Última actualización: 14 de junio de 2017
El sentido del humor y una sonrisa nos ayudan a que nuestros problemas sean menos trágicos. Sin embargo, como en diversas situaciones no está bien visto reÃrse y, en general, la sociedad nos enseña a preocuparnos constantemente por todo, la elección de tomarse la vida con alegrÃa ha pasado a un segundo plano.
Las tragedias que vemos todos los dÃas en las noticias nos muestran una realidad en la que la negatividad ha tomado un papel protagónico. Además, las quejas de las personas que nos rodean, dichas en voz alta, nos hacen cuestionar si la vida es justa o injusta.
Absorbemos todo esto hasta el punto de estar condicionado por una visión adversa de nuestra existencia y también acabamos quejándonos de un cristal que se rompe o de una tienda que cierra demasiado pronto. ¡Definitivamente no quieren trabajar!
La preocupación es vista como una muestra de respeto
Tomarse la vida con humor es incompatible con una cultura donde la preocupación es una forma de respeto. Es cierto que bromear sobre la muerte o la desgracia es, en cierto sentido, una falta de consideración hacia los demás. Sin embargo, a veces es bueno ver el lado positivo de los eventos negativos; Los eventos sucederán de la misma manera, como sea que decidamos ver la situación. Nos explicamos mejor a través de un breve ejemplo.
Fernando tenÃa 32 años cuando estaba desempleado. Trabajaba como contable en una empresa, que sufrió las consecuencias de la crisis y tuvo que recortar personal. Todos sentÃan pena por Fernando, trataban de animarlo, de darle esperanza, pero con un velo de tristeza y resignación en el rostro.
A Fernando no le importaba. Se habÃa quedado sin trabajo, es cierto, pero vio en esto una gran oportunidad para invertir y montar su empresa. y lanzarse de cabeza a nuevos proyectos. De hecho, siempre estaba sonriendo, lo que muchos miembros de su familia no parecÃan apreciar, diciendo: “¡cómo puedes ser tan feliz y despreocupado si acabas de perder tu trabajo! ¿No te importa?".
Vivimos en un mundo donde las quejas constantes son normales y los que no lo hacen son juzgados por esto. Por ejemplo, ¿no te has preguntado cómo una persona puede sentirse bien después de solo una semana después de la pérdida de su esposo o del final de su relación?
Tomarnos la vida demasiado en serio nos lleva a dramatizar demasiado Situaciones que tienen fácil solución. Evidentemente, cada circunstancia es diferente, pero si sabemos sonreÃr y mirar al futuro con optimismo, todo será mejor y se presentarán las oportunidades tan esperadas.
Tú eliges cómo afrontar la vida, ya sea como tragedia o como comedia.
Afrontar la vida con humor no implica reÃrse de todo lo que le pasa a los demás ni tomarse a la ligera las situaciones complicadas que se presentan. No, tomarse la vida con humor significa no caer en el victimismo, salir del túnel de los pensamientos negativos y dejar de quejarse, pasar a la acción.
¿Cuántas veces hemos cometido el error de decir que todo lo que nos sucede es producto de un destino adverso? Para que podamos mantener la calma y no hacer nada. TodavÃa hay un largo camino por recorrer antes aceptar todo lo que nos pasa y sobre lo que no tenemos control, del mismo modo que no debemos descuidar aquella parte sobre la que podemos intervenir.
Aprender a reÃrse de situaciones trágicas o dolorosas por las que hemos pasado significa ser resilientes. Esto no quiere decir que nuestro dolor sea menor, sino que tenemos a nuestra disposición una herramienta válida para sofocarlo: nuestro humor. Encontrar la fuerza para levantar la cabeza y sonreÃrle a la vida, aunque te haya asestado numerosos golpes.
No es posible avanzar si seguimos cavando en el hoyo en el que caÃmos. ¿De qué sirve alimentar una emoción con un valor negativo para transformarla en un estado de ánimo? Esto nos impide avanzar, darnos cuenta de lo fuertes que somos y de que disponemos de recursos válidos y suficientes para afrontar situaciones que ponen a prueba nuestra voluntad.
Aportar un poco más de humor a nuestra perspectiva no deberÃa ser una opción, sino una forma de existir. Porque continuamente nos olvidamos de que el humor nos hace cada dÃa mejores, expulsa el nerviosismo por la misma puerta por la que entró y permite sanar cualquier herida del alma. Además, nos permite contagiar nuestra felicidad.
Somos conscientes de que la sonrisa y las endorfinas van de la mano. Sin embargo, rechazamos este analgésico natural que tiene el poder de traernos bienestar donde antes solo habÃa tristeza. ¿No es hora de decir adiós a las tragedias?