Miedos aprendidos: los miedos que nos inculcan los demás

Miedos aprendidos: los miedos que nos inculcan los demás

Nuestros miedos son en su mayoría aprendidos. En algunos casos, los padres o antecedentes transmiten una serie de miedos ausentes al nacer. ¿Hay alguna manera de deshacerse de estas sombras angustiosas?

Miedos aprendidos: los miedos que nos inculcan los demás

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

No nacemos con ciertos miedos por naturaleza; a saber, que los miedos aprendidos no son parte del registro cerebral que heredamos con evolución. Hay miedos que surgen de las proyecciones de los demás, especialmente las de los padres.



Algunas angustias las vemos reflejadas en las personas que nos rodean y, de un modo u otro, nos impresionan con la misma intensidad. Todo esto se explica por un hecho tan fascinante como esclarecedor.

Como otros seres vivos, también el hombre está programado para aprender del contexto de pertenencia con el propósito de sobrevivir. Por ejemplo, si nuestro padre le tiene miedo a los perros, pronto aprenderemos que estos animales son figuras de las que debemos defendernos.

Según el psicólogo John B. Watson, todos los miedos que manifestamos son aprendidos, no innatos. Aunque algunos no estén de acuerdo con esta afirmación, es evidente que llegamos a la edad adulta con muchos más miedos de los que nacemos.

Advertencia: Hablando de "miedos" no nos referimos únicamente al miedo a las arañas, a las alturas, a las ratas oa los payasos. 

Gran parte de nuestro bagaje de miedos está definido por entidades invisibles, como el miedo al disgusto, al fracaso, al abandono oa la traición… Adquirimos muchas de estas dinámicas especialmente a través de las relaciones sociales.

Miedos aprendidos: qué son y cómo eliminarlos

Woody Allen dice que nuestros miedos son los amigos más confiables que tenemos: nunca nos engañan por otra persona y, en última instancia, ¿qué seríamos sin ellos? Ciertamente fharíamos grandes cosas si nos sacáramos un poco de encima los miedos.



Sin embargo, ahí están, listos para invadir el cerebro con inseguridades que limitan nuestro potencial desde una edad temprana. ¿Por qué pasó esto?

Los miedos aprendidos también son fruto de nuestra evolución. Para adaptarse al contexto, no basta con responder a este instinto innato que nos empuja a mantenernos al margen de la oscuridad o huir de los depredadores. Necesitamos adquirir nueva información, datos que nos permitan movernos con éxito en la vida cotidiana.

El problema surge porque los miedos aprendidos casi no sirven y no son prácticos, ya que son consecuencia de procesos irracionales.

Un claro ejemplo de este aspecto es lo informado anteriormente: padres que transmiten el miedo a los perros, gatos, etc. a sus hijos. Esto demuestra cómo los miedos cognitivos y sociales aprendidos tienen algún impacto en los mecanismos filogenéticos más antiguos del condicionamiento del miedo.

Cómo y por qué se produce el condicionamiento del miedo

Para sufrir el condicionamiento de los miedos y vivirlos en nuestra piel no basta con que alguien nos diga “esto es peligroso, te puede hacer daño”. Por ejemplo, los bebés todavía no entienden las palabras, pero aún pueden absorber los miedos de sus padres. ¿Cómo? A través de las conductas, comportamientos y expresiones de los adultos.

Los comportamientos de nuestras figuras de apego son fundamentales y constituyen la base sobre la que se asienta el bienestar, la confianza y la sensación de seguridad o, por el contrario, la ansiedad y los miedos.

Esto es evidente en contextos atravesados ​​por conflictos armados. Los niños más pequeños pueden desarrollar miedos a sonidos o imágenes específicos. simplemente al presenciar las reacciones de sus familiares.


Además, no olvidemos que los niños son expertos en el lenguaje no verbal. Por ejemplo, si ven a su papá o mamá reaccionar con miedo ante la presencia de un gorrión, entonces aprenderán a ver a estas aves como un peligro.


Aprender a temer lo que temían nuestros antecesores también forma parte de nuestra herencia cerebral

A estas alturas, cualquier persona podría decir que los miedos adquiridos pertenecen a quienes son incapaces de racionalizar estas sensaciones.

Esto significa que la esperanza sería llegar a la edad adulta y comprender que muchas de estas angustias de los padres no son lógicas ni útiles.

Sin embargo, deshacerse de los miedos es cualquier cosa menos fácil. No es como deshacerse de un peso que llevamos sobre nuestros hombros. El estudio realizado por la Universidad de Columbia sugiere un aspecto importante: los miedos aprendidos son parte de nuestra herencia cerebral, una forma de aprendizaje social para la que estamos programados.


Áreas de nuestro cerebro, como la amígdala, la corteza prefrontal medial y el surco temporal superior están asociadas con la cognición social del miedo.

Entonces, por mucho que nos gustaría deshacernos por completo de la sombra de esos miedos que hemos adquirido con el tiempo, no podemos lograrlo a corto plazo. Estos matices de miedo irracional son ahora una parte integral de la base neural. 

¿Cómo podemos deshacernos de los miedos aprendidos?

Después de todo, tener miedo es normal. Es un mecanismo que ha asegurado nuestra supervivencia. Sin embargo, como todos sabemos, muchos de nuestros miedos son irracionales y pueden surgir en un momento en que dejamos que decidan por nosotros y permitimos que dominen nuestras vidas.

¿Cómo, entonces, gestionar los miedos aprendidos? Ciertamente no es suficiente "mostrar coraje". Estamos ante una dimensión a la que llevamos tiempo ofreciendo refuerzos; Ante esto, solo quedan dos medidas por tomar: racionalizar y atacar.


Además, debemos filtrar estos miedos con lógica y entender que nos los han transmitido otros y que no sirven para nada.

Finalmente, debemos acercarnos a estos estímulos amenazantes, exponiéndonos poco a poco a ellos, pero siempre bajo la supervisión de especialistas en la materia. Solo así podremos deshacernos de ese alambre de púas que delimita nuestra existencia y nuestro potencial humano. Tengamos eso en mente.

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