¿Elegiste tu rol o sucedió lo contrario?

¿Elegiste tu rol o sucedió lo contrario?

¿Actúas como un superhéroe o una víctima? ¿Eres esa persona que nunca se molesta y siempre calla o, por el contrario, eres ambiciosa y siempre pides más? Lo cierto es que todos jugamos un papel, ya sea en las relaciones de pareja o en la familia o incluso dentro de un grupo de amigos. El camino hacia la autodeterminación es muy difícil.

Cuando se forma un grupo, todos buscan su lugar dentro del grupo, tratando de desarrollar su propia identidad dentro del grupo. Es un proceso que se desarrolla por ensayo y error: se avanza una conducta y esta es rechazada o aprobada por el grupo. Con base en la respuesta del grupo, la persona se adapta o decide que este rol no es el correcto y termina abandonando el grupo o hace todo lo posible para crear un nuevo equilibrio.



En realidad, todos los grupos tienen su propia homeostasis, algunos son positivos y mejoran el desarrollo de sus integrantes mientras que otros no, son restrictivos y pueden llevar al sujeto a una espiral de autodestrucción. Por eso es muy importante que determines si el rol que estás desempeñando en este momento en el grupo del que formas parte es un rol que tú mismo has elegido y en el que te sientes cómodo o, por el contrario, un rol que te ha impuesto el grupo y no lo hace. no permitirle expresarse de la mejor manera.

Por ejemplo, hay familias que definen a algunos miembros como “la oveja negra”, no se espera nada positivo de esta persona, todo lo contrario. Así, se crean mecanismos que empujan a estos individuos a comportarse de determinada manera, recuerden siempre que las expectativas sociales ejercen una fuerza muy poderosa y no siempre es fácil identificar su influencia, más difícil aún deshacerse de ellas.


La importancia de la oveja negra

 


Lo interesante es que a veces las personas que hacen el papel de "oveja negra" son fundamentales para mantener unido al grupo. Por ejemplo, si el niño que causa tantos problemas no existiera, los padres podrían considerar el divorcio. Finalmente, cada grupo es como un organismo vivo que lucha por sobrevivir y adaptarse lo mejor que puede a los cambios en el medio ambiente. Por eso también genera roles negativos que, en cierto sentido, ayudan a recrear un nuevo equilibrio y son útiles para mantener unido al grupo.


Evidentemente, hay casos en los que cabe preguntarse si conviene romper el equilibrio. En el ejemplo anterior, tener a dos personas juntas con cariño y etiquetando a su bebé solo sirve para generar frustración y resentimiento. Hay equilibrios dañinos que son destructivos para los miembros del grupo y que deben cambiarse a toda costa.

Este mecanismo se encuentra en las relaciones de pareja o incluso en grupos de amigos y en el lugar de trabajo. Por tanto, pregúntate si te sientes cómodo en los grupos a los que perteneces y si te permiten expresar todo tu potencial. Después de todo, recuerde que un grupo saludable crece a medida que crecen sus miembros.


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