insomnio duerme mal, inadecuadamente; el sueño no es reparador y se caracteriza por la dificultad para conciliarlo y mantenerlo, o uno se despierta demasiado temprano. Los casos más agudos incluyen a aquellas personas que no pueden dormir toda la noche. Aproximadamente el 50% de las personas han intentado, al menos en algunas ocasiones, luchar contra el insomnio. Actualmente, el 10% de las personas sufren de insomnio crónico. Sin embargo, cabe destacar que el insomnio es casi siempre síntoma de algo diferente. Se estima que el 95% de los casos de insomnio son provocados por alteraciones o trastornos psicológicos, mientras que solo el 5% restante sería por problemas orgánicos. Como puedes imaginar, el número de quienes padecen insomnio está aumentando cada vez más, debido al estrés inherente a las condiciones de vida modernas propias de las grandes ciudades, donde la lucha con los factores económicos y el tiempo aumentan considerablemente la tensión a la que estás sometido. . Otras causas que no deben subestimarse son los momentos de estrés repentino, enfermedad, síndrome obsesivo compulsivo, psicosis o consumo de drogas. Sin embargo, las causas más comunes son: depresión y ansiedad. Cuando la persona está ansiosa, tiene problemas para conciliar el sueño, mientras que la persona deprimida generalmente se despierta temprano en la mañana y tiene dificultades para volver a dormirse. Naturalmente, quienes padecen insomnio lo padecen a lo largo del día, ya que comienzan a experimentar dificultades en su desempeño provocadas por problemas de concentración, deterioro de la memoria, irritabilidad y agresión. Curiosamente, aunque las personas informan experimentar fatiga diurna debido a la falta de sueño, los estudios polisomnográficos muestran que no hay un aumento en los signos fisiológicos de somnolencia, lo que sugiere que la sensación de fatiga puede ser puramente subjetiva. Entre los diferentes tipos de insomnio, destaca el insomnio por su cronicidad primario. Esta se caracteriza por su duración que va más allá de un mes, la influencia que tiene en el desempeño de la persona y porque no es consecuencia de enfermedades crónicas o consumo de sustancias. Las personas con insomnio primario suelen tener una combinación de dificultad para dormir y se despiertan con frecuencia durante la noche. Al mismo tiempo se quejan de que no han tenido un sueño reparador, es decir, tienen la sensación de que el sueño fue inquieto, superficial y de mala calidad. Este trastorno se asocia a un aumento del nivel de alerta fisiológico y psicológico durante la noche, combinado con un condicionamiento negativo que impide el sueño. Evidentemente, las preocupaciones e incomodidades derivadas de la incapacidad para dormir generan un círculo vicioso: cuanto más se intenta dormir, más frustrada se siente la persona por no poder hacerlo y por eso duerme menos. Acostarse en una cama donde anteriormente ha tenido noches de insomnio puede ayudar a generar una activación incondicional. Por el contrario, a veces la persona puede dormir tranquilamente cuando no quiere, tal vez mientras ve la televisión, lee o conduce. Muchas personas con insomnio primario tienen antecedentes de sueño superficial o problemas previos de depresión y ansiedad. La mayoría de los casos comienzan de forma repentina, coincidiendo con algunas situaciones estresantes aunque persistan durante mucho tiempo después de que la causa raíz haya desaparecido. El insomnio primario generalmente comienza en las primeras etapas de la vida adulta; sin embargo, ha habido casos excepcionales de ocurrencia en la infancia. El curso más frecuente del insomnio consiste en una fase inicial en la que el empeoramiento es progresivo durante semanas o meses, seguido de una fase crónica de alteración del sueño que puede durar incluso años. La solución no es simple, pero existen algunos programas en línea dedicados, por ejemplo, con el propósito de facilitar el sueño.
