Mejorar las habilidades de escucha

Mejorar las habilidades de escucha

En este artículo, presentamos algunas técnicas que pueden ayudarlo a mejorar sus habilidades de escucha. Descúbrelos y aplícalos en la vida cotidiana.

Mejorar las habilidades de escucha

Última actualización: 30 de diciembre de 2020

Todos sabemos la importancia de escuchar y probablemente muchos de nosotros pensamos que lo hacemos bien, pero ¿realmente es así? ¿Se puede entrenar y mejorar la escucha activa? En este artículo revelaremos algunos secretos para perfeccionar nuestra habilidad y descubrir todos los beneficios que podemos obtener si decidimos mejorar la escucha, es decir, la escucha activa.



¿Qué es la escucha activa? Este término fue acuñado en 1942 por Carl Rogers, un psicólogo estadounidense, durante el desarrollo de algunos de los aspectos más importantes de su enfoque centrado en la persona. Desde entonces el significado de este término se ha ampliado y se ha difundido considerablemente en la psicología y la filosofía del lenguaje.

La escucha activa es un acto que realizamos de forma voluntaria, por lo que requiere de nuestra atención y de nuestra intención. Es un aprendizaje y, como tal, podemos adquirirlo y perfeccionarlo. La escucha es activa porque requiere nuestra participación., por lo que implica compromiso y concentración. No nos estamos refiriendo, por tanto, a una actividad pasiva.

¿Qué significa escuchar?

Los científicos Roger y Farson (1979) describen la escucha como una cualidad capaz de generar cambios en la vida de los demás, así como confianza, cercanía, seguridad y empatía. Es por tanto una herramienta fundamental, a pesar de que la ciencia nos dice que las personas solo recuerdan entre el 10 y el 25% de todo lo que escuchan.

Escuchar significa centrarse en el otro, en aquellos que han decidido compartir con nosotros su experiencia, su vida o sus problemas. La escucha activa requiere compromiso, no es una tarea fácil, por lo que debemos decidir cuándo queremos o podemos escuchar activamente al otro.



Cuando ponemos esta herramienta en acción, debemos silenciar las voces dentro de nosotros. Debemos eliminar los remordimientos, los sentimientos de culpa, las prisas, los nervios, para dedicarnos al 100% al acto de escuchar.

La escucha activa requiere comprensión, pero no requiere una respuesta. La escucha misma anima al interlocutor a seguir hablando. Quien se siente escuchado recibe una invitación a continuar, un estímulo para abrirse y compartir con los demás lo que lleva dentro. Escuchar también requiere paciencia, que a su vez puede perfeccionarse.

Mejorar las habilidades de escucha: ¿quiénes son los enemigos de la escucha activa?

Existen barreras que dificultan la escucha activa. Algunos de los más importantes son:

  • Creencias: nuestras creencias afectan la forma en que percibimos las palabras de nuestro interlocutor. Escuchar a alguien que no comparte nuestras ideas puede generar tensión y/o rechazo. Sin embargo, al practicar la escucha activa, nos enfocaremos solo en el otro y no en nosotros mismos.
  • expectativas: lo que esperamos del otro o de la situación nos lleva a escuchar de un modo u otro. ¿Cuántas veces te has desconectado de la conversación porque ya sabías cómo iba a terminar? ¿Por qué adivinaste lo que te iban a decir? Las expectativas no permiten la escucha activa ya que nos distraen de lo realmente importante, que es la comprensión de los demás.
  • Abilità: cada uno de nosotros nace con diferentes habilidades (potenciales). Algunos son mejores para escuchar, otros para comunicarse, otros son buenos en ambos y otros no son particularmente buenos en ninguno de los dos. Escuchar requiere aprendizaje y entrenamiento, por lo que es “como un deporte” que todos podemos practicar y mejorar.
  • Actitud: ¿cuál es mi actitud ante una conversación que no me interesa? ¿Frente a alguien con quien no quiero estar pero tengo que hacer? Escuchar es un ejercicio de voluntad que requiere paciencia y actitud.

Mejorar las habilidades de escucha

Para mejorar las habilidades de escucha activa es importante:



  • No interrumpas.
  • Presta atención al lenguaje corporal y visual.
  • Mantener el contacto visual.
  • No juzgues ni interpretes lo que nos dicen; sólo escucha.
  • Percibir tanto las palabras como los gestos y movimientos del hablante. El lenguaje no verbal también comunica y debe ser escuchado.
  • Parafrasear de vez en cuando o resumir lo que se nos dice para asegurarnos de que entendemos su significado.
  • Dar retroalimentación de vez en cuando; es decir, hacer gestos afirmativos con la cabeza como asentir de vez en cuando para comunicar que sigues escuchando.
  • La regla de las tres R - recibir, reflexionar y resumir - nos ayuda a mejorar en este sentido.

Recuerda que todos nacemos con el sentido del oído, pero necesitamos perfeccionar la habilidad de escuchar. Escuchar es un gesto; además, requiere fuerza de voluntad. El beneficio de sentirnos escuchados nos motiva a mejorar nuestra voluntad y aprender de los demás.


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