Normalmente las personas más frágiles son las que menos lo demuestran

Normalmente las personas más frágiles son las que menos lo demuestran

Normalmente las personas más frágiles son las que menos lo demuestran

Última actualización: 16 2016 noviembre

Normalmente las personas más frágiles son las que menos lo demuestran. Chola se viste con armadura gruesa y regala sonrisas de admirable valentía y fortaleza muchas veces esconde un corazón de cristal que refleja y llora secretas amarguras, abismos de hondas tristezas que han quedado sin resolver.

La persona secretamente frágil es, la mayoría de las veces, increíblemente sensible. A veces, un pequeño acto de gratitud o bondad la llena de felicidad. Sin embargo, el más mínimo error o la más simple decepción experimentada la lleva a una desesperación sin límites. Es una hipersensibilidad que lleva a las personas frágiles a chocar a menudo con quienes les rodean.



“Si nos pinchas, no sangramos, y si nos haces cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenas, ¿no morimos? Y si nos haces mal, ¿no nos vengaremos?..."

(El mercader de Venecia - William Shakespeare)

Todos conocemos personas que, en la superficie, soportan todo el peso que la vida ha puesto sobre sus espaldas, pero no debemos equivocarnos: es solo porque llevan una máscara del color de la falsa totalidad. Llevan la armadura de los héroes de antaño. Sin embargo, basta tocar sus corazas para ver que están todos oxidados por los sufrimientos interiores, las lágrimas derramadas y escondidas.

Toda persona frágil esconde la sensibilidad de criaturas que, aunque sean sabias, tienen una fuerte necesidad de estima. Su piel es muy delicada y reaccionan a la menor alteración, a cualquier reproche o mala interpretación de un contexto que muchas veces perciben como amenazador.

Te proponemos que te sumerjas en el complejo tema de la fragilidad humana.


Personas frágiles y vulnerabilidad emocional

En primer lugar, necesitamos definir qué se entiende por fragilidad emocional. Ser frágil no significa ser débil en absoluto; sobre todo significa ver y comprender la realidad desde una perspectiva más íntima, desde el corazón. Sin embargo, esto también trae consigo otro aspecto más complejo: el de la vulnerabilidad emocional.


Para proteger su delicado interior, estas personas suelen armarse con diferentes armaduras. Los hay que demuestran un carácter fuerte y enérgico y marcan límites. Estas personas a menudo parecen estar en guerra con el mundo creado. Sin embargo, debe recordarse que aquellos que siempre están en guardia quedan agotados debido al desgaste psicológico y emocional.

Porque quien ve la vida como una continua autodefensa no hace más que acumular sufrimiento.

El frágil corazón que ha sido herido se vuelve sospechoso. Poco a poco va desarrollando un carácter quisquilloso que interpreta cualquier gesto como una ofensa. Una conversación banal se convierte en una batalla. Una oración pronunciada en cierto tono suena como un ataque. Tal como decía Leonardo da Vinci “donde hay más sensibilidad hay más martirio”.

No obstante, todos pueden canalizar esta fragilidad de forma creativa, sana y eficaz para limitar el sufrimiento.

Haciendo de tu propia fragilidad una fortaleza

Siempre ha sido así y es precisamente así como has tratado de sobrevivir hasta hoy. De niño, creaste un mundo de fantasía hecho a tu medida, porque no te gustaba lo que veías. Durante tu adolescencia llegaste a la conclusión de que nadie podía entenderte y por eso sentiste miedo. En la edad adulta, sentías que nadie te amaba como te lo merecías, por lo que al miedo se le sumó la ira.


"Sé comprensivo, porque cada persona que encuentras en tu camino se enfrenta a una batalla".

(Platón)

Has añadido varias capas protectoras a tu ser interior, desconectándote por completo de la única fuerza capaz de darte lo que necesitabas: tu autoestima. Tienes que entender que la vida no es un campo de batalla donde tienes que defenderte constantemente. Crecer, madurar y avanzar significa encontrarse contigo mismo para dejar de ver enemigos donde no los hay. Ahora te explicamos cómo hacerlo.


Aprende a sobrevivir en un mundo de alfileres

Las personas rechazan la fragilidad casi instintivamente. Al notarlo particularmente sensible implica una amenaza, por lo que optan por armarse. Sin embargo, el verdadero problema surge cuando, tras algunas malas experiencias, al miedo a ser lastimado nuevamente se le suma la ira y la búsqueda constante de un culpable.


  • Para evitar estos estados, debe ser capaz de mitigar la hipersensibilidad. Si sientes que tu entorno está tachonado de alfileres, tu piel fina y tu corazón sensible estallarán al menor roce.
  • Calma tu mente, porque muchas veces tu peor enemigo eres tú mismo. A partir de ahora, deja que el equilibrio more en tu palacio mental. No centres tu existencia en lo que otros hacen o dicen para sentirte aceptado. La única persona por la que tienes que ser aceptado es por ti mismo.
  • Esta visión exageradamente subjetiva de todo lo que te rodea hace que te pierdas en mil pensamientos obsesivos. Recuerda que las personas no te amarán por lo que eres, sino por lo que les haces sentir. Si siempre estás a la defensiva porque ves bolos en cada esquina, los llevarás a evitarte. No caigas en estos círculos viciosos.
  • Las personas sensibles encuentran canales adecuados para expresarse, por ejemplo por medio del arte, la pintura, la música, etc. Busca la mejor herramienta con la que canalizar tu sensibilidad: la necesitarás para desahogarte.

Finalmente, recuerda que ser sensible es una gran virtud, pero ser hipersensible es un defecto. Incluso si eres un poco más frágil y emocional que los demás, no hagas de esto una maldición. Ser frágil no significa ser débil, significa tener una percepción interna más intensa de lo que sucede a tu alrededor. Cuida tu autoestima y aprovecha esta habilidad.


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