Los pensamientos obsesivos limitan la vida

Los pensamientos obsesivos limitan la vida

Los pensamientos obsesivos limitan la vida

Última actualización: 28 de junio de 2017

Los pensamientos están siendo un elemento importante de nuestra vida, porque nos permiten darnos cuenta de cómo nos sentimos y actuamos. Nos ayudan a reflexionar y dar sentido a nuestras experiencias diarias. El problema surge cuando estos pensamientos se vuelven obsesivos y limitan nuestras acciones. No todo lo que pensamos nos ayuda, de hecho, los pensamientos muchas veces se vuelven tóxicos.

Hay algunos pensamientos que, en lugar de ayudarnos, nos bloquean y producen sentimientos como la ansiedad y el agotamiento. Por ejemplo, imagina una persona que no deja de pensar si ha cerrado o no la puerta del coche: sigue pensando insistentemente, aunque la puerta esté cerrada. Aprender a gestionar los pensamientos repetitivos puede ser importante para recuperar el bienestar emocional.



Pensar demasiado es agotador

Solemos reflexionar sobre nuestras preocupaciones tratando de encontrar una solución a nuestros problemas. De esta forma, descubrimos nuevos puntos de vista que nos ayudan a gestionar con más tranquilidad lo que nos sucede. Sin embargo, este proceso natural de reflexión interna no siempre sale como esperamos y, en lugar de hacernos ver las cosas con más claridad, nubla nuestro juicio, haciéndonos entrar en una espiral de pensamientos negativos que se repiten una y otra vez.

Los pensamientos se vuelven intrusos en nuestra mente y, si pensamos demasiado en ellos, terminan convirtiéndose en obsesiones que limitan nuestras acciones. Esta necesidad de reflexionar sobre lo que nos preocupa puede surgir en cualquier situación. Por ejemplo, cuando estamos trabajando, cuando vamos de compras o cuando nos cepillamos los dientes. Sin darnos cuenta, pueden ocupar toda nuestra mente, afectando también a nuestro estado de ánimo.


 ¿Qué son los pensamientos obsesivos?

Los pensamientos obsesivos son ideas repetitivas, recurrentes e involuntarias generalmente enfocadas en preocupaciones, miedos o ansiedades que nos impiden centrar toda nuestra atención en el momento presente. La ansiedad y el estrés son la principal causa de estos pensamientos, que también afectan a nuestros comportamientos.


Imagine una persona que no puede quitarse de la cabeza que tiene una infección. No hará más que lavarse constantemente y evitar ciertos lugares que considera sucios. Pensamientos negativos también pueden presentarse como imágenes mentales que se repiten varias veces sin control. Se crea una especie de círculo repetitivo del que es difícil salir.

Es como ser golpeado por un huracán de pensamientos que continuamente giran alrededor de sí mismos, con una fuerza abrumadora. Este proceso puede ser tan intenso que resulta adictivo: cuanto más intentamos dejar de pensar, más pensamientos obsesivos surgen.

¿Es normal tener este tipo de pensamientos?

Un trastorno de ansiedad intenso o un período prolongado de estrés pueden causar pensamientos invasivos que interfieren temporalmente con nuestras actividades diarias. Tener pensamientos negativos que provocan miedo o duda es común a todas las personas y en determinados momentos de su vida. Dependiendo de cómo nos relacionemos con estos pensamientos, se volverán obsesivos.

Un pensamiento se vuelve patológico cuando empezamos a creer lo que pensamos, sin cuestionarlo. Por ejemplo, imagine una madre que piensa que su hijo puede ser secuestrado. Si se descarta la idea, es un pensamiento intrusivo, porque no se le da importancia. Si bien todos podemos tener tales pensamientos, por lo general son típicos de las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo.


Tipos de pensamientos obsesivos

Las personas que padecen Trastorno Obsesivo Compulsivo o simplemente aquellas que están pasando por un período de intensa ansiedad pueden experimentar varios tipos de pensamientos obsesivos. Aquí hay ejemplos de pensamientos obsesivos comunes en personas con este tipo de trastorno.

