No esperes a tenerlo todo para disfrutar de la vida, ya tienes vida que te permite disfrutar de todo

No esperes a tenerlo todo para disfrutar de la vida, ya tienes vida que te permite disfrutar de todo

De niños disfrutamos inmensamente de la vida. Casi todo fue una fiesta, una oportunidad para descubrir, crecer, divertirse… Pero a lo largo de los años hemos sacrificado nuestra felicidad en el altar del deber. Nos enseñaron que teníamos que esforzarnos más, esforzarnos más, ir siempre más allá ... Nos dijeron que estar satisfechos con lo que teníamos era para conformistas ...


Nos han inculcado la idea de que nuestro valor no depende de quiénes somos, sino de lo que obtenemos. De esta forma hemos aprendido a fijarnos metas y a enfocarnos en ellas, a no rendirnos hasta haberlas alcanzado. Y así la vida, sin darnos cuenta, se ha convertido en una especie de salón en el que colgar nuestros trofeos. Nos hemos convertido en las víctimas perfectas del virus que infesta nuestra sociedad: el conclusismo.


Hay una prueba muy sencilla para determinar si tú también has caído en esta trampa: imagina tener que explicar quién eres a una persona que acabas de conocer en la calle. Esa persona solo tiene 30 segundos, por lo que debe elegir sus palabras con cuidado para obtener la imagen más precisa de usted. ¿Qué le dirías? Piensa un momento en ello.

Si menciona su profesión y las cosas que ha logrado en la vida, es probable que sea víctima del conclusismo. Seguro que las cosas que has logrado son parte de ti, pero pertenecen a tu pasado, no son tu presente y, sobre todo, no son tú.

Eres mucho más, eres tus pasiones, tus sueños, tus esperanzas, tus planes de futuro, las cosas que te gustan y las que no te gustan, lo que piensas, lo que amas, lo que te emociona y lo que desprecias, lo que rechazas.



¿Por qué es tan peligroso el conclusismo?

Vivir bajo la bandera del conclusismo significa vincular nuestra vida y felicidad al logro de ciertos objetivos. Es la tendencia a pensar que seremos mejores y más felices cuando obtengamos algo, pero siempre es en el futuro.

Evidentemente, el conclusismo contiene una trampa mortal, porque es imposible poner nuestra vida en stand by, el tiempo sigue pasando inexorablemente, aunque no lo aprovechemos y disfrutemos de la vida, aunque nos sigamos mintiendo repitiéndonos que mañana será mejor, que cuando hayamos logrado lo que tanto deseábamos seremos más felices, estaremos más relajados o podremos permitirnos ciertos "lujos".

Pero la verdad es que no es necesario tener todo para disfrutar de la vida, ya tenemos vida que nos permite disfrutar de todo. No hay motivo para posponer más la alegría, la alegría, el placer o la tranquilidad interior que la convicción, o más bien la urgencia, que sentimos de terminar algo que hemos empezado.

Esta convicción se basa en considerar la vida como una escalera de la cual cada escalón es una misión cumplida. Obviamente, la empresa está estructurada de tal manera que confirma esta imagen, solo piense en los diferentes grados que obtenemos a medida que avanzamos de nivel en la escuela. Sin embargo, a menudo lo que recordamos de esos años es ese profesor brillante, amigos o cómo nos divertimos. Por tanto, es comprensible que nos preguntemos si realmente estamos viviendo nuestra vida.

La vida es eso que pasa mientras estamos ocupados haciendo otras cosas

El concepto que tengas de la vida determinará cómo vivas y, sobre todo, con qué ánimo afrontarás las diferentes situaciones que te encontrarás en el camino. Esta no es una filosofía simple, este concepto tiene implicaciones muy prácticas en la vida cotidiana.



Me gusta pensar en la vida como un río que fluye continuamente y en el que se superponen muchos proyectos, objetivos y metas, pero todos terminan dejándose llevar por la corriente, formando nuestro pasado. Esto significa que la vida no es una carrera cuyo objetivo es la meta, no es una competencia que te permite determinar quién es el mejor, sino un flujo de experiencias, a veces placenteras, a veces no, pero siempre preciosas.

Aquellos que no comprenden la diferencia es probable que vivan constantemente apurados, siempre esperando "mejores momentos" que probablemente nunca llegarán, porque están pasando ahora mismo. La buena noticia es que tú decides cómo lidiar con ellos: en una carrera desgarradora hacia una meta inexistente o en una dulce fluidez donde cada experiencia cuenta.

Una reflexión de Charles Chaplin es particularmente esclarecedora a este respecto:

“Cuando realmente me amé a mí mismo, me di cuenta de que, en todas las circunstancias, estaba en el lugar correcto en el momento adecuado. Fue en ese momento que pude relajarme. Hoy sé que todo esto tiene un nombre ... estima.

Cuando realmente me amé a mí mismo, llegué a comprender que la angustia y el dolor emocional no son más que signos de que vamos en contra de nuestras propias verdades. Hoy sé que esto es ...autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que pasa contribuye al crecimiento. Hoy sé que esto se llama ... madurez.

Cuando realmente me amé, comencé a entender por qué es ofensivo intentar forzar una situación o una persona solo para lograr lo que quiero, aun sabiendo que no es el momento o que la persona (a veces yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de todo esto es ... respeto.



Cuando realmente me amé, comencé a deshacerme de todo lo que no era saludable: personas y situaciones, todos y todo lo que me deprimía. Mi razón inicialmente llamó egoísmo a esta actitud. Hoy lo llamo ...amor por uno mismo.

Cuando realmente me amé, dejé de preocuparme si no tenía tiempo libre y evité hacer grandes planes, abandoné los megaproyectos del futuro. Hoy hago lo correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi ritmo. Hoy sé que esto es ... la simplicidad.

Cuando realmente me amaba, dejé de querer tener siempre la razón y, de esta manera, me equivoqué muchas menos veces. Entonces descubrí ... humildad.

Cuando realmente me amé a mí mismo, dejé de cerrarme para revivir el pasado y preocuparme por el futuro. Ahora me quedo con el presente, que es donde se manifiesta la vida. Hoy vivo un día a la vez. Se llama ... plenitud.

Cuando realmente me amé a mí mismo, me di cuenta de que la mente puede atormentarme y engañarme. Pero cuando lo pongo al servicio del corazón, es un aliado válido. Y esto es… saber vivir!"

No debemos tener miedo de cuestionarnos a nosotros mismos ... incluso los planetas chocan y las estrellas nacen del caos.

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