Emociones: doce reglas que las gobiernan

    Emociones: doce reglas que las gobiernan Las emociones han representado a la Cenicienta de la ciencia psicológica durante muchos años. El camino recorrido por la Psicología con respecto a los procesos cognitivos es muy largo pero las emociones siempre han quedado relegadas a un segundo nivel por lo que su estudio muchas veces nos lleva a la complejidad de la subjetividad más profunda. Sin embargo, su estudio está regresando actualmente. Tanto es así que una de las principales investigadoras, Fridja, también nos ofrece algunas reglas para intentar comprender nuestras emociones diarias. 1. Ley del significado situacional. Esta ley nos dice que las emociones derivan de las situaciones que vivimos, sin embargo va un paso más allá y afirma que situaciones generalmente similares generan respuestas emocionales muy similares. Como diciendo, es probable que las cosas que nos hacen enojar continúen haciéndonos enojar durante mucho tiempo. Si tenemos miedo a los insectos probablemente seguiremos teniendo miedo de ellos ... aunque cambiemos la intensidad de la respuesta emocional, es probable que situaciones idénticas siempre den lugar a la misma emoción. 2. Ley de la preocupación. Sentimos emociones porque nos preocupamos, porque mostramos cierto interés por algo o alguien. Las emociones surgen porque algo es particularmente importante para nosotros y toca los hilos de nuestro sistema de valores. 3. Ley de la realidad aparente. Cualquier cosa que nos parezca real desencadenará respuestas emocionales reales. En otras palabras, la forma en que interpretemos las situaciones más diversas determinará nuestra emocionalidad. Esta es la razón por la que las películas y los libros de mala calidad no desencadenan nuestras emociones, porque los tomamos como hechos irreales mientras que un buen libro o una excelente película nos hace revivir la ficción como si fuera un hecho real del mundo. siéntete involucrado emocionalmente. 4. Ley de la costumbre. Nuestra respuesta emocional va disminuyendo cuanto más nos acostumbramos a los eventos, es como si desarrolláramos un cierto umbral de sensibilidad que aumenta con la repetición. Tal es el caso del personal médico que se acostumbra a la muerte. 5. Ley del cambio. Contrariamente a la ley del hábito, esta ley se refiere al hecho de que cuando experimentamos un cambio, respondemos de manera muy emocional. 6. Ley de las emociones comparativas. A lo largo de nuestra vida desarrollamos un marco de referencia emocional con el que, muchas veces de forma inconsciente, comparamos nuestras respuestas emocionales y su intensidad. De esta forma controlamos la intensidad emocional y no mostramos una respuesta exagerada. 7. Ley de la asimetría hedónica. Aunque de acuerdo con la ley del hábito, la recurrencia debe minimizar el impacto emocional de los hechos, hay algunas circunstancias que escapan a la regla. Así, hay cosas a las que nos acostumbramos y cada vez que tenemos que afrontarlas siempre activamos una emoción igualmente fuerte. Sin embargo, estos hechos son los que normalmente tienen implicaciones negativas como la pérdida de un ser querido o la pérdida de un trabajo mientras que aquellos hechos que desencadenan emociones positivas están más influenciados por el hábito, provocando así que se observen respuestas cada vez más pobres frente a lo mismo. En resumen: tenemos una tendencia a acostumbrarnos a los hechos positivos, pero ante el dolor seguimos siendo profundamente emocionales. 8. Ley de la conservación de los momentos emocionales.. Los eventos retienen su poder emocional a lo largo de los años si no renovamos su valor a la luz de nuevas experiencias. De esta forma, salvo que reflexionemos sobre la verdadera importancia de reprobar un examen de la vieja escuela por ejemplo, seguirá molestándonos al volver a nuestros recuerdos para activar en cualquier momento como un recuerdo vergonzoso y doloroso. 9. Ley de cierre. Tenemos una tendencia a responder absolutamente a nuestras emociones y estas nos llevan hacia dos opciones de elección totalmente opuestas. Es decir, cuando nos involucramos emocionalmente vemos el mundo en blanco y negro y así nuestro comportamiento o posibles decisiones no contemplarán matices. Por esta razón, la sabiduría popular recomienda tomar decisiones cuando haya pasado la tormenta emocional. 10. Ley de atención y consecuencias. Las personas suelen tener la oportunidad de reconsiderar sus emociones y modificarlas en relación a sus posibles consecuencias. Por ejemplo, la ira puede provocar sentimientos violentos dirigidos hacia otras personas pero somos capaces de valorar lo que sentimos, limitar responsabilidades y reorganizar nuestro comportamiento. Desafortunadamente, esta es una de las leyes que no siempre se cumple. 11. Ley de la iluminación brillante. Todos sabemos que el impacto emocional de los hechos depende en gran medida de nuestra interpretación de ellos. Por lo tanto, las personas tienden a reinterpretar situaciones para disminuir su impacto emocional negativo. El problema es que normalmente generamos una interpretación ilusoria. 12. Ley de ganancias. Cuando una situación negativa puede ofrecernos una ganancia emocional, tenemos la tendencia a reinterpretarla y utilizarla a nuestro favor. Quizás el ejemplo más común es cuando nos damos cuenta de que enojarnos tendrá el efecto de hacer que otros obedezcan nuestras órdenes. Por supuesto, podemos descuidar algunas de estas leyes pero no obstante les pido que las analicen en el primer intento de acomodar el complejo mundo de las emociones. De esta forma, aunque no los tomemos literalmente, pueden servir como punto de partida para que reflexionemos sobre cómo se manifiestan en cada uno de nosotros.



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