Huir no es la respuesta

Huir no es la respuesta

Huir no es la respuesta

Última actualización: 07 de enero de 2016

La idea de escapar a menudo se convierte para muchos en una estrategia para sentirse seguros en otro lugar: el deseo de alejarnos de lo que nos duele, nos asusta o nos asfixia es un sentimiento recurrente en muchos. Sin embargo, si tú también lo has experimentado, sabrás muy bien que escapar nunca es la solución.

Escapar nunca es la respuesta, porque huir es querer alejarse de alguien o de algo, pero la fuente de nuestro tormento siempre nos seguirá, adonde quiera que vayamos. En lugar de huir de un hecho que ha sucedido, uno tiene que superarlo. Si es una persona, necesitaremos aprender que nuestra existencia depende solo de nosotros mismos.



Reconocer que se quiere escapar revela coraje

Al que tiene miedo no se le puede llamar cobarde, ya que reconocer los propios miedos es querer afrontarlos: los miedos, los cambios vertiginosos, las decepciones, todo esto nos hace creer que somos cobardes, inseguros y débiles. Pero reconocer que quieres escapar es el primer paso para poder seguir adelante.

"No llames cobarde al temeroso,

pero abrázalo y dile que

a diferencia de lo que se cree,

los monstruos solo existen hasta que les das un nombre:

solo los valientes lo hacen".

-Elvira Sastre-

 

Ustedes que alguna vez han sentido el deseo de partir y desaparecer del mundo, por lo tanto, son personas valientes. Has dado el primer paso para abordar el problema, y ​​pronto descubrirás que dejarlo de lado, ignorarlo y huir solo pospondrá el momento en que tendrás que lidiar con lo que te está causando sufrimiento.


En el momento en que te das cuenta de que quieres dejar algo atrás y huir a otro lugar, te das cuenta de que de lo que quieres escapar no es del lugar donde estás, sino de los recuerdos relacionados con ese lugar. Sin embargo, encontrarás que los recuerdos siempre están contigo, listos para impregnar las paredes de cualquier ciudad a la que vayas. No puedes huir de ti mismo, y cuando huyes de alguien, es solo porque eres uno en esa relación.


Huir del problema es emprender una carrera que no se puede ganar

Quizás creas que postergar el enfrentamiento a un problema te servirá para cambiar de aires y de perspectiva; en ese caso, sin embargo, ya no se trata de una evasión, sino de un período de reflexión destinado a la supervivencia: debemos volver al lugar del que escapamos y concluir lo que nos queda pendiente.

Escapar de una situación externa no suele ser nunca realmente necesario: podremos solucionar el problema sin mayores complicaciones. Lo realmente difícil es escapar de los fantasmas que llevamos dentro., esos que no nos abandonarán hasta el momento en que decidamos enfrentarlos y darles un nombre.

 

Muchas veces no huimos para alejarnos, sino para aguantar, para ganar el tiempo necesario para volvernos más fuertes y más maduros respecto al miedo y al dolor que nos aqueja.

 

El shock emocional que puede suponer la fuga

Cuando la huida sirve para perdurar, nunca vuelves a ser lo que eras antes. En otras palabras, son las emociones las que tratamos de definirnos a nosotros mismos, y los momentos en que estas emociones están en su apogeo son para poder ponernos a prueba. Huir de los sentimientos difíciles y poder mejorar tiene, además de sus causas, también sus consecuencias.


 

“Cuando termine la tormenta, probablemente ni siquiera sabrás cómo la superaste y lograste salir con vida. De hecho, ni siquiera estarás seguro de si realmente ha terminado. Pero no hay duda sobre un punto. Y es que tú, habiendo salido de ese viento, no serás el mismo que entró en él”.

-Haruki Murakami-

 

Después de la ventisca, habremos cambiado, habremos aprendido y experimentado. La respuesta no habrá sido el escape, sino la forma en que lidiamos con ese impulso de escapar., porque en realidad nunca huyes. Quizás un nuevo entorno nos ayude a recuperar nuestra felicidad, pero cambiar de lugar por sí solo no conduce a nada.


Lo que realmente importa es esforzarse por salir de la situación en la que nos encontramos, a pesar de que suponga el mayor shock emocional de nuestra vida. Debemos enfrentar el dolor y buscar la felicidad entre las cosas que nos rodean. Siempre habrá algo o alguien dispuesto a ayudarnos a sobrellevar las dificultades, que no nos dejará escapar empujándonos, en cambio, a luchar con todas nuestras fuerzas.

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