¿Hacia a donde te diriges?

¿Hacia a donde te diriges?

¿Hacia a donde te diriges?

Última actualización: 17 de abril de 2015

Constantemente tomamos decisiones, grandes o pequeñas, seguras o riesgosas. Incluso decidir no actuar es en sí mismo una decisión, que tiene sus consecuencias.. Al decidir, ejercemos nuestro más alto derecho: el libre albedrío. Derecho del que no nos pueden privar ni en las más terribles circunstancias porque, por limitadas que sean las alternativas, siempre tendremos margen de elección.



Nuestras decisiones reflejan nuestras creencias, nuestros valores, nuestras actitudes, nuestras actitudes e incluso nuestra autoestima. Por medio de se convierten en los creadores de las condiciones de nuestra vida, los proponentes de nuestro destino. En nuestras manos está alguna de las posibilidades de convertirnos en lo que realmente queremos ser o de transformarnos en una versión mediocre de nosotros mismos.

Sin prisa, pero sin parar

Hay algunas decisiones que son fáciles de tomar, pero hay otras que no nos quitan el sueño, porque tenemos tantas opciones y no sabemos cuál elegir o porque pensamos de antemano en las posibles consecuencias. de estas elecciones.

Cuando se trata de decisiones difíciles, es fundamental saber lo que realmente se quiere, lo que implica un proceso y una búsqueda dentro de nosotros mismos. Por simple que parezca, en realidad no lo es, porque es necesario armarse de valentía y honestidad y silenciar muchas voces engañosas que no reflejan nuestra esencia, sino que son producto de condicionamientos ocurridos en el transcurso de vida.

Cuando por fin sentimos el silencio dentro de nosotros y somos capaces de escuchar nuestro corazón, lo que surge puede asustarnos, porque puede ser necesario deshacernos de algunas estructuras que hasta ese momento habían representado una base segura para nosotros.. Entre estos incluimos: la carrera, las amistades, las relaciones, el matrimonio,… Quizá respondan a la necesidad de buscar la aprobación de los demás y de satisfacer las expectativas de los demás o de encontrar seguridad material o de evitar riesgos y críticas. Sin embargo, vale la pena atreverse, enfrentar nuestros miedos y seguir nuestra intuición, ya que podemos corregir los inevitables errores cometidos en el camino.. Aunque condenarse a vivir una vida mediocre es siempre un destino triste.



¿Cómo decidir?

Para ayudarte a navegar este tormentoso mar de decisiones por tomar, te ofrecemos la siguiente guía, que te seguirá paso a paso hasta llegar a puerto seguro:

  1. Formula la decisión que quieres tomar, redactando una descripción lo más precisa y breve posible. Puedes hacer un collage de imágenes sobre lo que quieres lograr. Esto puede ser inspirador y ayudar a visualizar su objetivo con mayor claridad.
  2. Identifique el problema o la necesidad subyacente que le dificulta tomar esta decisión, tome nota de las preocupaciones que lo rodean y los factores que lo complican.
  3. Plantéate el objetivo que quieres alcanzar, anotando las posibles consecuencias de esa decisión y lo que quiere obtener de esa elección.
  4. Identifique los recursos que pueden ayudarlo a tomar esta decisión, como personas u organizaciones que pueden ayudarte ofreciéndote información, formación, empatía o sabios consejos.
  5. Analice otras opciones o decisiones que podría tomar, alternativas que podría considerar. Haz una lista para ver la situación desde diferentes ángulos; esto te puede traer ideas interesantes. Incluye también en la lista aquellas “ideas locas” que ahora no te convencen, pero que, con el tiempo, quién sabe…
  6. sopesar las alternativastratando de predecir las consecuencias positivas y negativas de cada uno.
  7. Toma tu propia decisión, eligiendo la opción que mejor se adapte a tu personalidad.
  8. Decide cómo vas a actuar, a partir de la decisión que hayas tomado.
  9. Evalúa tu decisión, verificando cómo te sientes en relación con el viaje realizado.

Es claro que tomar decisiones es un proceso tortuoso, por todos los factores que están en juego y porque nadie nos enseña a hacerlo; pero, Aplicando todos estos consejos y recurriendo a tu fuente interna de sabiduría e inspiración, puedes lograr la mejor recompensa: hacer realidad tus sueños.



Imagen cortesía de Pablo Fernández.

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