El peor consejo que pueden darte es "sé tú mismo"

El peor consejo que pueden darte es

Uno de los consejos más habituales, y también el que más daño puede causar, es: "sé tú mismo". Muchas personas han tenido éxito siendo ellas mismas, pero muchas otras han fracasado o han tenido serios problemas. Si bien puede parecer una contradicción y es probable que muchos no estén de acuerdo, ser nosotros mismos no es garantía de éxito o satisfacción en la vida. O al menos, no siempre.


¿Por qué no siempre es recomendable "ser tú mismo"?

No nos engañemos, tenemos tantas fortalezas como debilidades, tantas luces como sombras. En algunos casos, ser nosotros mismos puede significar la posibilidad de que esas sombras oscurezcan nuestras luces.


Si bien normalmente no nos gusta admitirlo, nuestro comportamiento y nuestras decisiones están determinados por múltiples factores de los que no siempre somos conscientes. Por ejemplo, nuestro sistema nervioso determina nuestra relación con el mundo desde el nacimiento. Por eso hay niños nerviosos que se asustan fácilmente y otros mucho más flemáticos y resistentes. Las características de nuestro sistema nervioso influyen en nuestro carácter, haciéndolo más o menos impulsivo, más o menos flemático.

Por supuesto, las experiencias de la vida también determinan quiénes somos. El apego que desarrollamos en la infancia hacia nuestros padres, su estilo educativo e incluso sus características de personalidad, han quedado impresas en algún lugar de nuestra mente y desde allí siguen condicionando la relación que establecemos con nosotros mismos y con los demás. Cómo procesamos tales experiencias se convierte en nuestro modelo del mundo, que puede ser más o menos subjetivo.

Ser nosotros mismos implica, en cierto modo, dar rienda suelta a aquellas características menos deseables y condenarnos a la inmovilidad.

De hecho, existe una gran diferencia entre la autoaceptación evolutiva y la conservadora. Aceptarnos a nosotros mismos implica, ante todo, conocernos bien, pero también significa reconocer y asumir que hay aspectos que no nos gustan. En este punto podríamos adoptar una postura conservadora y aceptar lo que no nos gusta, pensando que “somos así y no podemos cambiar”, o podemos adoptar una postura de desarrollo y esforzarnos por mejorar un poco más cada día.



Sea nuestra mejor versión

Si eres una persona impulsiva, que toma decisiones sin pensar, que abandona la tarea a la mitad, que se desmorona ante el primer obstáculo o que suele concentrarse en lo negativo, ser usted mismo no le proporcionará muchas experiencias gratificantes. Por el contrario, puede crear un círculo vicioso que dé paso a trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión.

Por eso, el mejor consejo es: "sé la mejor versión de ti mismo". Esto no significa sentirse culpable o infeliz por nuestras "sombras", sino esforzarnos cada día por ser la persona que nos gustaría ser.

Ser la mejor versión de nosotros mismos no significa ser inconsistentes o dejar de ser auténticos, la autenticidad es la capacidad de expresar quiénes somos, pero de la manera más asertiva posible, sin dañar a los demás ni a nosotros mismos. Si ser auténtico significa lastimarse y limitarse o dañar a los demás, entonces tenemos un problema.


En este caso, es importante hacer un ejercicio de introspección y preguntarnos si no hay excusa detrás de esa presunta "autenticidad" para no trabajar sobre las sombras de nuestra personalidad. Domar nuestro sistema nervioso y silenciar la influencia de nuestras experiencias pasadas es difícil, por lo que a menudo nos sentimos mucho más cómodos en la zona de confort que hemos creado. El problema es que en ese espacio limitado no crecemos.

Por lo tanto, sé auténtico, pero siempre trata de ser la mejor versión posible de ti mismo. No te ames demasiado para cometer el error de pensar que no hay más espacio para el crecimiento y el desarrollo.


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