Las heridas de nuestro pasado emocional

Las heridas de nuestro pasado emocional

Las heridas de nuestro pasado emocional

Última actualización: 21 de marzo de 2015

Siempre es bueno saber cuándo termina una etapa en la vida. Si insistes en aferrarte a él más tiempo del necesario, perderás la alegría y el sentido de todo lo que te rodea. Cierra los capítulos pasados ​​y deja ir los momentos de la vida que ya no están.  

No podemos vivir el presente lamentando el pasado, ni seguir preguntándonos por qué. Lo que pasó pasó, y hay que dejarlo pasar, liberarse. No podemos ser siempre niños, ni adolescentes sobredimensionados, ni empleados de empresas inexistentes, ni quedarnos atados a quienes no quieren ser nosotros. 



Las cosas pasan y hay que dejarlas ir. 

Paulo Coelho

Ul día te invade ese sentimiento que te hace pensar en todo el tiempo perdido, minutos que nunca recuperarás… y es precisamente en esos momentos cuando nos damos cuenta de que nuestro tiempo es lo más preciado. Porque el tiempo es vida. Lo único que no vuelve. 

Es normal recordar el pasado, lo dañino es vivir con heridas emocionales abiertas. Son estas heridas las que nos impiden caminar, las que no nos dejan disfrutar del presente y de lo que tenemos.

El vértigo emocional

Aferrarnos a la idea de que cualquier momento pasado fue mejor nos enferma y nos asegura sufrimiento emocional en el presente. Nos impide avanzar, liberarnos. Entramos en pánico y nuestros ojos se empañan.

Y así aparece el mareo. Pero no cualquier mareo: los emocionales. Esas que nos impiden mirar atrás y cerrar etapas, sanar heridas y dejar de meter el dedo en la herida. 

 

limpiar el pasado

Hay gente que piensa que mirar atrás es una pérdida de tiempo, que no es necesaria una “limpieza interior” y que lo más importante es vivir el presente. De esta manera, los restos de nuestro pasado emocional se acumulan cada vez más, creando una montaña de dolor cada vez mayor.



Para que te hagas una idea, es como si una persona alérgica al polvo pusiera todo el polvo de su casa debajo de la almohada, pensando que así dejará de ser alérgico. 

Es bueno deshacerse de las cadenas que nos mantienen atados y no que no hacen más que ensanchar nuestras heridas. Sin embargo, lo que eres y tienes hoy, se lo debes a tu pasado. Tanto lo bueno como lo malo.

Y recuerda que incluso si tratas de ignorar tu pasado, no puedes escapar de él. Al ignorarlo, solo estás permitiendo que las experiencias negativas del pasado dominen tu presente. Esto quita experiencias positivas y, además, duele. Muy mal.

Sanando las heridas presentes de nuestro pasado emocional

Superar nuestros miedos y dejar atrás el pasado es la única forma de cerrar la puerta y que ese monstruo no entre más en nuestras casas.  

Vale la pena intentar curar las heridas del pasado, deshacernos de ese peñasco que nos pesa y ser conscientes de lo que nos duele. 


Libérate de las cadenas y suelta el pasado, como si fuera un globo aerostático; míralo mientras se dirige hacia el cielo y lo pierdes de vista, sonriendo y sintiendo una gran paz interior.  

¡Lo dejó ir!

Si no te hace feliz… DÉJALO IR

Si no te ilumina ni te hace crecer… DÉJALO IR

Si se queda, pero no te hace mejor… DÉJALO IR

Si te hace sentir seguro y te ahorra el esfuerzo de mejorar… DÉJALO IR

Si te impide reconocer tus éxitos.... DÉJALO IR

Si no tiene nada que ver con quien eres ahora… DÉJALA IR


Si no te empuja a hacerlo mejor… DÉJALO IR

Si dice, pero no lo hace… DÉJALO IR

Si no hay lugar en su vida para ti… DÉJALO IR

Si trata de cambiarte… DÉJALO IR

Si impone su "yo"... QUE SE VAYA

Si hay más desencuentros que acuerdos... DÉJALO IR

Si simplemente no mejora tu vida... DÉJALO IR

SUELTA… la caída será mucho menos dolorosa que el dolor de aferrarte a lo que HA SIDO, PERO YA NO ES. 

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