Inteligencia emocional: 9 preguntas

Inteligencia emocional: 9 preguntas

Inteligencia emocional: 9 preguntas

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 14 de diciembre de 2021

Aristóteles decía que cualquiera puede enfadarse, ya que es algo muy sencillo. Sin embargo, enojarse con la persona correcta, en el grado correcto, en el momento correcto, con el propósito correcto y de la manera correcta es realmente difícil. Todo reside en la inteligencia emocional.

Hablamos de la gestión adecuada de nuestras emociones y de muchas otras perturbaciones de las que muchas veces nos vemos atrapados.



Sin embargo, ¿sabemos realmente de qué estamos hablando? Con este artículo queremos aclarar algunos conceptos típicos de la inteligencia emocional y reflexionar sobre el tema.

Inteligencia emocional

1. ¿Qué es la inteligencia emocional?

¿Ser emocionalmente inteligente significa estar motivado para todo, tener una autoestima alta o un optimismo excesivo? La respuesta es no. Sin embargo, a la luz de la lectura de este concepto por parte de algunas personas, ser emocionalmente inteligente significa tener este colorido conjunto de atributos.

Se repite constantemente lo importante que es aumentar la autoestima, la inteligencia emocional, el autoconcepto, etc. En última instancia, sin embargo, solo sabemos que hay muchas habilidades que debemos adquirir, pero no sabemos cómo lograrlas o cómo se relacionan entre sí.

Esto se debe muchas veces al desconocimiento del concepto de inteligencia emocional; ¿Es una capacidad (como argumentan Salovey y Mayer) o un conjunto de características que debemos poseer y esforzarnos por desarrollar como facetas de la personalidad, la motivación y la emoción (como cree Goleman)?

2. Considerar la inteligencia emocional como un conjunto de características

Esta última definición, que es la más extendida, tiene el inconveniente de "obligar" a la persona a convertirse en un ser "totalmente emocional", que no diferencia sus capacidades emocionales de la empatía, la constancia, el optimismo, la motivación...


Esta perspectiva, por tanto, nos permite delinear al ser humano de una manera muy global: en función de cómo nos relacionamos con nuestras emociones, ¿tenemos una personalidad u otra? ¿Nos gustaría que pensaran eso de nosotros? Evidentemente no y este es el primer punto que crea confusión.


Si logramos comprender y ser críticos con este punto, evitaremos el revoltijo o revoltijo de consejos y pautas para ser más inteligentes emocionalmente que no sabemos interiorizar. En definitiva, se trata de hacerlo nuestro en su totalidad para conseguir una cierta estabilidad emocional.

Por estas y otras razones, parece que es más deseable entender la inteligencia emocional desde el punto de vista de Salovey y Mayer, en otras palabras: “La inteligencia emocional implica la capacidad de percibir, evaluar y expresar una emoción; la capacidad de acceder a los sentimientos y/o crearlos cuando facilitan los pensamientos; la capacidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; la capacidad de regular las emociones para promover el crecimiento emocional e intelectual”.

3. ¿Por qué se ha extendido tanto este término en los últimos años?

La sociedad está "despertando" porque investigadores, formadores y medios de comunicación han puesto el acento en el concepto de inteligencia emocional, lo que le ha permitido llegar a todo el mundo y permear una empresa tradicionalmente acostumbrada a castigar las emociones.

Tendemos a pensar que sentir emociones nos hace menos efectivos, fuertes y capaces cuando tenemos que tomar decisiones y pasar por nuestra vida. Sentimos, como hemos aprendido, que no existe superioridad moral de la razón en relación con las emociones. De hecho, esta escisión es ficticia, ya que no es posible separar emociones, pensamientos y sentimientos.


4. ¿Qué papel juegan las emociones en nuestra vida diaria?

Las emociones juegan un papel fundamental. Simplemente no podemos concebir una vida apática. Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, las emociones son la base de todas nuestras actitudes. Si reflexionamos un momento, nos damos cuenta de que ni los sueños carecen de emoción, de hecho muchas veces solo podemos recordar las sensaciones que nos provocaron.


Se puede decir que sentimos tanto como pensamos y que cualquier situación genera en nosotros una emoción. Esto afecta lo que proyectamos a los demás, las decisiones que tomamos, los caminos que recorremos...

5. ¿Qué errores solemos cometer?

Por lo general cometemos el error de rechazar las emociones negativas, por dolorosas o molestas que sean. Rechazarlos significa ignorarlos y culpar a otros cuando los prueban. Esto ocurre muy notoriamente con un niño que tiene rabietas y solemos decir frases como "no llores", "estás exagerando", transmitiendo así el mensaje de que "las personas fuertes no lloran ni se desmoronan".

6. ¿Son saludables las emociones como la tristeza y la ira?

Sí. Esta afirmación puede resultar desconcertante, pero debemos darnos cuenta de que emociones negativas como la la tristeza y la ira no son malas para la salud, sobre todo si nos presentan una misión concreta.

Reprimir las emociones nunca es bueno. Cada emoción tiene algo que decirnos y, en realidad, no podemos ocultarlo. Para aclarar este punto, tomemos un ejemplo muy clarificador: una persona alérgica al polvo nunca podrá ocultar el polvo debajo de la alfombra creyendo que no le causará ningún síntoma.


7. ¿Cuáles son las consecuencias de no comprender nuestras emociones?

No extraer correctamente la información que nos proporciona nuestro sistema emocional supone equivocarnos en nuestras decisiones y consideraciones. Desconociéndonos, rechazándonos, reprimiéndonos y hasta castigándonos.

Ly las emociones están presentes en todo momento, por lo que cuanto más adecuadas sean nuestras estrategias, más activos y resolutivos seremos. Nuestro bienestar general depende de nuestra salud psicológica y física.

8. ¿Qué papel juegan las emociones en el lugar de trabajo?

El mundo del trabajo está cambiando. No se nos juzga solo por lo “inteligentes” que somos académicamente o por nuestra formación y experiencia, sino también por cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. En otras palabras, el uso que hacemos de la inteligencia emocional.


Nuestro rendimiento depende en gran medida de la forma en que gestionamos nuestras emociones y las de los demás. Esto es lo que Goleman, el padre divulgador de la inteligencia emocional, identifica con las habilidades emocionales. Porque determina la flexibilidad y la adaptación al puesto de trabajo, ser emocionalmente inteligente garantiza un mayor éxito que la habilidad tradicionalmente definida como "inteligencia".

9. ¿Qué aspectos quedan sin resolver en relación con este tema?

Aún nos queda mucho por aprender, por ejemplo que nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes necesitan recibir desde la escuela una educación emocional de calidad. Para que se produzca una verdadera revolución, también los adultos debemos prestarnos a reaprender la comprensión y el manejo de nuestras emociones. En consecuencia, es muy importante hablar del universo emocional en los medios de comunicación, en los anuncios, etc.

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