Los hermanos mayores: superhéroes y amigos cariñosos

Los hermanos mayores: superhéroes y amigos cariñosos

Los hermanos mayores: superhéroes y amigos cariñosos

Última actualización: 18 agosto 2017

Los hermanos mayores siempre son un poco superhéroes, aunque hay quien dice (con razón) que también son muy desleales a veces. Esta posición especial de ser el primogénito suele traer consigo muchos privilegios, pero también una buena cantidad de peso o dificultad adicional. Con el primer hijo, los padres aprenden, muchas veces por práctica y error, la ardua tarea de la crianza y, con ella, hasta los más pequeños aprenden a “ser grandes”.



Los primogénitos abren el camino a los hijos que llegarán después. Tendrán que ir al colegio por primera vez, solos, y luego decirles a los hermanos cómo afrontar el primer día o estarán atentos para salvarlos de cualquier peligro si comparten el mismo centro educativo. Enseñarán a los más pequeños a jugar o a hacer una trenza perfecta. Marcan el camino.

"El primero que nace en cualquier familia siempre sueña con un hermano imaginario que lo cuide"  

-Bill Cosby-

Los hermanos mayores suelen convertirse en una especie de extensión de la figura paterna y materna, todos juntos. Son, de alguna manera, responsables cuando sus padres no están presentes, pero como tampoco lo están, también terminan siendo amigos cariñosos y encubridores de fechorías.

Los hermanos mayores y el cuidado de los pequeños 

Lo primero que inculcan muchos padres a sus hijos mayores es que sean un ejemplo para los más pequeños. Esto, en términos simples, significa que estarán más vigilados y que habrá menos tolerancia hacia sus acciones. El hermano mayor tiene que correr riesgos primero; también está obligado a acompañar a otros para cuidarlos y, más o menos, responder por ellos.



Hoy en día las leyes son más estrictas de respetar, pero hasta hace unas décadas no era raro que un niño de 8 años cuidara a un niño de 5. Ciertamente varía de una familia a otra, pero en casi todas ellas , los padres tienden a confiar al niño la mayor parte de la responsabilidad de criar a los más pequeños. Esto le da una autoridad especial, pero también provoca tensión y, a veces, angustia.

Un primogénito que se siente abrumado por la responsabilidad o tratado injustamente con los demás puede desarrollar una variedad de problemas de carácter. Puede descargar sobre los pequeños la carga excesiva que lleva sobre sus hombros o, si tiene mucho miedo a sus padres, luchará por aniquilarse antes que comprometer el crecimiento de los hermanos.   

Es común que los niños mayores desarrollen miedo a romper las reglas., especialmente cuando los padres les recuerdan con frecuencia que es su trabajo hacerlas cumplir. Por esta razón, los hermanos mayores tienden a ser más conservadores y maduran más rápido. No asumir una responsabilidad que ha asumido o que le ha sido impuesta puede generar un fuerte sentimiento de culpa. Por otro lado, así como los padres les dan más responsabilidades, también deberían recompensarles más por llevarlas a cabo.

Lo que solo saben los hermanos mayores

Solo los hermanos mayores pueden sentir y comprender lo que se siente en ciertas situaciones. Para los demás hermanos, siempre serán un poco sus superhéroes. No hay duda de que a veces se aprovechan de su posición, pero también son los salvadores que aparecerán de vez en cuando para salvar al pequeño de una perdición. Sus hermanos los adoran y los odian al mismo tiempo. Sin embargo, independientemente de la circunstancia, se convierten en un referente.



Estas son algunas realidades que las hacen únicas:

  • Incluso como adultos, otros hermanos esperan que actúen como guardianes o protectores.
  • Deben aprender a renunciar a juguetes, libertades y caprichos por sus hermanos menores.
  • No aceptan fácilmente que los pequeños les ganen o les superen en algo.
  • Saben, en el fondo, que fueron los "conejillos de indias" de varios experimentos fallidos de sus padres.
  • Se conceden el derecho de martirizar a los pequeños, pero nunca se lo permitirán a un extraño.
  • Alardean ante sus hermanos menores de los derechos que adquieren cuando llegan a la adolescencia.

Los hermanos mayores merecen escuchar un "gracias" de parte nuestra, desde el fondo de sus corazones.. Actuaron como colchón ante el peligro y nos ofrecieron un salvavidas en innumerables ocasiones a lo largo de nuestra infancia. Pudimos confesarles un grave error y sirvieron de puente para mediar con nuestros padres. Nos defendieron, nos cuidaron y nos estimularon. Fueron, sin duda, uno de los pilares sobre los que pudimos crecer.


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