Hacer frente a una situación estresante

Hacer frente a una situación estresante

Una situación estresante, por transitoria que sea, es un momento crítico y, por tanto, una oportunidad de crecimiento. En este artículo, hablamos de algunas estrategias que pueden ayudarnos a manejar el estrés.

Hacer frente a una situación estresante

Última actualización: 19 de febrero de 2022

Hay momentos en la vida que nos provocan un gran malestar. También es cierto que cada ser humano reacciona de manera diferente ante la adversidad. Sin embargo, es fácil afrontar una situación estresante, tarde o temprano. Por eso, hoy queremos hablarte de algunas estrategias útiles en este sentido.



En este artículo, revisaremos varios ejemplos y presentaremos algunas herramientas para lidiar con una situación estresante. ¡Únete a nosotros!

Situación estresante, ¿qué es?

La definición de estrés, según el vocabulario de Treccani, abarca “La tensión nerviosa, el desgaste, el cansancio psicofísico, y también el hecho, la situación y demás que son la causa”. 

Una situación estresante, por lo tanto, se refiere a lo que nos toma por sorpresa y nos puede causar malestar, ya sea físico, psicológico o social. Recuerda, sin embargo, que nuestra salud se verá afectada o no por el estrés no dependerá de un solo factor. Las fuentes de estrés pueden estar asociadas con varios factores. Entre las causas más comunes podemos mencionar:

  • Sobrecarga e insatisfacción en el trabajo.
  • La aparición de una enfermedad.
  • Problemas en las relaciones de pareja, familia, trabajo, amistad.
  • exámenes
  • Casa movil.
  • Sin saber decir que no.
  • No tener tiempo libre.
  • La muerte de un ser querido.
  • Falta de tiempo para realizar tareas o tiempo libre.
  • Tráfico pesado.

Si bien puede parecer que todas estas causas son mentales, algunos también son causas físicas. Por ejemplo: sobreesfuerzos, malas posturas, falta de sueño, hambre, cambios de peso inusuales, dolores de cabeza frecuentes y dermatitis atópica son solo algunos ejemplos.



Estrategias para afrontar una situación estresante

Hay varias maneras de lidiar con una situación estresante. Cuando superamos estas circunstancias, nuestro bienestar aumenta y, en consecuencia, notamos una mejora en nuestra vida. Sin embargo, estas estrategias requieren dedicación. Veamos algunos de ellos.

1. La comunicación es crucial para afrontar una situación estresante

Nos comunicamos continuamente. Sin embargo, la pregunta es: ¿lo hacemos asertivamente? Una comunicación de este tipo requiere una conciencia plena del mensaje que queremos transmitir y una gestión de nuestras emociones y pensamientos de forma que el mensaje llegue con la mayor eficacia posible.

Por otro lado, cuando hablamos de comunicación, no solo nos referimos a lo que transmitimos a través del lenguaje escrito o hablado, pero también lo que se proyecta a través del lenguaje corporal. Por lo tanto, para garantizar una comunicación asertiva, se deben tener en cuenta todas estas áreas.

¿Cómo puede la comunicación ayudarnos a sobrellevar una situación estresante? Porque, al transmitir el mensaje adecuado, ponemos una barrera a la tensión que podría generarse al no manifestar lo que pensamos. Además, también es una buena forma de pedir ayuda, uniendo fuerzas para afrontar un desafío determinado.

2. Gestión emocional

Una buena gestión emocional es fundamental para afrontar una situación estresante. Puede ser complejo al principio, pero cuando nos acostumbremos a entender cuándo es el momento adecuado para expresar nuestras emociones y cómo hacerlo, será más fácil.

Imagínese estar en el trabajo y estar abrumado por el estrés y la ira y querer tirar todo por el suelo. Lo correcto en esa situación sería no hacerlo, para no perder los estribos en el lugar de trabajo. Sin embargo, puedes encontrar otro momento del día para dar libre expresión a tus sentimientos y aligerar esta carga, por ejemplo, a través de la meditación.



