El sistema GTD (Getting Things Done): ¿herramienta útil o algoritmo coputerizado?

    El sistema GTD (Getting Things Done): ¿herramienta útil o algoritmo coputerizado? Dada la propagación de la sistema GTD, que pude detectar desde la red, terminé de leer Getting Things Done de David Allen, el creador del sistema GTD, que parece tener muchos seguidores (¿o más bien fanáticos?). Aparte del hecho de que el libro comienza con muchas buenas observaciones del Wall Street Journal y Fortune, he aprendido a desconfiar de estos criterios y a tratar de llegar a mis propias conclusiones. Entonces, me senté a tomar una taza de té y comencé a leer sabiendo de antemano que consumiría varias tazas de té, ya que tiene 278 páginas. El primer espía de emergencia es inmediatamente accesible para mí en la introducción: “El propósito principal del libro es enseñarle cómo maximizar la eficiencia y la relajación mientras lo necesite y lo desee”. A decir verdad, nunca me han gustado actitudes como: "No te preocupes, te diré cómo hacerlo"; cualquier psicoanalista podría decir que sufro de algún tipo de problema al relacionarme con la autoridad, pero prefiero decir que tengo problemas para relacionarme con aquellas personas que se creen depositarias de la única verdad que por casualidad pretenden enseñarnos. (o imponernos sutilmente). En la medida que profundizo en el libro descubro una visión sumamente simple de la productividad personal (que no representaría en sí misma un problema tan grande sino su carácter algorítmico). En algunos lugares me recuerda el conductismo watsoniano más puro (en algunos casos fue bastante efectivo, hay que reconocerlo). Sin embargo, quienes usan el sistema GTD (y no son pocos) dicen que resulta ser una herramienta eficaz para mejorar la productividad personal. Algunas de sus propuestas se basan en las cinco fases que permiten que el trabajo fluya: 1. Recoger. Se trata de retomar todas aquellas tareas o actividades que han quedado incompletas en nuestra vida (tanto en el ámbito profesional como en la vida privada, de menor o mayor importancia). Estos serán transcritos y ordenados en algunos contenedores, utilizando los antiguos: lápiz y papel, o la computadora más moderna. La clave del éxito es poder: - Despejar la mente de todas aquellas actividades o situaciones incompletas, dejadas por realizar, que ocupan un espacio mental innecesario. - Utilice la menor cantidad de envases necesarios. - Vacíe los envases con asiduidad. 2. Proceso. Aquí aparece una idea (demasiado algorítmica para mi gusto y que descuida demasiados factores ambientales): si la tarea que recopilamos no es factible, la archivaremos con una etiqueta del tipo "un día / tal vez". Si la tarea es alcanzable, nos preguntaremos si podemos completarla en dos minutos, si es así, la lograremos (si tuviera dos minutos de tiempo libre en mi trabajo en el pasado para no tener que posponer algunos actividades simples a lo largo del tiempo); si no se puede lograr en unos minutos, lo delegamos (siempre que tenga a alguien en quien pueda delegar) o lo posponemos en el tiempo. 3. Organizar. Se trata de optimizar nuestro tiempo ubicando adecuadamente en el tiempo las actividades que no podemos abordar de inmediato. 4. Repase. Obviamente, podemos hacer las mejores listas del mundo, pero si no las revisamos de vez en cuando (lo que creo que les pasa a más o menos a todos) solo habremos perdido miserablemente el tiempo. 5. Tarifa. Una parte esencial de todo este atrevido trabajo. ¿Cómo decidir qué hacer y qué no? Analizando el contexto, el tiempo del que disponemos, la energía que nos queda (por energía entendemos creatividad, predisposición mental…) y la prioridad de la actividad. A esto se le llama "concentración horizontal", lo que necesitamos la mayor parte de nuestro tiempo para poder luchar con el entorno que nos rodea. Pero como todo lo que es horizontal tiene su parte vertical, también existe la "concentración vertical", que hace referencia a la especial atención que tendremos que poner en algunos de nuestros proyectos. Así, nos encontramos ante una nueva lista que nos permitirá llevar a cabo nuestros proyectos con éxito. Las etapas de la organización del proyecto: 1. Determinar los objetivos y principios del proyecto.. Es simplemente una cuestión de aclarar los objetivos y comprender cómo se cruzan con otros objetivos más importantes. 2. Ver los resultados. Intentamos visualizar el proyecto con el mayor detalle posible, incluidas nuestras emociones, y cómo será cuando esté terminado. En este punto interviene la Psicología Positiva, dado que el autor nos pide eliminar las visiones negativas del proyecto y las dudas sobre su posible impracticabilidad. 3. Tormenta de ideas. Se trata de elaborar ideas sobre cómo poner en práctica el proyecto, dejando volar nuestra creatividad con el objetivo de encontrar posibles formas de llevarlo a cabo. Los principios esenciales, al igual que la antigua técnica del Brainstorming, son: - No juzgues las ideas que te vienen a la mente. - Busque cantidad y no calidad, en este momento todo vale. 4. Organización. Un punto fundamental para la continuación del proyecto en el que el autor es bastante pobre respecto a los puntos anteriores. Se trata de dar sentido y coherencia a las ideas de la fase anterior, analizarlas y evaluar su viabilidad. 5. Identifique las nuevas acciones. Determinar el espacio físico, el tiempo, los recursos y los próximos objetivos a implementar para realizar el proyecto. Como hemos podido comprobar en esta pequeña reseña, el libro nos ofrece una visión algortímica de las actividades humanas, la forma en que se llevan a cabo las actividades se asemeja más al funcionamiento del ordenador que al adaptarse a nuestra frenética realidad cotidiana en continua evolución. . Sin embargo, cada obra contiene una parte de ahumado y algo de tueste, por lo que David Allen también nos ofrece algunas estrategias muy interesantes y aplicables que nos ayudarán a optimizar nuestro trabajo. Para no ser demasiado drástico, creo que lo fundamental es leer el libro pero no tomarlo demasiado en serio, hacer una lectura selectiva manteniendo siempre nuestro espíritu crítico, considerando nuestras necesidades, realidad y creatividad. De esta forma podremos personalizar tus propuestas, transformándolas en una herramienta útil que nos ayudará en las actividades diarias.



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