Nunca compitas o compares con otros

Nunca compitas o compares con otros

Nunca compitas o compares con otros

Última actualización: 17 de abril de 2016

Nunca compitas con nadie, admira a los demás y aprende de ellos., este es mi consejo. Se dice que, en el año 1709, en el palacio del cardenal Ottoboni, tuvo lugar un torneo musical entre Georg Friedrich Haendel y Domenico Scarlatti. Tenían 24 años y tenían armas muy singulares: un clavicémbalo y un órgano.

Los dos contendientes estaban igualados, hasta que el órgano inclinó la balanza a favor de Handel. La rivalidad continuó, pero la admiración que uno sentía por el otro nunca murió. Scarlatti siempre hacía la señal de la cruz cuando escuchaba el nombre de Handel, en señal de respeto.



Esta anécdota sobre Handel y Scarlatti nos muestra que, si bien existió una rivalidad entre los dos músicos, esto no impidió que sobresalieran en su campo y se admiraran mutuamente. Uno debe amarse a sí mismo y ser lo suficientemente humilde para admirar a aquellos que tienen las mismas habilidades extraordinarias y que son dignos de reconocimiento.

“La única manera de progresar en la vida como una persona original y sin sentir la necesidad de competir con nadie es siendo uno mismo”.

-JC Cavallëro-

Nunca compitas con nadie, no es necesario

En la sociedad actual nos enseñan a competir desde pequeños. Casi parece que lo importante es superar a los demás en lugar de hacer las cosas bien. La competitividad está presente en muchos ámbitos de la vida y no solo en el deportivo: Estás compitiendo con otros por un trabajo, para obtener un ascenso, para tener más amigos o para estar entre los mejores en hacer negocios. Siempre hay nuevos concursos y concursos para encontrar lo mejor en algo.


Sin embargo, Desde hace tiempo, existen estudios que afirman que la colaboración consigue mejores resultados que la competencia, porque un grupo de personas que trabajan juntas y unidas pueden lograr mejores metas que una sola persona. Sin embargo, para poder trabajar en un grupo de personas, es necesario controlar el ego y esto requiere esfuerzo y un gran ejercicio de humildad.


“Aléjate de aquellos que tratan de menospreciar tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso. Las personas realmente grandes, en cambio, te hacen creer que tú también puedes convertirte en uno".

-Mark Twain-

La competitividad puede existir incluso con uno mismo, es decir, se puede ser competitivo para intentar superarse y alcanzar los objetivos. Sin embargo, incluso en este sentido es necesario actuar con cautela, porque un exceso de competitividad puede conducir a una sensación de frustración.

Creemos erróneamente que necesitamos ser reconocidos para ser amados y pensamos que si somos los mejores en algo, obtendremos ese reconocimiento y ese amor. Sin embargo, esta creencia es errónea, porque ganar no significa ser amado. Ganar es efímero, mientras que siempre llevaremos con nosotros lo aprendido en el proceso y una vez que hayamos conseguido nuestro objetivo.

Por esta razón, le recomendamos que Nunca compitas con otros, sino colabora con ellos.. Además, tenga cuidado de competir con usted mismo, ya que hacerlo en exceso conduce a la pérdida de confianza y la frustración.

Comparación y autoestima

En un momento preciso, la comparación puede aumentar la autoestima, aunque suele ser la forma de mejorarla la que implica más efectos no deseados.. Adoptar este hábito nos distrae de nuestras tareas, minimizando la motivación interna que nos puede dar.


Por ejemplo, si nos centramos en leer más libros que nuestros compañeros de trabajo y disfrutamos leyendo, el hecho de que compitamos y empecemos a leer casi por obligación probablemente hará que odiemos la lectura. Recuerda siempre: No compitas con nadie, ni siquiera en lo que te gusta, porque puedes terminar odiándolo.


Para evitar la competencia dañina, lo importante es seguir aumentando la autoestima y entender que todos somos únicos. y diferentes, porque ni siquiera las circunstancias en las que vivimos son las mismas. Estar desanimados porque otra persona compró una casa mejor que la nuestra o consiguió un trabajo mejor que el nuestro nos hace perder la perspectiva. Nuestra vida tiene metas diferentes a la de los demás, que se basan en lo que queremos y no en lo que otros han logrado.


Si somos capaces de gestionar nuestra autoestima de forma adecuada, podremos ver el lado positivo de las comparaciones y utilizarlas como motivación. en aquellas tareas que tenemos que realizar y que no nos gustan nada. A pesar de ello, hay que tener cuidado, porque la línea que separa la comparación positiva de la negativa es muy fina y es fundamental no sobrepasarla para evitar el perfeccionismo extremo.


“Un pájaro posado en un árbol nunca teme que la rama se rompa, porque su seguridad no está en la rama, sino en sus propias alas”.

-Adah Vigo-

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