Nunca sabes lo fuerte que eres, siempre y cuando ser fuerte sea la única oportunidad que tienes.

Nunca sabes lo fuerte que eres, siempre y cuando ser fuerte sea la única oportunidad que tienes.

Bob Marley dijo: "Nunca sabes lo fuerte que eres, siempre que ser fuerte sea la única opción que tienes". Y no se equivocó, porque la verdad es que nunca sabemos hasta dónde podemos llegar y cuánto podemos crecer, hasta que tenemos la necesidad de ponernos a prueba.

La adversidad te fortalece

Un estudio realizado por psicólogos del King's College Hospital en Londres y el Royal Mardesen Hospital en Sutton analizó cómo las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama respondían a la enfermedad. Así, han identificado cinco actitudes diferentes: espíritu de lucha, fatalismo, desesperación, preocupación ansiosa y negación.



Estos psicólogos encontraron que cuando las condiciones clínicas iniciales eran similares, las mujeres que enfrentaban la enfermedad con una sensación de impotencia, desesperanza y fatalismo tenían un peor curso. Por el contrario, aquellos con un espíritu de lucha y una actitud resistente también tenían un mejor pronóstico.

También encontraron que aquellos que habían experimentado traumas importantes en el pasado y los habían superado tenían más probabilidades de resolver cualquier problema que surja en el futuro. Esto no solo era porque el sufrimiento la había hecho más fuerte, sino también porque le había enseñado a confiar en sus propias habilidades, le dijo que podía continuar.

Al respecto, Ernest Hemingway dijo: “El mundo se rompe a todos y luego muchos son fuertes precisamente en los puntos quebrados”. Ante la adversidad, podemos derrumbarnos y quejarnos de lo sucedido o podemos aprovechar la situación para salir de ella y fortalecerte.

Un estudio más reciente de las universidades de Buffalo y California confirma que lo que no nos mata nos hace más fuertes. Estos psicólogos analizaron cómo 2.398 personas de entre 18 y 101 años enfrentaron situaciones estresantes y eventos traumáticos en sus vidas.



Descubrieron que aquellos que habían experimentado eventos negativos en la vida tenían una mejor salud mental y un mayor bienestar que las personas que habían lidiado con problemas actuales pero que no habían tenido problemas serios en el pasado.

Las personas que habían experimentado adversidades severas en el pasado mostraron menos angustia, no tenían síntomas de estrés postraumático y mostraron una mayor satisfacción con la vida. También manejaron aún mejor los problemas del presente.

No hay duda de que la adversidad es una excelente lección de vida. Por un lado, nos permiten poner a prueba nuestros recursos y, por otro, nos infunden confianza. Cuando tocamos fondo, la confianza que podemos recuperar es esencial para seguir luchando.

La regla del 40%

Los Navy Seals (unidades especiales de la Marina de los EE. UU.) Son famosos por su preparación física bastante exigente, que a menudo los lleva al límite de su fuerza. Según ellos, somos capaces de soportar mucho más de lo que pensamos e ir más allá de lo que pretendemos.

Estos soldados argumentan que cuando nuestra mente dice "basta", en realidad solo hemos alcanzado el 40% de nuestra capacidad. Por tanto, cuando creemos que ya no podemos seguir y estamos dispuestos a tirar la toalla, todavía tenemos un gran margen de posibilidad: un 60% más.

Por supuesto, estas cifras son orientativas, lo más importante es el mensaje de fondo: en determinadas situaciones, cuando estamos a punto de abandonar todo, lo que nos para y nos desmotiva no es la falta de energía, sino solo un bloqueo mental.


La regla del 40% es una herramienta muy útil cuando nos encontramos en situaciones difíciles porque nos ayuda a superar nuestros límites y cambiar de perspectiva, nos dice que podemos dar un paso más, y luego otro y otro ...


Newt Gingrich, un político estadounidense, no podría resumirlo mejor: "La perseverancia es el trabajo duro que haces después de que te cansas del trabajo duro que ya has hecho".

Por supuesto, esto no significa que debamos buscar la adversidad o resistir estoicamente contra los vientos y las mareas, pero cuando los problemas llaman a nuestra puerta, debemos estar preparados para aprender la lección y, sobre todo, saber que podemos confiar en nuestra fuerza.


 

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