Los perros nunca mueren, descansan cerca de nuestro corazón

Los perros nunca mueren, descansan cerca de nuestro corazón

Los perros nunca mueren, descansan cerca de nuestro corazón

Última actualización: 20 2015 noviembre

Nunca pidió nada a cambio. Sólo un amor que no conoce egoísmos, sólo una caricia nada más llegar a casa, una mirada cómplice, un rinconcito en el sofá. Los animales no saben nada del pasado y del futuro, pero entienden e interiorizan ese lenguaje universal que a veces olvidamos: le emozioni.

Afrontar la muerte de un animal nos provoca sentimientos similares a los que experimentamos cuando una persona nos abandona. Sabemos que esta frase, así llamada, será incomprensible para muchos, porque muchas personas desconocen lo que los animales pueden representar para nuestras vidas. Sin embargo, estas personas probablemente no estén leyendo este artículo.



El vacío que provoca la pérdida de gran parte de nuestra felicidad es un abismo que antes llenaban nuestros amiguitos con la felicidad cotidiana, formando parte de nuestra rutina y, en ocasiones, de nuestra desahogo personal.

Eran los más fieles cómplices de nuestras caricias, nuestros amados compañeros que se tendían a los pies de la cama. El primero en levantarse y el último en dar las buenas noches. Eran parte de la casa y supieron reconocer la tristeza en nuestras miradas, aun cuando tratábamos de ocultarla.

¿Cómo no sufrir tal pérdida? El vacío que dejan nunca se puede llenar. Serán esos recuerdos en las fotografías que, aunque dolorosos, poco a poco dejarán espacio en la memoria para emociones únicas, que harán la vida más rica, más plena.

Hoy trataremos este tema. Hablemos de cómo afrontar la muerte de nuestros amigos de 4 patas.

1. Siéntete libre de llorar y expresarte

Hay quienes no tienen el coraje de decir que, si tanto sufren, es porque han perdido a su fiel amigo de 4 patas. No importa si es un perro, un gato o un caballo.



Es un ser vivo que formaba parte de tu vida cotidiana, de tu corazón; así que no tengas miedo de expresar el dolor que sientes. Es cierto que no todo el mundo podrá entenderte, pero hay quienes podrán.

Para aquellos que no lo entiendan, no es su problema. Tu realidad es tuya, y como tal debe ser, debes sentirla, tratarla, vivirla y gestionarla. Es el mismo dolor que con cualquier otra pérdida, habrá una fase de negación, de ira, de tristeza y, finalmente, de aceptación.

llora todo lo que quieras y siempre tener en cuenta al resto de la familia. Cuida a los niños y deja que ellos también expresen sus emociones, responde todas sus preguntas y deja salir todo el sufrimiento que están viviendo.

Nombra cada emoción, expresa con tus propias palabras lo que sientes y, sobre todo, evita una cosa: sentirse culpable. Hay momentos en que muere un animal, nos preguntamos qué más podríamos haber hecho por él si nos hubiésemos equivocado en algo.

Evita obsesionarte. Has hecho todo lo posible y ten por seguro que tu amigo peludo siempre llevará consigo el cariño que le diste. Su vida fue plena y todo gracias a ti. 

2. Acostúmbrate a la vida cotidiana

Es lo más difícil. Nuestro perro, nuestro gato, eran parte integral de nuestra rutina, nuestras sombras, nuestros cómplices, nuestros espías y nuestros pequeños engañadores de abrazos, juegos y caricias.

Debes saber que lo más difícil es manejar el dolor de tener que aceptar la vida cotidiana sin tu amigo. Haz las cosas que siempre hiciste y NO evites los que te lo recuerdan. 



Si te sentaste en el sofá con él cuando llegaste a casa, sigue haciéndolo. Si lo llevaste al parque a dar un paseo, continúa manteniendo este hábito por unos días. Será una forma de saludarlo, para despedirme, siempre recordándolo. Piensa en cómo te recibió, en cómo caminó a tu lado. Recuerda esos maravillosos momentos y deja espacio para los nuevos hábitos diarios que adoptarás.


Sonríe cuando pienses en él. No te quedes en el sufrimiento de los últimos días, sino con las emociones que tu amiguito siempre supo regalarte. Las cosas que te hicieron más humano, más personas, en nombre de aquellos que les han enseñado lo que es el amor verdadero e incondicional.

3. Tu amigo no puede ser reemplazado

No intente reemplazar inmediatamente al perro fallecido con otro animal. Cada perro es único e irrepetible y tu próxima mascota también lo será.


Tu perro, tu gato, son únicos, por su carácter y por todo lo que te han dado: dejarán una huella en tu corazón y en tu memoria para siempre.

¿Crees que los perros van al cielo? Estoy seguro de que llegan allí antes que cualquier hombre. 
Robert Louis Stevenson

Imagen cortesía de K. Lewis, Pascal Campion

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