El sexólogo: formación y mitos a disipar

El sexólogo: formación y mitos a disipar

¿Alguna vez te has preguntado qué hace un sexólogo? ¿Sabes exactamente qué formación ha recibido un sexólogo? ¿Es cierto todo lo que escuchas sobre esta profesión? Leer este artículo puede sorprenderte.

El sexólogo: formación y mitos a disipar

Última actualización: 20 de enero de 2022

El sexólogo es una figura poco conocida, ya que está rodeado por un cierto velo de misterio. Antes de describir esta figura profesional, sería bueno definir la sexología. Nos referimos a la ciencia que estudia los sexos, es decir, cómo se identifican, entrecruzan, diferencian e interactúan entre sí a nivel íntimo y público.



Por tanto, no estudia el sexo, en singular, sino los sexos, en plural, ya que son dos, con todas las diferencias resultantes: infinitas formas de vivir y sentirse hombre o mujer.

Es una disciplina científica que tiene unos cien años. No está establecida ni normalizada como otras disciplinas más o menos presentes en nuestra vida. Precisamente por ser tan joven reina en él la incertidumbre, la ignorancia e incluso algunos prejuicios.

Cuando una disciplina no tiene una larga historia detrás, necesita tiempo para estabilizarse, institucionalizarse, obtener la aprobación y la consideración social suficientes. Además de esto, sobre esta ciencia pesa la creencia popular de que solo se ocupa de “problemas en la cama”, en realidad abarca muchas otras situaciones.

A la luz de lo anterior, no es de extrañar que la figura del sexólogo sea aún desconocida para la mayoría. A qué se dedica exactamente o cuál es su formación son solo dos de las preguntas más frecuentes.

Cualidades del sexólogo?

Las contribuciones en el campo de la sexología se pueden agrupar en cuatro categorías: educación, asesoramiento, terapia e investigación. Estas cuatro áreas garantizan un conjunto muy variado de perfiles profesionales, siendo imposible definir uno en particular.


Sin embargo, hay algunos rasgos o cualidades que debe tener un terapeuta sexual o que al menos le ayudarían a ejercer su profesión de la mejor manera posible. Nos referimos a:

  • Habilidades relacionales. En prácticamente todos los ámbitos, el sexólogo deberá enfrentarse a dificultades individuales o de pareja y ello exige cierta delicadeza en el trato, las palabras, las formas y, en definitiva, la comunicación. Encontrar el equilibrio entre la cercanía al paciente y la profesionalidad sin caer en la frialdad es un trabajo difícil que requiere práctica.
  • Curiosidad. El sexólogo está inmerso en un proceso de aprendizaje continuo porque tiene que enfrentarse a temas difíciles de tratar o simplemente porque el estudio de los sexos implica una gran diversidad. La persona que haya elegido esta profesión, por tanto, será curiosa por naturaleza y se alimentará de conocimientos.
  • Apertura mental. El sexólogo no solo debe estar dispuesto a aprender todos los días, sino que también debe estar dispuesto a estar lo suficientemente abierto para extraer información de muchas fuentes y no descartarla o darla por sentada antes de procesarla. Ante la continua y rápida evolución de la sexología, el profesional debe mantenerse siempre actualizado.

¿Qué formación ha recibido el sexólogo?

Ahora conocemos las características recomendadas para ejercer su profesión, pero probablemente no tengamos idea de la formación académica necesaria para convertirse en sexólogo. Es importante señalar que dependiendo del país de referencia, la sexología está más o menos avanzada. En los países donde está más avanzada, esta disciplina ha conquistado un espacio en el ámbito académico y laboral.

Por ejemplo, en España el sexólogo es un profesional que ha obtenido la titulación en Medicina y Cirugía o en Psicología, y posteriormente el certificado de asistencia a un curso de formación en Sexología.


En otros países, sin embargo, la formación en medicina y/o psicología no es imprescindible; de hecho, hay excelentes profesionales formados en sexología tras haber realizado cursos de sociología, periodismo, fisioterapia, filosofía, asistencia social o antropología. Esta disciplina es tan amplia quey la diversidad de perfiles académicos garantiza una amplísima variedad de enfoques.

¿Qué mitos giran en torno a este profesional?

Los sexólogos se ocupan únicamente de los problemas relacionados con la esfera erótica

Es cierto que Los sexólogos se ocupan de los problemas relacionados con las relaciones sexuales, pero no solo. Numerosas situaciones, de hecho, pueden ser tratadas por un sexólogo, como las relaciones, una separación o una traición.

"Si eres sexólogo, seguro que eres muy bueno en la cama"

Este mito puede sonar lindo y hasta divertido, pero la verdad es que puede generar dificultades y expectativas poco realistas sobre la conducta íntima de un sexólogo.

"Esse bueno en la cama" es una expresión que es rechazada por la sexología, porque no existe una "manera correcta" de tener relaciones sexuales. Hay muchos, y debemos elegir el que más placer y satisfacción nos ofrezca.

Va a la escuela a enseñar cómo ponerse un condón.

Más que un mito, esta es una imagen que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo. Es importante hablar de salud sexual; saber ponerse un preservativo, conocer los diversos métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual, pero más aún asegurarse de que los adolescentes deciden tener relaciones sexuales porque quieren y no porque ceden a las presiones.


también es importante enseñar a gestionar la intimidad en la pareja, para que los jóvenes sepan que no se debe intentar controlar la intimidad de la pareja. Y este es solo un ejemplo de las posibles intervenciones en la escuela por parte del sexólogo.

Conclusiones

Existe una clara necesidad de dar a conocer a la población la población del profesional en sexología para disipar los mitos que la menosprecian. Para aprovechar al máximo esto será todos aquellos que necesitan asistencia sexual en cualquier momento de su vida.

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