El miedo a salir de la zona de confort

El miedo a salir de la zona de confort

“No tendremos mejores condiciones en el futuro si nos sentimos satisfechos con lo que tenemos hoy”, dijo Thomas Alva Edison. Salir de la zona de confort es fundamental para tomar oxígeno psicológico. Fuera de esta área ampliamos nuestra cosmovisión, aprendemos cosas nuevas, probamos nuestra fuerza y ​​cambiamos nuestros hábitos. En una palabra: crecemos. Solo una cosa nos detiene: el miedo.

¿Por qué tenemos miedo de salir de la zona de confort?

El miedo a salir de la zona de confort es la expresión de miedos más profundos, que forman un enredo psicológico que nos mantiene atados a una situación que no es ideal para nuestro crecimiento y que además puede resultar contraproducente.



Si bien puede parecer contradictorio, a veces preferimos permanecer en lo conocido, incluso si nos causa dolor, en lugar de explorar lo incierto. El dicho es “mejor un mal experimentado que un bien desconocido” representa perfectamente esta forma de pensar. Comprender qué nos detiene, cuáles son los miedos que nos mantienen paralizados, es el primer paso para dejar atrás los problemas de la zona de confort.

1. Miedo a perder el control. La zona de confort es un espacio donde creemos que lo tenemos todo bajo control. Salir de ese espacio relativamente seguro nos asusta porque significa que tenemos que aprender a fluir con el curso de los eventos y reconocer que tenemos muy poco control sobre las circunstancias.

2. Miedo a la incertidumbre. La zona de control es un espacio donde podemos predecir con certeza lo que sucederá. Salir de ese hueco significa saltar al vacío, lo que genera miedo y ansiedad. Cuando todo es posible, la cantidad de posibilidades disponibles nos marea. Es por eso que el miedo a salir de la zona de confort tiene sus raíces en el miedo a la incertidumbre.



3. Miedo al fracaso. Salir de la zona de confort conlleva riesgos, cada vez que asumimos riesgos nos enfrentamos a la posibilidad de fallar. El miedo al fracaso puede paralizarnos porque representa un doble golpe a nuestro estatus social y a la imagen que tenemos de nosotros mismos. Por eso preferimos quedarnos en esa zona donde gozamos de cierto grado de aceptación y "éxito" garantizado.

4. Miedo al rechazo. "Ser obediente. Ella estudia. Trabaja. Casado. Tener hijos. Saca una hipoteca. Viendo la televisión. Solicita préstamos. Compra muchas cosas. Y lo más importante, nunca cuestione lo que le han dicho que haga ”, dijo George Carlin. Si salir de la zona de confort implica desafiar el camino socialmente establecido y las expectativas que otros han depositado en nosotros, es normal que asuste. Es el miedo a decepcionar a los demás, las opiniones de los demás y, sobre todo, al rechazo de quienes no nos comprenden o no comparten nuestra visión de la realidad.

5. Miedo al cambio personal. A veces, el miedo a salir de la zona de confort se debe a un apego excesivo a nuestro "yo". Rechazamos lo nuevo o lo diferente porque tememos que dañe la imagen que nos hemos formado. Tenemos miedo de perder todo aquello con lo que nos identificamos, porque implica dar un paso en una dirección terrible: cuestionarnos a nosotros mismos, cuestionar nuestra forma de pensar y las creencias en las que hemos fundado nuestra identidad. Por eso preferimos ceñirnos a los estereotipos que subyacen a nuestro yo.


La desventaja de la zona de confort

La zona de confort es un espacio de comportamiento más o menos restringido en el que nuestras actividades y comportamientos se adaptan a una rutina y patrón que minimiza el nivel de estrés y riesgo. Nos ofrece un estado de seguridad mental. No hay duda. Los beneficios son obvios: un nivel aceptable de satisfacción, poca ansiedad y relativamente poco estrés. Sin embargo, las desventajas de la zona de confort son tan numerosas que no vale la pena quedarse atrapado en ese espacio reducido.


- Nos impide alcanzar nuestro máximo potencial. Un experimento realizado a principios del siglo XX mostró que un estado de bienestar relativo genera un nivel constante de rendimiento. Pero si queremos maximizar nuestro rendimiento necesitamos aumentar ligeramente el nivel de ansiedad para alcanzar un estado de "ansiedad óptima", que está precisamente fuera de nuestra zona de confort. Este estado de "malestar productivo" es lo que nos permite crecer y convertirnos en las personas que podemos ser.

- Nos será cada vez más difícil gestionar los cambios. A medida que nos sentimos más cómodos con lo conocido, la cantidad de herramientas a nuestra disposición para hacer frente a la vida disminuye, por lo que nos será cada vez más difícil lidiar con cambios nuevos e inesperados. Su impacto nos dejará cada vez más asustados e indefensos. Por el contrario, afrontar nuevos retos y buscar activamente la novedad nos permitirá sentirnos más cómodos con la incertidumbre y lo desconocido, para que podamos solucionar mejor los problemas cuando surjan.


- Nos cerraremos a nuevas ideas y creatividad. La creatividad debe alimentarse de la novedad. Incluso los sinépticos, una técnica creativa que implica combinar conceptos conocidos para dar lugar a algo nuevo, requiere estar dispuesto a abrirse a lo nuevo. Si nos encerramos en nuestra zona de confort, cerramos la puerta a la creatividad y evitamos el flujo de nuevas ideas, escondiéndonos detrás de los muros de lo antiguo y conocido.

La zona de confort representa el pasado hecho presente, es un vano intento de minimizar la incertidumbre del futuro. Salir de ese espacio que hemos construido más o menos conscientemente da miedo porque significa reconocer que no tenemos el control y que cualquier cosa que no encaje en nuestros planes puede pasar. Pero permanecer en la zona de confort para siempre equivale a condenarnos a la inmovilidad. Y esto es peor. Porque, como decía Hellen Keller, “la vida es una aventura atrevida o no es nada”.


¿Cómo superar el miedo a salir de la zona de confort?

Hay personas que pueden salir de su zona de confort dando un gran salto porque son capaces de manejar su nivel de ansiedad. Hay otros que necesitan dar pequeños pasos a la vez. Independientemente de la estrategia que utilice para salir de la zona de confort, lo importante es ampliar sus horizontes.

El secreto está en encontrar el equilibrio, para que la novedad genere una ansiedad beneficiosa, una ansiedad que no es dañina pero que nos da el empujón psicológico necesario para atrevernos a cambiar. Estos ejercicios para salir de la zona de confort te ayudarán a abrazar la novedad. Recuerda que no puedes convertirte en la persona que quieres ser si te aferras a quién eres, parafraseando al escritor Max DePree.

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