Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia

Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia

Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia

Última actualización: 01 octubre, 2016

La indiferencia llega en una relación de pareja de forma lenta pero implacable. Es un silencio amargo en el que vive la incertidumbre, la nostalgia de lo que antes era la cotidianidad y la complicidad y que, ahora, echamos de menos.

Las relaciones "mueren" por muchas razones, eso lo sabemos bien, y estamos seguros que toda ruptura implica un altísimo nivel de sufrimiento, para el que nadie está preparado. A pesar de esto, podríamos decir que es precisamente ese vacío, esa actitud pasiva y fría por parte de la otra persona hacia nosotros, por lo general, lo que desencadena mayor desesperación y ansiedad.



Por lo general, el amor tiene tres enemigos: la indiferencia, que nos quita poco a poco el oxígeno, la indecisión, que nos impide avanzar, y la decepción, que acaba con todo en un instante.

Cada uno de nosotros puede reaccionar de cierta manera ante el rechazo o la traición, pero ¿cómo podemos lidiar con el vacío emocional de la indiferencia? No es fácil, y por eso siempre tratamos de encontrar una razón, una razón que explique esa distancia emocional. Incluso si, en realidad, No siempre hay una explicación detrás del final de un amor, a veces simplemente se apaga., se ahoga como un sol poniente que se queda sin aliento...

La indiferencia tiene efectos secundarios graves

Una pareja, como cualquier organismo vivo que necesita sus propios nutrientes vitales, necesita fortalecer su estructura, su relación. Todo ello se consigue gracias a esos pequeños ritos cotidianos, impregnados de complicidad, en los que quedan registrados los gestos que nos unen, las palabras que nos hacen más fuertes, las caricias que nos ayudan a reconocernos y los espacios comunes habitados por una necesidad de cercanía. físico y emocional.



A pesar de ello, a veces, casi sin saber por qué, hacemos uso del silencio o decidimos no intervenir, entregando al otro la responsabilidad de hacer, decir y actuar. Empezamos a dar por sentado los sentimientos e incluso las respuestas a preguntas que ya no hacemos. Poco a poco se priorizan los pequeños detalles y se descuidan los aspectos más importantes.

Si hablamos de un experto en relaciones, es casi inevitable nombrar a John Gottman y su teoría de los "cuatro jinetes del apocalipsis" para explicar las razones que empujan a una pareja al abismo del desapego.

No te sorprenderá saber que, entre estos pilares, además de la crítica, el desprecio y la actitud defensiva, también se encuentra la “indiferencia”, esa conducta evasiva que nos hace mirar hacia otro lado y que crea grandes abismos de incertidumbre. Todo lo que, todo este vacío emocional y esta frialdad emocional tienen graves consecuencias que ambos cónyuges deben conocer.

  • El comportamiento indiferente de nuestra pareja provoca sobre todo perplejidad y miedo. El amor entre dos personas necesita la seguridad de unos afectos y unos hábitos con los que sostener el vínculo.
    • Cuando nuestras expectativas de ese vínculo ya no se cumplen, surge la incertidumbre y la inquietud. Dos dimensiones a las que nuestro cerebro reacciona con estrés y ansiedad emocional.
    • Cuando ya no recibimos esa reciprocidad emocional, ese intercambio delicado y perfecto en el que las respuestas del otro nos tranquilizaban y nos hacían más fuertes, nos quedamos "paralizados". Estamos esperando, esperando que la situación cambie, un comportamiento agotador y destructivo.
    • Si cometemos el error de interpretar la indiferencia como algo que “nosotros mismos hemos desatado”, perdemos aún más el control de la situación. Nuestra autoestima cae en picado y acabamos en un estado de vulnerabilidad muy peligroso.


    Ya no siento dolor, ahora mi corazón está más seco que nunca porque se ha resignado. Ahora siento sólo indiferencia, que es la falta de sentimientos más absoluta y angustiosa.


    Cómo lidiar con el vacío emocional

    Como suele decirse, la indiferencia mata y, aunque muchos la definen como una conducta pasiva que, poco a poco, se va abriendo camino en la relación de pareja, en realidad no es del todo cierto. El vacío emocional es un enemigo muy activo que hay que identificar cuanto antes para evitar que arraigue y destruya para siempre el vínculo, la unión con la persona que amamos o con nosotros mismos, ya que perdemos la autoestima.


    • Una relación de pareja sobrevive sólo si hay satisfacción personal y, al mismo tiempo, reciprocidad. Si estamos bien, podremos invertir en nuestra pareja, porque damos lo que recibimos.
    • Cuando se rompe ese círculo armonioso de reciprocidad, esto afecta inmediatamente la calidad del compromiso, la pasión y la intimidad de la pareja.
    • En una relación, basta que uno de los dos sea indiferente, para que la indiferencia se sienta, se toque y se sufra. De nada sirve esperar a que las cosas mejoren, de nada sirve crear falsas esperanzas. Se debe tomar acción.

    A veces basta con hacer pequeños cambios, llegar a un acuerdo para romper la monotonía en la que muchas veces acaban las relaciones. Cualquier esfuerzo hecho para salvar la relación no es suficiente. Sin embargo, si somos plenamente conscientes de que ya no hay amor o que esa situación duele más que alegra, es necesario tomar la distancia adecuada.


    No vale la pena ser prisioneros del desamor, de los sueños rotos de dos desconocidos que lo han dado todo y que al final se quedan sin nada. La indiferencia duele y desorienta, pero, con el coraje de alejarnos cuando lo necesitamos, cuando todavía somos capaces de recordar cuidarnos, el tiempo hará que sane.

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