peligros, problemas y obstáculos en el camino, sino que debemos preguntarnos qué podemos hacer para evitar esos riesgos o al menos reducir su impacto.

Las personas que utilizan mejor el pensamiento anticipatorio son aquellas que no solo predicen problemas, sino que buscan un significado. No solo están notando las señales de advertencia, sino que las están interpretando en términos de lo que podrían hacer para abordarlas. Su mente se centra en lo que pueden hacer y el pensamiento anticipatorio adopta una visión funcional.

Por lo tanto, la próxima vez que vea problemas en el horizonte, no se limite a quejarse o preocuparse, pregúntese qué puede hacer y prepare un plan de acción. Para que pueda aprovechar al máximo esa asombrosa herramienta que es el pensamiento anticipatorio.

Añade un comentario de Pensamiento anticipatorio, la delgada línea entre prevenir y crear problemas
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.