No es suerte: es constancia, esfuerzo y sacrificio

No es suerte: es constancia, esfuerzo y sacrificio

No es suerte: es constancia, esfuerzo y sacrificio

Última actualización: 18 de diciembre de 2016

No es suerte ni un capricho del destino. Si llegué a donde estoy y a ser dueño de lo que tengo fue gracias a los valores que no necesitan espectadores: constancia, esfuerzo y sacrificio. El verdadero éxito es ser feliz con las personas que amas y sentirte orgulloso de ti mismo por lo que has logrado.

Vivimos en una sociedad en la que el triunfo personal a veces es visto con recelo y desconfianza. Si alguien ha conseguido llegar a donde quería es porque terceros han movido los hilos necesarios para que así sea. Ciertamente no podemos negar que sucede a veces. Sin embargo, el verdadero talento existe y no deja de ser una disciplina marcada por la tenacidad, la perseverancia y la paciencia.



Cuando hablamos de éxito, no nos referimos solo al triunfo profesional. Hablamos también de personas que alcanzan el bienestar ideal con la pareja soñada, con la familia, con los amigos y con capacidad para afrontar cualquier dificultad con valentía y optimismo. Ni siquiera en estos casos la suerte ha movido los hilos.

¿Por qué la verdadera felicidad y el triunfo en la vida son el resultado de una sabia perseverancia que conoce su lucha. Esa sabia perseverancia que da todo de sí misma por lo que ama, por lo que sueña y anhela lograr. De hecho, y estamos seguros de ello, cada día miles de personas guardan silencio sobre sus sacrificios y esfuerzos personales sin necesidad de hacerlos públicos.

Este es el verdadero talento, el que no conoce sacrificios ni golpes de suerte del destino...

La perseverancia mueve montañas

Confucio dijo una vez que aquellos que mueven montañas comienzan por quitar las piedras más pequeñas. El éxito en cualquier área de la vida, de hecho, viene de la persistencia. Gracias a esa perseverancia que integramos a nuestro ser como una necesidad extra, como alguien que respira, como alguien que sale a caminar todos los días calzando sus viejas zapatillas soñando con recorrer un kilómetro más.



Anders Eriksson, un famoso psicólogo de la Universidad de Florida, explica que las personas que logran el éxito o el triunfo no tienen ningún tipo de célula que las diferencie de las demás. Está claro que no "todos somos buenos en todo". En cualquier caso, hay quienes saben armonizar una serie de dimensiones básicas que les permiten, sin duda, conseguir lo que se proponen:

  • Manejo adecuado de las emociones, tenacidad, perseverancia, esfuerzo y resistencia a la frustración.
  • Además, las personas que poseen estas características no dependen de motivaciones externas. Saben motivarse, conocen sus límites y explotan sus habilidades.

También hay que tener en cuenta que hay mucha gente con talento. De hecho, todos somos buenos en un área específica. Sin embargo, aunque en este mundo no falta la inteligencia, a veces es la constancia y la fe las que fallan. A veces las cicatrices y zancadillas que nos hace la propia sociedad duelen mucho, así como nuestras actitudes limitantes.


Paul Bloom, profesor de psicología de Yale, nos dice que la empatía está sobrevalorada. Todos pretendemos intentarlo, pero en realidad son muy pocos los que logran conectar con las realidades personales y emocionales de los demás. De hecho, hay un aspecto que resulta curioso: es más fácil empatizar con el dolor ajeno que con la felicidad ajena.


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