No es necesario lastimar para enseñar o sufrir para aprender

No es necesario lastimar para enseñar o sufrir para aprender

No es necesario lastimar para enseñar o sufrir para aprender

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Para enseñar la belleza de la vida, no se necesitan gritos, malas palabras o actitudes ásperas. No hay necesidad de sufrir para saber a qué sabe la felicidad; de ser así, la felicidad aparecería como una estrella inalcanzable.

Si tu infancia estuvo marcada por una educación autoritaria y severa, sabrás por ti mismo que, lejos de obtener resultados positivos, los métodos demasiado duros dejan a menudo la huella de numerosas carencias afectivas, cariño insuficiente y falta de reconocimiento en el alma.



El arte de educar se teje a través del cariño, las emociones y la aguda sabiduría de quienes entienden que enseñar es aprender dos veces, y que aprender debe ser siempre un placer.

Hay quienes creen que el mejor aprendizaje viene del sufrimiento. En realidad, es una idea bastante extrema que no se puede aplicar a la ligera. Haber sufrido ciertamente nos enseña el valor de ciertos aspectos, nos permite descubrir estrategias y muchas veces nos orienta sobre el camino correcto a seguir.

Bueno, aunque en la vida el aprendizaje viene del tiempo y de la experiencia, la posibilidad de partir de una base sólida y segura como es una infancia feliz -durante la cual aprender a construir vínculos fuertes y duraderos- significará estar a mitad de camino. Enseñar no se trata sólo de transferir conocimientos y reglas. Para enseñar no hace falta sufrir ni recibir gritos ni reproches: enseñar es educar a las emociones para ser fuertes en la vida.

Enseñar es el arte de despertar la curiosidad.

Parece obvio que nadie puede conocer la receta para dar a sus hijos una felicidad auténtica y duradera. Bueno, una cosa que no hay que olvidar es que para educar hay que comprender, intuir y sobre todo “construir”.



La felicidad, el respeto y la alegría también son claves para aprender sobre la vida, ya que nos enseñan a ser fuertes, nos ayudan a comprender por qué vale la pena luchar y, sobre todo, qué vale la pena tener presente en la vida.

Quien no ha conocido la felicidad en su infancia solo puede mirar la vida con desconfianza y miedo Durante los primeros años de vida, el sufrimiento no enseña nada: más bien limita el correcto desarrollo del niño. no lo olvides

  • Crecer con miedo llevará a vivir bajo altos niveles de estrés y ansiedad. Los excesos de cortisol en el cerebro impiden que el cuerpo se desarrolle correctamente, dificultando la optimización del aprendizaje.
  • El aprendizaje adquirido a través de métodos severos no deja huellas, sino cicatrices imborrable en el alma. Cada emoción negativa que el niño interiorice en su propia mente y corazón, conducirá a una carencia y una herida en el adulto del mañana.
  • Para enseñar, no es necesario imponer, no es necesario alzar la voz o prohibir: lo que se necesita es la capacidad de despertar la curiosidad. Paulo Freire dijo que enseñar no se trata de transferir conocimientos, sino de crear las posibilidades de producir y construir conocimientos. Y esto solo se puede lograr poniendo en acción una adecuada Inteligencia Emocional, a través del respeto y el cariño sincero que se debe brindar siempre al niño.

Para enseñar hay que educar el corazón

A menudo nos esforzamos por enseñar a los niños conceptos que podrían estudiar por sí mismos a través de libros o en Internet, y que probablemente no les sirvan en el futuro. Los esfuerzos deben estar enfocados en enseñarles a amar, a ser libres, a reflexionar, a conocerse a sí mismos.



De poco servirá educar a los niños en matemáticas y geografía, si no se cuida primero de su felicidad, de la importancia de aprender qué es la empatía o cómo gestionar los momentos de ira y tristeza.


Si bien es mucho más fácil enseñarle a un niño las tablas de multiplicar que desarrollar su autoestima, todos debemos comprometernos a hacerlo a través de estrategias como:

  • Promover siempre la educación democrática en el hogar, donde el diálogo y la comunicación sea posible, y que se base en unas reglas que el niño pueda entender claramente. No se trata sólo de imponer, sino de dejar claro que en el hogar, como en la sociedad o en la vida de todos, existen límites y responsabilidades.
  • Siempre mantén eso en mente los primeros años de la vida de un niño echarán raíces sobre su manera de entender el mundo en el futuro. A través del llanto, el miedo, el sentirse incomprendido, el niño se convertirá en un adulto que intentará "defenderse" constantemente del mundo.
  • Respeta el lenguaje emocional de tus hijos, entender cómo lidia con la ira, la tristeza, cómo reacciona frente al resto de la gente. Proporcionarles un ambiente basado en la confianza, donde no existan sanciones arbitrarias, bromas o ironías.

Cuando eduques, ten siempre presente la alegría de vivir, utiliza el refuerzo positivo y acércate a tus hijos como alguien que sabe comprender, proteger y al mismo tiempo fomentar la independencia, la madurez y la felicidad.


 
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