3. Resiliencia tras una situación estresante

Todos podemos desarrollar esta habilidad. Se trata de dejar atrás los problemas. En otras palabras, avanzar cuando las adversidades se multiplican. Por otro lado, la resiliencia tiene que ver con los elementos de apoyo con los que cuenta una persona -que pueden ser humanos, pero también materiales-, así como con la actitud o una efectiva jerarquía de prioridades -no el ideal, sino el que realmente utiliza para tomar decisiones. .

4. Organiza el tiempo disponible

Podemos sentirnos abrumados pensando que no tenemos suficiente tiempo para hacer todo lo que queremos. Vale la pena detenerse a pensar cuáles son nuestras prioridades y, en base a estos, establecer un programa de actividades.

La idea es seguirlo y en ese sentido es fundamental no fijarse metas exageradas y ser disciplinado. Esto nos ayudará a no autosabotearnos.

5. Seguir una rutina ayuda a sobrellevar una situación estresante

La rutina reduce el desgaste cognitivo diario. Tomamos una decisión y siempre aplicamos la misma decisión, lo que significa que no tenemos que detenernos en la misma intersección cada vez. Esto nos facilita dedicar recursos a otras decisiones, para que sean menos amenazantes y estresantes.

La rutina nos da confianza, porque tenemos las ideas claras de lo que vamos a hacer. Por otro lado, nos ayuda a organizar nuestro tiempo, y si tenemos hábitos saludables, todo esto repercutirá en nuestro bienestar.

6. Aprende a soltar

Consiste en no anclarnos a una situación. Hay algunos problemas que podemos resolver y otros que no; en muchos casos, es difícil distinguir uno de otro.



Aprender a dejarse llevar significa no nadar contra la corriente; adaptarse, aceptar lo que no se puede cambiar. Ser rígido, en muchos casos, solo aumenta la tensión que uno tiene que soportar, hasta que llega un punto en el que nos derrumbamos.

7. Quédate en el presente

Cuando pensamos en lo que habría pasado o lo que deberíamos haber hecho, le damos una enorme importancia al pasado. En muchos casos nos hacemos daño alimentando emociones como la vergüenza, la tristeza o la culpa.

Las emociones tienen valor, pero no son buenas ni malas. Por otro lado, su efecto sobre nosotros, su forma de condicionar nuestro estado de ánimo, dependerá en gran medida de la gestión que hagamos de ellos. Una de las muchas formas de gestionar nuestras emociones es reprimir todos los pensamientos que nos inspiran, y “masticarlos” y “saborearlos” una y otra vez, como si fueran caramelos.

Algo similar sucede cuando nos proyectamos continuamente hacia el futuro. Al hacerlo, alimentamos la ansiedad, que puede causarnos un malestar severo. Pensar en el futuro no está mal, lo que nos duele es plantar nuestras raíces en un tiempo aún incierto.

Para cultivar el momento presente, podemos utilizar algunas técnicas de conciencia que nos invitan a desarrollar nuestra atención plena. Varios estudios avalan los beneficios de estas prácticas. Shapiro, Carlson, Astin y Freedman, en su artículo publicado en Journal of Clinic Psychology, demuestran la eficacia del mindfulness en el tratamiento de síntomas tanto físicos como psicológicos.

Sin embargo, ten en cuenta que como es imposible que siempre podamos hacer todo, no tiene nada de malo pedir ayuda. Algunos profesionales experimentados, como los psicólogos, pueden ayudarlo a sobrellevar una situación estresante o un momento difícil.

Nos encontraremos con miles de situaciones estresantes, que nos provocarán más o menos molestias en función de las diferentes variables. Sin embargo, será útil considerar algunas de estas estrategias para sacar lo mejor de ti. Entender que las emociones negativas son parte del camino de la vida y que no es negativo sentirlas, al contrario es contenerlas o ignorarlas sin gestionarlas.

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