El juego de la seducción según la psicología

El juego de la seducción según la psicología

El juego de la seducción es complejo: a veces es placentero y divertido, otras veces puede ser doloroso y frustrante. La psicología puede ayudarnos a conocer las reglas y variables del juego.

El juego de la seducción según la psicología

Última actualización: 26 agosto 2022

Contrariamente a lo que muchos creen, el juego de la seducción no se trata sólo de la esfera sexual o erótica. En la vida cotidiana pueden darse situaciones en las que, de una forma u otra, tengamos que "seducir" a alguien.



Por ejemplo, ¿no tratamos de seducir cuando estamos en una entrevista de trabajo o quien viene a ver uno de nuestros shows? Seducir también significa convencer, persuadir a una persona oa un grupo de personas para que nos elija en un determinado contexto o para que elija una opción que nos interese.

La palabra "seduzione" deriva del latín seducir, que combina el prefijo se (separación) con el verbo ducere (conducir, conducir, dirigir); significa, por lo tanto, separar o desviar a alguien de su camino o posición. Este es el significado original, pero a lo largo de la historia se le han atribuido diferentes significados.

Es en la Biblia, en su traducción latina, donde el verbo seducir adquiere una connotación más concreta, reduciendo su significado al acto de engaño o al ocultamiento de información para obtener alguna recompensa (por ejemplo, cuando la serpiente seduce a Eva en el jardín del 'Edén).

En este artículo hablaremos sobre el significado más común del término seducción. Nos referimos a la capacidad de despertar atracción para tener un encuentro erótico o establecer algún vínculo afectivo.

El juego de la seducción: ¿es la seducción un juego?

Absolutamente sí, lo es. El juego de la seducción es muy complejo: a veces es placentero y divertido, otras veces puede ser doloroso y frustrante. Pero es un juego entonces lo primero que hay que hacer es tratar de entender las reglas, los trucos, los riesgos, los límites y los tiempos.



Una vez en posesión de esta información, podemos decidir si jugar o no, y qué estrategia adoptar. Si decides jugar al juego de la seducción, es porque conoces todos los aspectos del juego y, después de la debida consideración, se espera que el placer y la satisfacción sean mayores que el dolor y el sufrimiento.

Seducir no es un juego de suma cero en el que si tú "ganas", la otra persona "pierde". Más bien, podríamos incluirlo en juegos cooperativos: aquellos en los que los participantes no compiten entre sí y buscan ventajas comunes para todos. De hecho, si el juego de la seducción se vuelve cooperativo, significa inequívocamente que estás jugando bien.

Además de enmarcar la seducción en la teoría de juegos, es importante separarla de algunos de los mitos que la rodean. La seducción no es matemática ni exacta ni predecible.

Películas como Hitch He Does Understand Women (2005) han reforzado ideas como las del gurú dando consejos "infalibles" sobre cómo ligar o seducir a las mujeres. Esta idea está muy lejos de la realidad. Cuando es seducido, ven a jugar tantas variables que es imposible controlarlas todas.

¿Qué variables psicológicas influyen en la seducción?

El estudio del comportamiento humano ha identificado qué variables son decisivas en el juego de la seducción. Al conocerlos, podríamos dar la mejor versión de nosotros mismos.

Estas variables están lejos de ser sugerencias que funcionen en cualquier contexto o con cualquier persona. Simplemente nos dicen lo que entra en juego durante la seducción.


Autoconocimiento y aceptación.

Cuando nos conocemos a nosotros mismos en todos los niveles, somos capaces de establecer límites sobre lo que nos gusta y lo que no nos gusta, así como decidir hasta dónde podemos llegar en el juego.


En algunos contextos podemos expresarnos lo mejor posible, en otros no podemos mostrar nuestra mejor versión. Aceptarte como eres es un ejercicio más difícil de lo que piensas. Pero es necesario cuando se trata de sacar las mejores cartas en el juego de la seducción.

expectativas

La expectativa es una de las variables que más malestar puede causar, malentendido o confusión. Tener expectativas realistas es una forma de prevenir situaciones desagradables y evitar el sufrimiento.

Esperar demasiado de una relación, si esta relación finalmente no se desarrolla, nos hará sentir frustrados. Asimismo, tener expectativas demasiado bajas nos impedirá adoptar una actitud relajada y confiada.

Atención

Hablando de procesos psicológicos básicos, la atención nos permite distinguir lo que es importante de lo que no lo es. Cuando se trata de seducir, esta es una de las primeras variables a considerar.

La atención nos permite centrar nuestros recursos cognitivos en aspectos como la comunicación a adoptar hacia la persona a la que queremos seducir, sus características físicas, su forma de vestir, su estilo, etc. Además, nos proporciona información que puede ser relevante permitiéndonos priorizar algunos aspectos importantes sobre otro tipo de estímulos.

percepción

Es la capacidad que tenemos para obtener información a través de nuestros sentidos. Si bien la atención nos permite enfocar e identificar estímulos importantes, la percepción nos permite procesarlos, interpretarlos y elegir la mejor manera de interactuar.


