El legado emocional que dejó mi perro

El legado emocional que dejó mi perro

El legado emocional que dejó mi perro

Última actualización: 14 de abril de 2016

La infancia, cuando se vive en compañía de los animales, es más completa y deja un legado emocional que puede hacernos crecer como personas. La felicidad que nos brinda un animal, ya sea un gato o un perro, es tan sincera y noble que todos los niños deberían crecer con este privilegio..

Según un estudio publicado en el periódico The Guardian, tener una mascota ayuda a los niños a ser más empáticos. Aún así, el mismo estudio revela que los niños que crecen con un animal tienen menos probabilidades de tener problemas de asma (hasta un 50% si crecen en una granja).



Las mascotas son una fuente de bienestar para los niños. Estamos seguros que ahora estarás recordando con cariño y nostalgia a ese animal que tantas sonrisas te regalaba cuando eras pequeño. En este artículo te invitamos a reflexionar sobre la importancia de tener mascotas desde pequeños.

Los animales nos ayudan a socializar en la infancia

Los perros o los gatos son más que simples compañeros de juegos. Hoy en día, hay padres que tienen miedo de llevar una mascota a casa con niños pequeños porque los consideran un riesgo. Sin embargo, no está de más recordar que una mascota bien cuidada es un recurso terapéutico para nuestros hijos.

Dieter Krowatschek, psicólogo infantil y profesor en Marburg (Alemania), escribió un interesante libro titulado "Los niños necesitan mascotas" en el que demuestra la capacidad de los perros para favorecer la socialización de los niños..

Los perros son un recurso terapéutico para los niños

Algunos animales, como los perros por ejemplo, son en varias ocasiones un recurso terapéutico para los niños:



  • Los niños son más curiosos y menos cautelosos que los adultos.. Los animales pueden ser los exploradores más intrépidos y valientes, por lo que pueden demostrar a los niños que la mejor actitud ante la realidad es abrirse a los descubrimientos. Por otro lado, son maravillosos guardianes, lo que los convierte en perfectos compañeros en las primeras escaramuzas de nuestros pequeños.
  • Gracias a los animales, nuestros niños desarrollan una adecuada capacidad empática. Entienden desde temprana edad el valor de una caricia, de las palabras y la importancia de los refuerzos positivos frente a los negativos.
  • Algo tan sencillo como tener un perro en casa evita el riesgo de estar muchas horas delante del ordenador o la televisión. Los niños desarrollarán habilidades de relación más lúdicas y abiertas.
  • Las mascotas son excelentes compañeras a la hora de desahogar emociones, canalizar la tristeza, el miedo o la ira. De hecho, no podemos olvidar lo que dicen muchos estudios: los animales tienen emociones y también pueden interpretar las nuestras.

Tampoco debemos subestimar el gran beneficio terapéutico que los perros pueden ofrecer a los niños con autismo o déficit de atención. Les permiten concentrarse, disfrutar del contacto físico e interactuar con el entorno de forma más segura.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la mayoría de los recuerdos se basan en la infancia y nos dan una identidad. Todos estos hermosos momentos vividos con nuestro perro cuando éramos pequeños se alojan en nuestro hipocampo y crean una especie de "caja negra". Algo que sobrevive para siempre.


  • Todos tenemos dos tipos de memoria.: uno parece tener una especial preferencia por revivir las partes más incómodas de nuestro pasado; en cambio, el otro de alguna manera “compensa”, tiene la tarea de transportarnos a los momentos felices de nuestra infancia, cuando nuestras mascotas tenían un papel fundamental.
  • El recuerdo más claro empieza a tomar forma alrededor de los 3 años. Desde esta edad hasta la adolescencia vivimos lo que María Montessori ha definido como “períodos sensibles”. Durante estos tiempos, cualquier estímulo adquiere vital importancia.
  • Si mi infancia es mi identidad, mi perro me enseñó la lealtad del amor. Estamos seguros de que estarás de acuerdo con esta afirmación: gracias a ese animal que creció contigo, has aprendido lo que significa darlo todo por nada. Los perros no conocen los rencores y esto es algo que seguro has aprendido y nunca has olvidado.

También sabemos que es posible que los recuerdos, del perro, gato u otros animales que te acompañaron durante tu infancia, también te traigan un poco de nostalgia, mezclada con tristeza, Un sentimiento similar al que nos invade cuando recordamos algunos momentos compartidos con seres queridos que, por una u otra razón, ya no están..



Llegados a este punto, no olvides que los animales nunca mueren, duermen en nuestros corazones. No hay mayor homenaje que puedas rendir a tus amigos de cuatro patas que una hermosa sonrisa y un gran agradecimiento por todo lo que han hecho por ti: gracias a ellos eres mejor persona y, con la experiencia que tienes a tus espaldas, eres tú. probablemente quiera que sus hijos tengan un animal junto a ellos para crecer.

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