La pasión es la energía que da alas a los sueños.

La pasión es la energía que da alas a los sueños.

La pasión es la energía que da alas a los sueños.

Última actualización: 03 de marzo de 2017

A veces la monotonía y la rutina ponen freno al “sabor de la vida” y nos llevan, sin quererlo, a apagar la chispa que nos da la alegría de vivir día tras día. Cuando realizamos actividades con pasión, se convierten en fusibles que se encienden para que nuestra existencia sea apasionante y tenga sentido. Por ejemplo: ¿has notado que si haces las cosas con pasión el tiempo pasa mucho más rápido?



La pasión es un sentimiento que destaca por ser muy intenso y profundo. Puede invadir todo el cuerpo, paralizando nuestros pensamientos. Genera satisfacción y felicidad por esa actividad que estamos realizando. No se fija en el tiempo ni en las obligaciones, sino que nace sin forzar la actividad en la que estamos inmersos. Es como si, al principio por sorpresa, nos invadieran sentimientos indescriptibles de felicidad y satisfacción.

Por ejemplo, imagina a ese chico que, cuando juega al fútbol, ​​lo vive con tanta intensidad que se olvida de todo lo demás o esa mujer que cuando salta a la pista cambia de expresión y empieza a divertirse de verdad. Tener pasión por algo significa abrazar el propio movimiento y su significado, manteniendo el deseo íntimo de repetir aquellas acciones que dan alegría extrema y felicidad interior.

Cultivar la motivación para conectar con la pasión.

La motivación es un componente psicológico que nos permite orientar, mantener y completar nuestras conductas. Para que aparezca la pasión primero debemos entender qué aspectos de nosotros mismos son los que nos motivan y nos empujan a seguir adelante. La motivación será un factor clave para poder conectar con nuestra pasión.



La pasión es un ingrediente que despierta la perseverancia y la motivación. Nos invita, como si fuera nuestro combustible, a mantener vivas nuestras metas y sueños, ya no tirar la toalla a las primeras de cambio. Sin pasión ni ganas no hay energía para hacer lo que nos gusta y no podemos obligarnos a nosotros mismos a tomar medidas. Su ausencia nos convierte en esclavos de la nostalgia.

Normalmente, podemos hablar de dos tipos de motivación: la extrínseca y la intrínseca. La motivación extrínseca ocurre cuando practicamos una actividad no para nuestra propia satisfacción directa, sino para lograr resultados que nos brinden un beneficio. En este caso, rara vez hay una verdadera pasión en lo que hacemos. Por ejemplo, hablamos de todas aquellas actividades asociadas a nuestro lugar de trabajo que no nos gustan: las hacemos porque nos pagan a cambio.

La motivación intrínseca, en cambio, aparece cuando practicamos una actividad simplemente por la satisfacción de realizarla, sin esperar algo a cambio más allá de lo que nos da la actividad. Es más, la posibilidad de elegir es, en general, uno de los secretos que abre las puertas de la motivación intrínseca: esta libertad alimenta el entusiasmo. Es entonces cuando podemos tomar el impulso y sentirnos en control de nuestra voluntad para explorar lo que más nos hace disfrutar y nos hace más felices.

La pasión aparece cuando entramos en contacto con nuestro niño interior

Conectar con nuestras pasiones no siempre es fácil, porque a medida que nos hacemos adultos también empezamos a asimilar creencias que nos limitan y nos alejan de nuestra esencia más natural y espontánea. Algunas veces nos olvidamos de nuestros sueños y deseos y nos dedicamos a una vida rígida, dejándonos llevar por las obligaciones diarias.


Algo que nos puede ayudar a emocionarnos es traer de vuelta al presente a nuestro niño interior, que vive dentro de cada uno de nosotros y de la que somos responsables. ¿Recuerdas cómo eras? ¿Qué te gustó o qué te emocionó? Por ejemplo, tal vez te gustaba jugar en la playa y hacer castillos de arena o te encantaba armar rompecabezas e inventar historias.


Necesitamos escuchar al niño que una vez fuimos y que todavía existe en nosotros. Este niño es capaz de comprender los momentos mágicos. Sabemos cómo ahogar su llanto, pero no podemos silenciar su voz.


-Paulo Coelho-

Añade curiosidad e interés a lo que haces, como si fuera la primera vez que te comprometes profundamente con lo que te gusta y te hace sentir bien. Solo así combatirás la pereza y el odio que proviene de una agenda apretada. Si aún no has encontrado algo que te apasione, entonces puedes seguir tu curiosidad buscando diferentes actividades que despierten las emociones de las que hablábamos antes.

Aprende y cultiva tu pasión todos los días.

La pasión se puede cultivar y aprender si rescatamos la atención que dedicamos a nuestros deberes y compromisos. Entonces, si aún no has encontrado algo que te apasione, puedes seguir tu curiosidad hasta encontrar diferentes actividades que te hagan sentir esa emoción de la que hablábamos antes.

En este redescubrimiento, tendrás que explorar tu mundo interior y atender tus necesidades más profundas. La pasión da alas a los deseos y aspiraciones. No importa el tiempo que necesites, todavía tienes tiempo para encontrar esas fuentes de emoción positiva que con el tiempo se han hundido en la paja de tu granero de libertad. Empieza a darle importancia a tus sueños, porque son el timón que puede gobernar y dar sentido a tu vida a partir de ahora..


Llegué sin saber cómo. Luego lloré un rato y luego viví… sin olvidar llorar y aprender a reír. Porque reír es muy divertido.

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