En el juego de la seducción, sólo lo que percibimos no es una opinión. Necesitamos dar sentido a las señales verbales, a la comunicación no verbal y a aquellos estímulos como los olores que en un principio no parecen importantes. Sobre los olores, en particular, se está desarrollando una verdadera literatura, basta pensar en los estudios sobre las feromonas.


Memoria

No solo es importante obtener información sobre nuestra pareja, sino que también debemos ser capaces de conservar esta información y saber utilizarla. Las formas de almacenar esta información dan lugar a dos tipos principales de memoria:

  • Memoria de corto plazo. Nos ayuda a la hora de conservar información que después de recibirla dejará de estar disponible (salvo que existan elementos que faciliten su memorización). Por ejemplo, un número de teléfono o una dirección.
  • La memoria en lungo termine. Este tipo de memoria se puede utilizar para almacenar información sobre el día en que interactuamos con una persona. De esta forma, podríamos utilizarlos para una posible segunda cita o reunión. O podemos recuperar información de nuestro pasado y usarla en una conversación. Por ejemplo, si hablamos de gustos musicales, podríamos hablar del primer concierto al que asistimos.

jardines

Tiene que ver con la cantidad de recursos que estamos dispuestos a utilizar para lograr un resultado específico. En otras palabras, la motivación expresa el grado de interés que tenemos por hacer algo.

En el juego de la seducción conviene hacer un pequeño ejercicio de introspección para saber lo motivados que estamos para emprender el juego. Es más, debemos asegurarnos de que estamos jugando con la persona que queremos, de la forma que queramos y que no haya otra motivación que la que tiene que ver con el propio juego. Hay dos tipos de motivación:

  • Motivación extrínseca. Se trata del interés que tienes por alcanzar una meta, independientemente del camino para lograrla. Por ejemplo, obtener una licencia de conducir o estudiar una carrera.
  • Motivación intrínseca. Representa el interés por el camino que hay que recorrer para alcanzar una meta, más que la meta en sí (aprender a cocinar o leer un libro, etc.). En el juego de la seducción conviene tener una motivación intrínseca orientada al camino y al juego mismo más que a la consecución de la meta.

El juego de la seducción y el papel de las emociones

¡No debemos olvidarnos de las emociones! Son la esencia del juego. Al principio del artículo decíamos que el juego de la seducción no siempre nos dará placer, pero no cabe duda de que nos excitará. Si no, significa que este juego no es para nosotros.

Además, en ese hipotético equilibrio donde las ventajas de jugar pesan más que las desventajas, las emociones deben estar, en mayor o menor medida, siempre presentes. Cuando decidimos seducir a alguien, sentir emociones es fundamental para iniciar el juego.

El deseo sexual o erótico y el juego de la seducción

El deseo sexual o erótico, un concepto complejo difícil de describir y con un poder motivacional muy alto, está íntimamente relacionado con la seducción. Seguramente, no tiene mucho sentido tratar de seducir a alguien que no nos atrae sexualmente. El deseo es otra de las variables a tener en cuenta cuando queremos iniciar el juego de la seducción. En concreto, es una variable que puede determinar la forma en que jugamos de múltiples maneras.

dirección del deseo

Cuando seducimos a alguien, tenemos un objetivo específico. En el plano erótico, hay dos tipos de caminos a la meta final o el cumplimiento de nuestros deseos.

En este sentido, podemos hablar de “deseo de quién”, es decir, dirigido a una persona concreta, sin indagar demasiado en lo que haremos cuando hayamos llegado a una relación íntima. (Queremos a alguien y no nos importa si haremos unas cosas u otras en una futura relación). Y luego está el “deseo de qué”, que se refiere al deseo de realizar una determinada actividad erótica; en este caso nuestros pensamientos son más sobre cómo hacerlo que con quién hacerlo.

Para seducir, debemos adaptar nuestra forma de jugar a la dirección de nuestro deseo erótico.

El papel del deseo en el juego de la seducción

Nos referimos a la forma en que jugamos y los mecanismos de comportamiento que utilizamos para seducir a la persona que queremos. Estos roles están determinados por nuestros rasgos de personalidad. En este sentido, hay dos tendencias:

  • Rol activo. El sujeto toma la iniciativa y asume el papel de “deseante”: hace el primer acercamiento, comunica directamente, alaba, halaga, etc. Es lo que los griegos llamaban erastès.
  • Rol pasivo. El sujeto asume el papel del "deseado". En este caso la persona seduce colocándose en la posición de ser y sentirse querido. Es lo que los griegos llamaban eromenos.

¿Es la seducción una cuestión de género?

El género es una construcción social que interviene en el juego de la seducción. Es poco probable que un chico y una chica de la misma edad, con la misma educación, con rasgos de personalidad similares y viviendo en la misma ciudad, tengan una historia de igual seducción.

Probablemente, aún hoy existe un claro reflejo del machismo según el cual el juego de la seducción es socialmente penalizador si lo inicia una mujer en lugar de un hombre. Esta situación hace que una chica tenga miedo de seducir de la forma que crea conveniente, especialmente si es ella quien juega un papel activo en el juego de la seducción.

Habría que combatir y derrotar estos estigmas arcaicos sobre la seducción para equiparar posiciones. Tanto las mujeres como los hombres deben poder jugar este juego con las mismas reglas.

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