  • Preocupaciones de enfermarse, infecciones o no sentirse lo suficientemente limpio.
  • Necesidad de organizar todo de una manera específica, obsesión por el orden y la simetría.
  • Pensamientos relacionados con el miedo de dejar la puerta abierta, el gas encendido, que los ladrones puedan entrar a la casa y robar.
  • Pensamientos sexuales que tienen que ver con agresión, violencia, etc.
  • Miedos y sentimientos que ponen en peligro la integridad física de uno mismo o de los demás, relacionados con poder hacer o recibir daño a los demás.

Las consecuencias de los pensamientos obsesivos

Estos pensamientos se retroalimentan y crean consecuencias negativas en la vida de las personas. Por ejemplo, si un hombre está obsesionado con tener que revisar constantemente su trabajo, es probable que nunca esté satisfecho y, por lo tanto, siempre llegue tarde a casa debido a su obsesión.


Algunas soluciones que se intentan adoptar o las consecuencias que provocan los pensamientos obsesivos son:

  • Evite hacer algo por miedo: cuando una situación nos provoca miedo, podemos evitar salir de casa, coger el coche, tocar objetos que consideramos sucios, etc. Esto limita nuestra vida diaria y nos impide vivir con normalidad.
  • Revisar repetidamente algo para sentirse seguro: esta es una compulsión típica del Trastorno Obsesivo Compulsivo. Cuando cerramos la puerta de la casa o del coche y comprobamos 10 veces que está cerrada, estamos poniendo en práctica una compulsión que nos tranquiliza en el momento, pero que, en realidad, no hace más que alimentar la ansiedad y la obsesión.
  • Procrastinar las actividades a realizar: el pensamiento “lo haré en otro momento” puede terminar imposibilitando el desarrollo de nuestras actividades. Por ejemplo, imagina que quieres arreglar las plantas pero te aterra encontrarte con una araña allí. Estás tan obsesionado que, al final, no haces esa actividad que tanto te gustaba.
  • La necesidad de que todo sea perfecto: la perfección es enemiga del bien y, por ello, podrías perder el sentido de las cosas en el intento de conseguir algo imposible. Por ejemplo, una persona que se obsesiona con el trabajo perderá momentos importantes para convivir con su familia, ya que solo se concentrará en sus obligaciones laborales.

5 pasos para liberarte de pensamientos obsesivos

Aceptar el pensamiento obsesivo en lugar de querer ahuyentarlo

Cada vez que trates de ahuyentar los pensamientos obsesivos, solo les darás más fuerza, repitiéndose incesantemente. Imagina poder observarlos de forma desapegada, como si fueran coches cruzando una carretera. De esa manera, no te aferrarás a ellos a través de la aceptación.


posponer los pensamientos

Al dejar de lado tus pensamientos para un momento posterior, engañarás al cerebro para que, en realidad, el pensamiento pierda intensidad y se desvanezca. Una frase que puedes decirte a ti mismo es la siguiente: “Lo pensaré más tarde”.


Pon límites a tus obsesiones

No dejes que tus obsesiones te controlen, sino aprovéchalas. Para ello, cada vez que te sientas obsesionado, dite a ti mismo "¡Basta!". En voz alta, para bloquear el pensamiento.

Planifica tus obsesiones

Programa tus pensamientos obsesivos, por ejemplo, piensa en el miedo de cuatro a cinco de la tarde. De esta manera, mantendrás la situación bajo control, en lugar de dejarte abrumar por pensamientos negativos.

Practica una técnica de relajación.

Practicar algunas técnicas de relajación, como la respiración profunda o la relajación progresiva de Jakobson, cuando la ansiedad te invada, te ayudará a neutralizar las obsesiones.

Los pensamientos obsesivos pueden interferir con tu vida y hacer que pierdas el control. Si empiezas a aceptarlos y cuestionarlos, será más fácil manejarlos. Recuerda que somos mucho más que nuestros problemas: si aprendemos a distanciarnos de ellos, seremos libres de las cadenas y preocupaciones excesivas que amargan nuestra vida.

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