No vives para trabajar, trabajas para vivir

No vives para trabajar, trabajas para vivir

No vives para trabajar, trabajas para vivir

Última actualización: 13 septiembre, 2016

Existe el mito generalizado de que “trabajar cada día más duro ayuda a forjar un mejor futuro profesional”. Es, de hecho, un mito porque, si bien tener largas jornadas de trabajo puede ayudar a mejorar los ingresos, con el tiempo esto solo sirve para desarrollar fatiga profesional y ganar menos en el trabajo.

El trabajo duro es visto por muchos como el camino hacia el éxito. Esto es en parte cierto, porque no hay muchas posibilidades de triunfar excepto a través del esfuerzo continuo. Sin embargo, nos equivocamos cuando pensamos que el trabajo duro implica necesariamente un "sobreempleo". De hecho, se ha demostrado que trabajar demasiado conduce a peores resultados..



“Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres normales. Sin embargo, no hay máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario”.

-Elbert Hubbard-

Lo peor es que muchos descubren esta gran verdad cuando ya es demasiado tarde. Cuando estás enfermo de estrés o cualquier otra enfermedad mental. Este descubrimiento también ocurre cuando las personas se dan cuenta de que, debido a su nivel de necesidad, han perdido momentos que nunca podrán recuperar. y a los que, racionalmente, nunca habrían renunciado.

Se enfrentan al divorcio por el distanciamiento emocional de su pareja o se dan cuenta de que sus hijos son mayores y nunca han jugado con ellos. Se despiertan un día y, en cuanto abren los ojos, los invade una profunda tristeza, un dolor que, al fin y al cabo, el dinero o la importancia social no curan fácilmente.

Las consecuencias de demasiadas horas de trabajo

La mayoría de las personas piensan que necesitan trabajar duro cuando son jóvenes para asegurar una buena jubilación. A pesar de esto, pronto se dan cuenta de que después de ocho horas diarias dedicadas a la misma actividad, la mente comienza a divagar y a perderse. Es muy difícil concentrarse en lo que está haciendo y, a veces, incluso tener un buen sueño reparador.



Con el tiempo, esos síntomas se convierten en malestar general.. Siempre nos sentimos tristes, llenos de angustia porque siempre tratamos de respetar todos nuestros deberes y nos invade la culpa porque no podemos hacer todo a la perfección.

Ahí es cuando te vuelves irritable.. Todo, o casi todo, es un arrepentimiento. Este mal humor se justifica diciendo y diciendo que somos gente seria, que nuestras metas son muy ambiciosas y que no se puede afrontar la vida siempre sonriendo a todo. Quizá también añade que "para eso existen los perdedores de tiempo idealistas".

Existe la sensación de que habrá tiempo para la vida personal. Tenemos la oportunidad de hacerlo aquí y ahora y no se la puede perder. Es obvio que hay que hacer algunos sacrificios, pero tus objetivos valen la pena. Sin darnos cuenta, nos convertimos en una pieza dentro del mecanismo de producción y estamos intercambiando nuestra salud y nuestra felicidad por dinero.. Dinero que planeamos usar cuando ya no seamos lo suficientemente jóvenes para hacerlo.

No vivas solo para trabajar

Estudio independiente ad uno en Bannai e Tmakoshi, el exceso de trabajo es la raíz de casi todos los problemas de sueño y enfermedades coronarias. También se ha encontrado que quienes trabajan en exceso corren un mayor riesgo de ser alcohólicos, desarrollar diabetes tipo 2 y sufrir síndrome de burnout.

Se mire por el lado que se mire, trabajar demasiado no trae nada bueno, salvo unos euros extra a final de mes que, sin embargo, no compensa lo que estamos haciendo con nuestra salud física y emocional.


La única salida posible de este círculo vicioso es la más obvia: trabajar menos. El límite de ocho horas al día y cinco días a la semana es justo, incluso si hay trabajos que deben hacerse un día menos. Si el cansancio físico, psíquico o emocional es demasiado alto, vale la pena considerar una jornada laboral de 6 horas como límite máximo.


Por supuesto, sabemos que no es fácil y que pueden surgir dos grandes obstáculos en el camino del cambio. Por un lado, el hecho de que muchos jefes no quieran que los empleados trabajen menos y, por otro, saber convencerse de que trabajar menos no es señal de debilidad, sino de inteligencia.

En cuanto al primer problema, puedes negociar organizando tu trabajo para completar la jornada laboral dedicando el número de horas propuesto para las tareas más difíciles y dejando las horas restantes para las más fáciles. En cuanto al segundo obstáculo, depende totalmente de ti.


Tres consejos clave para no trabajar en exceso

Para evitar que el trabajo se convierta en una actividad interminable, que consuma los mejores momentos de tu vida y arruine tu salud, aquí hay tres ideas que pueden ser útiles:

  • Es mejor ahorrar más y trabajar menos. En la mayoría de los casos, cuanto más ganas, más gastas. Por esta razón, nunca hay suficiente dinero. Si por el contrario decides apostar por un ahorro continuo y sustancial, los resultados obtenidos te sorprenderán. Tal vez necesites aprender a dejar de lado el placer de gastar y administrar mejor tus finanzas.
  • Escucha tu cuerpo. Ninguna enfermedad se presenta de repente, sino que se desarrolla poco a poco y envía muchas señales antes de manifestarse. No seas insensible a lo que dice tu cuerpo. Debe reconocer los signos de fatiga y prestarles la atención adecuada.
  • Reconoce y acepta tus limitaciones. La madurez comienza cuando uno es capaz de reconocer los límites de la realidad, comenzando por los propios límites. Tal vez quieras triunfar más que los demás, pero no puedes hacerlo a cambio de tu salud y bienestar. Dedicándote a tu trabajo con gusto, estableciendo un “hasta aquí” en tu jornada laboral, tendrás más posibilidades de alcanzar la excelencia en lo que haces. El dinero, aunque tarde un poco más, llegará con el tiempo.
Añade un comentario de No vives para trabajar, trabajas para vivir
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.