La forma en que caminamos determina nuestros pensamientos

    La forma en que caminamos determina nuestros pensamientos

    Cuando estamos tristes, este estado de ánimo se refleja en nuestro cuerpo a través de una serie de cambios sutiles: la expresión de nuestro rostro cambia, los hombros se hunden, la espalda se dobla ligeramente y nuestros movimientos son más lentos. Asimismo, incluso cuando nos sentimos felices lo expresamos con nuestro cuerpo y cambiamos la forma en que nos movemos.

    Por lo tanto, los investigadores de la Universidad Witten Herdecke en Alemania se preguntaron si podemos volvernos más positivos simplemente cambiando la forma en que caminamos. Sin pensarlo dos veces se pusieron manos a la obra. Reclutaron a 39 voluntarios y les dieron una lista de palabras positivas y negativas para leer. Después de leer, todo el mundo tiene que caminar en una cinta.



    Mientras caminaban, los investigadores observaron la postura y los movimientos de cada participante. En este punto, algunos recibieron instrucciones sobre cómo caminar, por ejemplo, el modo "feliz" implicaba mover los hombros hacia atrás, tener los brazos más relajados, la cabeza en alto y el cuerpo equilibrado. A los demás se les dio direcciones opuestas, de modo que adoptaron el andar típico de los que se sienten tristes y deprimidos.

    Después de 8 minutos de práctica con la cinta, se pidió a todos que recordaran la mayoría de las palabras de la lista que habían leído. Así se pudo observar que quienes habían adoptado un andar "alegre" recordaban un mayor número de palabras positivas, mientras que quienes habían adoptado un estilo "triste" recordaban palabras negativas. En particular, aquellos que adoptaron el "modo feliz" recordaron tres veces más palabras positivas.

    Estos hallazgos confirman investigaciones previas y sugieren que cuando nos sentimos tristes y deprimidos tenemos una tendencia a enfocarnos en los aspectos negativos de la situación y recordar los eventos más dolorosos, lo que se conoce como un "estado de ánimo depresivo". Cuando hemos entrado en este estado de ánimo, nos hundimos en un ciclo de negatividad que es muy difícil de abandonar, es como si estuviéramos usando lentes grises para ver el mundo a través de ellos, sin darnos cuenta.



    Sin embargo, el lado interesante del experimento es que simplemente cambiando la forma en que caminamos podemos romper este círculo vicioso. De hecho, este no es el primer estudio que muestra que pequeñas variaciones en nuestra postura o expresiones pueden hacernos más o menos felices. Por ejemplo, sabemos que al fingir sonreír, nuestro estado de ánimo mejora. ¿Porque?

    La explicación es simple: nuestro cerebro monitorea constantemente nuestro cuerpo y nuestros movimientos, es lo que se conoce como "cognición encarnada", un modelo teórico según el cual nuestros estados de ánimo y pensamientos no solo se reflejan en el cuerpo sino que afectan también a nuestro estado de ánimo y nuestra mente. Es una relación de dos vías. Por eso, cuando sonreímos o adoptamos una postura relajada, estamos enviando un mensaje muy claro a nuestro cerebro: nos sentimos cómodos, somos felices.



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