Las arrugas de toda una vida

    Las arrugas de toda una vida

    Las arrugas de toda una vida

    Última actualización: 21 de marzo de 2015

    En el fondo de sus ojos se esconden miles de batallas, unas fruto de violentas tempestades, otras de serenas brisas.

    Sus alumnos son el tesoro de toda una vida, guardan los secretos de su camino, de sus pasos y de sus metas.

    Y sus pestañas, tan sólidas ya la vez tan sensibles, cuentan cuando tuvieron que soportar el peso de ríos de lágrimas, y cuando fueron cegadas por los rayos del sol.



    Lo seguro es que, cuando nos miran, abren de par en par las puertas de sus corazones, como si un puente invisible nos conectara con ellos. A veces están protegidos por una coraza o un muro, que sólo pueden atravesarse con las armas del cariño y la ternura; otras veces, sus puertas ya están abiertas y están listos para recibirnos, con un beso o abrazo de bienvenida.

    Sus bocas, silenciadas por los años, no tienen prisa por hablar, y cuando lo hacen, la sabiduría envuelve sus palabras. Incluso si no siempre aceptamos sus consejos de buena gana. Si los escuchamos, aprendemos mucho. Nos dan lecciones de vida, nos hacen descubrir sus matices.

    Sus arrugas, los pliegues formados por la experiencia y los sentimientos, por la contundencia de los hechos y por las cicatrices dejadas por sus heridas y éxitos, han ido creciendo a lo largo de los años como un signo que los caracteriza.

    Arrugas llenas de esfuerzo, arrugas llenas de sentimiento. Arrugas dibujadas como cadenas que han tenido que soportar el peso del sufrimiento. Arrugas rebosantes de amor, rebosantes de vida.

    Su piel ha sufrido las heridas más profundas que podamos imaginar. Algunas ya se han curado por completo, pero otras han quedado en forma de cicatrices y, cuando las tocamos con los dedos, pueden desencadenar una avalancha de emociones.



    Sobre sus hombros llevan el peso de la pérdida de aquellos con quienes habían formado lazos indisolubles, que ni la distancia física ni psicológica pueden borrar. Los recuerdan a través de una sensación que emerge de la piel y va directo al corazón.

    Sus manos son los cimientos y herramientas de su vida, junto con sus pies, los que han dejado su huella, los que los han sostenido en su camino.

    Un camino sinuoso, tortuoso, inestable, lleno de peligros y obstáculos, que han superado con una fuerza indescriptible.

    Pero también un camino lleno de flores, aire fresco y dulzura, que disfrutaron momento a momento, con la sensibilidad de su mirada.

    Sin embargo, a veces lo olvidamos. Los olvidamos...

    La voz de la experiencia oscilando entre el silencio y la protesta, corazones valientes que resisten a pesar de las tormentas que han tenido que atravesar. Lleno de enseñanzas, lleno de sabiduría.

    Son los héroes de nuestro pasado y de su presente, que nos hacen reflexionar sobre el hecho de que todo es posible si lo queremos. Que la vida deja marcas en la piel, pero también en el alma; signos fríos y calientes, que con su contraste nos hacen sentir la vida.


    Quienes son

    Mayores, el otoño de la vida. Sus ojos y sus arrugas los traicionan...

    Aquellos que en el pasado te tomaron de la mano, te sostuvieron cuando tropezaste y te enseñaron a cuidar las semillas después de plantarlas, para que dieran fruto.

    Y aquí están ahora, junto a ti o lejos. esperando tu amor y los tuyos sonrisas


    Cuando los conozcas, escúchalos: sus palabras pueden ser la salvación de tus sueños.

    Cuando los encuentres, entiéndelos: incluso en el silencio, porque su silencio está lleno de significados.

    Cuando los encuentres, abrázalos.. Porque un abrazo, sincero y sentido, es una caricia al alma.

    Y recuerda: un día tú también serás héroe de tu presente y del pasado de los que vienen.

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