Sin embargo, cuando estaba al borde de la desesperación, recibió un documento que decÃa: "Todos los gastos médicos se pagaron con 3 paquetes de analgésicos y un caldo de verduras".
El niño que le habÃa robado las medicinas a su madre se habÃa hecho médico, trabajaba en el hospital y consciente de la situación de la persona que lo habÃa ayudado muchos años antes, decidió devolverle el gesto de generosidad.
Esta es la historia que se cuenta en un anuncio de una empresa de telefonÃa móvil tailandesa y tiene como objetivo motivar a las personas a abrazar la generosidad.
El mejor remedio para la depresión y el estrés.
Los beneficios de la generosidad se han estudiado en el laboratorio y no dejan lugar a dudas. Un estudio realizado en la Universidad de Michigan examinó a 423 parejas mayores durante un perÃodo de cinco años. Resultó que la esperanza de vida se duplicó entre quienes se ofrecieron como voluntarios o trataron de ayudar a otros.
Otro estudio, esta vez realizado en la Universidad de Buffalo, analizó los eventos estresantes a los que fueron sometidas 846 personas durante cinco años. Al final del estudio se encontró que aquellos que estaban acostumbrados a ayudar a otros sufrÃan menos estrés y tenÃan sistemas inmunológicos más fuertes.
La guinda del pastel es una investigación realizada en la Universidad de Manchester. Estos psicólogos analizaron un total de 74 estudios y concluyeron que la generosidad y el voluntariado podrÃan prevenir y aliviar los sÃntomas de la depresión. De hecho, llegaron a la conclusión de que la generosidad es mucho más eficaz que la psicoterapia para tratar la depresión.
¿Cómo puedes ser más generoso?
En una sociedad como la nuestra, que potencia los valores individuales y la competencia, la generosidad no es el pan de cada dÃa. Sin embargo, podemos aprender a ser más generosos. De hecho, un estudio muy interesante de la Universidad de Harvard nos da una idea de cuándo decidimos si ser más generosos o egoÃstas.
Más de 2.000 personas de todo el mundo participaron en este experimento. Se formaron grupos de 4 y se les pidió que donaran parte del dinero que recibieran para participar en el experimento. El dinero se invertirÃa en un proyecto grupal.
El punto era que lo que representaba una buena inversión para el grupo no era bueno para el individuo. En algunos casos se les pidió que decidieran de inmediato, otras veces se les dio más tiempo para evaluar las diferentes opciones.
En este punto los psicólogos han notado que cuando nos dejamos llevar por el primer impulso tendemos a preocuparnos más por los demás y somos más generosos. Sin embargo, si nos detenemos y pensamos, encontramos razones para no ser altruistas. De hecho, durante el experimento se pudo descubrir que 10 segundos son suficientes para cambiar de decisión y por lo tanto para sofocar el instinto de generosidad.
El 67% de las personas tomó una decisión impulsiva y donó su dinero. Pero cuando se les dio más tiempo para pensar, solo el 53% accedió a donar su dinero. Esta es una diferencia significativa, especialmente considerando que el único factor que ha cambiado es la cantidad de tiempo.
En este experimento se observó que cuando nos encontramos en una situación en la que tenemos que preocuparnos por los intereses de otra persona, se activan dos sistemas cerebrales: uno es rápido e intuitivo, y nos empuja a ser más generosos, el otro es más lento y racional y nos lleva a actuar de manera más egoÃsta. Por tanto, si queremos cambiar hábitos y actuar con más generosidad, debemos seguir el primer impulso sin pensar.
Recuerde que la generosidad no se trata solo de voluntariado o posesiones materiales, también se trata de apoyo emocional. No siempre tenemos la oportunidad de hacer gestos sensacionales, pero incluso los pequeños gestos diarios pueden hacer más felices a las personas que nos rodean.