He aprendido a no entregar mi corazón a quien solo quiere mi piel

He aprendido a no entregar mi corazón a quien solo quiere mi piel

He aprendido a no entregar mi corazón a quien solo quiere mi piel

Última actualización: 01 2016 noviembre

Con el tiempo, nos acabamos dando cuenta de que el amor no se hace con el cuerpo, sino con el alma. Que la pasión que verdaderamente satisface es aquella con la que nuestra esencia viaja más allá de la piel para grabarse en dos mentes que se abren, que se desnudan gracias al cariño, las certezas y los sentimientos. Dos mentes que bailan en silencio y se sienten una.



Los expertos sostienen que la piel es el órgano sexual más importante del ser humano. Las personas necesitan que las toquen para sobrevivir, ya veces una caricia es suficiente para activar miles de receptores sensoriales capaces de dar vida a una emoción o una sensación. Sin embargo, en el amor auténtico, la sinfonía de sensaciones integradas en nuestra piel no siempre es suficiente, queremos más.

"La Luna vive bajo tu piel"

(Pablo Neruda)

Las mejores historias de amor no aparecen en los libros. Están grabadas en nuestra piel con una tinta invisible, imperceptible para el resto de las personas, pero imprescindible para nosotros. Porque están tatuados con la llama de aquellos dedos sabios que se movieron en la penumbra para dar forma a nuestro cuerpo, que despertaron nuestra alma para darle forma y sentido a la vida.

Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Búscame debajo de la piel

No es fácil encontrar a alguien con quien fusionarse de esta manera, con emociones, valores, sensaciones y complicidad. Es como una embriaguez de los sentidos en la que de repente todo encaja, todo entra en armonía y ya no quedan espacios vacíos que llenar.. El alma se llena de alegría y el corazón despierta de su letargo invernal justo cuando creíamos que nunca más volveríamos a ser amados.



Siempre llega un momento en que nos cansamos de los amores cobardes, de los que no arriesgan, de los que se desvanecen como una tormenta de finales de verano. Tras la pasión y las promesas hechas en las noches hechas de caricias, llega la calma, la mañana luminosa en la que no hay lugar para la mentira y en la que no queda sino la ausencia al otro lado de la cama. Solo quedan las cenizas de nuestros sueños rotos mezcladas con lágrimas.

Y al final aprendemos. Recolectamos nuestros fragmentos con amor para reunirlos con la más fuerte de las dignidades. Nos repetimos el mantra "Ya no permitiré que nadie me haga daño". Aprendemos que el mejor amante es aquel que se atreve a buscarnos más allá de la piel y hasta desnudarse emocionalmente frente a nosotros.

La verdadera química del amor.

La verdadera química del amor existe y se encuentra justo en el centro de nuestra cabeza, casi como un tercer ojo. Esta es la glándula pituitaria, donde se encuentra una hormona humana “mágica” e increíblemente poderosa: la oxitocina.

Todos podemos tener relaciones sexuales en determinados momentos, cuando nuestro cerebro es un torrente de sensaciones y neurotransmisores que orquestan nuestros instintos más básicos y placenteros. Sin embargo, la sexualidad solo se disfruta verdadera y verdaderamente cuando aparece la oxitocina.

Esta hormona enciende en nosotros la necesidad de cuidar, de mimar, de proteger. Nos nutre de cariño, bondad y una sabia pasión, encaminada a crear un vínculo permanente en el que se extingan todos los miedos e incertidumbres. De hecho, existen numerosos estudios que afirman que los orgasmos son mucho más intensos cuando se trata de esta fórmula mágica.


Todos sabemos que hay parejas que, con el tiempo, dejan de serlo para convertirse en simples amantes. Sus vidas ya no tienen espacios en común, aunque vivan bajo el mismo techo; ya no hay alegría, pero entre las sábanas, inexplicablemente, siguen hablando el mismo lenguaje fantástico. Es como si el componente mágico se activara solo en determinados momentos.


El amor es lo que queda en el corazón y el alma de dos personas, lo que va más allá de la piel y habla un lenguaje que solo los amantes más sabios entienden.


Estas situaciones no son más que las salas de espera de un adiós. Aún queda el soplo de apego generado por la oxitocina que irá desapareciendo poco a poco, apagándose como las brasas de una hoguera que hasta hace poco daba calor al ambiente.

La sexualidad sin duda tiene un lenguaje propio, un lenguaje exclusivo que debes conocer. Sobre todo porque no todo el mundo está buscando las mismas cosas. Hay quienes prefieren un encuentro "piel con piel", en el que nada importa, en el que no hay acuerdos que firmar cuando amanece. Estos aspectos deben quedar claros desde el principio para no dar lugar a decepciones.

Los estudiosos también nos dicen que hoy vivimos en una especie de capitalismo del erotismo y las relaciones afectivas, en el que todo está en venta y, al mismo tiempo, es frágil. Se venden juegos eróticos y se recomiendan nuevas experiencias; luego hay cada vez más sitios web de citas virtuales, que nos hacen creer que encontrar pareja es más fácil que nunca.


Sin embargo, nada de esto ofrece felicidad genuina. Son solo pequeñas inyecciones de dopamina, bocanadas desechables de felicidad; de hecho, después de un tiempo, el corazón solitario es nuevamente arrastrado al océano de la expectativa y la esperanza. En una sala de espera donde quieres manos que por fin sean capaces de tocar nuestra piel y hacernos cosquillas en el alma.

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