Empatía: el arte de comprender las emociones

Empatía: el arte de comprender las emociones

Empatía: el arte de comprender las emociones

Última actualización: 28 septiembre, 2016

Podríamos definir la empatía como la capacidad de ponerse en los zapatos de los demás, para comprender su cosmovisión, punto de vista y opiniones, sin prejuicios.

La empatía no solo es útil para los demás, también lo es para nosotros mismos.

“La capacidad de ponerse en el lugar de los demás es una de las funciones más importantes de la inteligencia. Demuestra el grado de madurez del ser humano”.



-A. cury-

¿Qué es la empatía y para qué sirve?

Empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, de comprenderlos, de tratar de comprender lo que ocurre en su mente, como lo es porque se sienten de cierta manera, pero no desde su propio punto de vista, sino tratando de pensar como ellos, con sus ideas, sus valores...

La empatía parte de la apreciación, de comprender que los sentimientos de una persona son posibles en la situación en la que se encuentra, aunque nosotros, en la misma situación, pensáramos diferente.

En pocas palabras y con un ejemplo, quizás no sea tan importante para nosotros ser hijo único, pero para otra persona puede serlo. En este caso, la persona empática sabe dejar de lado su “balanza de la importancia de las cosas” para comprender el sufrimiento del otro según “su escala de la importancia de las cosas”.

El grado de empatía

Hay personas para las que ser empático es algo natural, pero otras son totalmente incapaces de hacerlo. A pesar de esto, ¡cuidado!

A veces confundimos la empatía con otro concepto que, aunque no es lo mismo, es muy importante para ser empático. Estamos hablando de la capacidad de reconocer emociones.



Se trata de saber reconocer la tristeza, la alegría, el miedo o la ira. Hay personas que son capaces de captar rápidamente el estado emocional de una persona, mientras que otras no lo conseguirían aunque se lo llevaran escrito en la frente, por exagerar un poco.

Evidentemente, son muchos los factores que influyen en esta fase que precede a la parte más cognitiva de la empatía: la familiaridad que se tiene con la otra persona, nuestro nivel de cansancio, su predisposición comunicativa, etc.

La empatía tiene muchos aspectos positivos: facilita la comunicación, el consuelo, la resolución de problemas, etc. Sin embargo, también existe un extremo opuesto, el negativo.

Vivir siempre adoptando un punto de vista que no es el nuestro puede ser la causa de una desconexión emocional con nosotros mismos, que nos podría costar muy caro.

Por eso, te aconsejamos que practiques y entrenes tu capacidad mental para ponerte en la piel de los demás, pero sin olvidar que no se trata de ti mismo y de no quedarte ahí para siempre. Los primeros en cuidarnos somos nosotros mismos.

¿Cuándo mostramos nuestra empatía?

Se puede ser una persona muy empática, pero si no lo demostramos, si no lo practicamos, no sirve de nada. Dicho esto, queremos enumerar algunas situaciones en las que usamos esta habilidad:

  • Cuando sabemos escuchar y comprender los sentimientos de los demás sin importarnos nosotros mismos ni nuestras propias palabras.
  • Cuando no solo usamos palabras para consolar a otros. Incluso un abrazo, una mano en el hombro, un beso o una caricia nos hace más empáticos.
  • Cuando estamos con alguien que tiene un problema y, por ejemplo, también le ayudamos con sentido del humor.
  • Cuando somos capaces de expresarnos con delicadeza y cortesía.
  • Cuando no mostramos signos de aburrimiento, irritación o cansancio hacia lo que nos están diciendo.
  • Cuando no hacemos un comentario, un chiste o una broma si sabemos que van a molestar al otro.
  • Cuando, por ejemplo, hacemos entender a un anciano oa un niño que los entendemos, que los entendemos.
  • Cuando ayudamos a alguien a resolver un problema y somos capaces de calmar a los demás.

¿Cuándo no mostramos nuestra empatía?

Por el contrario también hay momentos y situaciones en las que no mostramos nuestra empatía:



  • Cuando pensamos que nuestros problemas son los únicos que importan.
  • Cuando no escuchamos a los demás.
  • Cuando juzgamos y hacemos comentarios inapropiados.
  • Cuando nunca ofrecemos una sonrisa, un gesto amable o una caricia a los demás.
  • Cuando, cada vez que hacemos algo por los demás, esperamos algo a cambio.

La empatía es una gran habilidad para poner en práctica, ya que nos permite comprender mejor a los demás. Sin embargo, debes tener cuidado y no usarlo demasiado, para no perder el vínculo contigo mismo.


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