El dolor físico y el perdón

El dolor físico y el perdón

El dolor físico y el perdón

Última actualización: 11 2016 noviembre

El perdón es un proceso complejo que requiere muchos recursos emocionales para entrar en juego. Difícilmente se produce de forma espontánea, sobre todo si la herida ha sido profunda. Por esta razón, muchas veces es muy difícil perdonar. Lo malo es que este rencor puede acabar comprometiendo gravemente nuestra salud y bienestar.

A veces puedes sentir que el dolor físico no tiene explicación, pero no es así. No te puedes imaginar cuántos dolores físicos en realidad se originan en la mente y las emociones.



Los consultorios médicos están llenos de personas que buscan alivio para estas dolencias y que la mayoría de las veces solo encuentran una receta para enmascarar los síntomas. El problema es que cuando la causa de algunos síntomas no es evidente y al principio no son preocupantes, se suelen dedicar demasiados recursos a encontrar su origen.

 “Enseñamos a perdonar, pero también enseñamos a no ofender. Sería más efectivo"

Todo en la mente afecta al cuerpo. La razón es muy sencilla: prácticamente todo nuestro cuerpo está asociado al sistema nervioso. Este, a su vez, es el encargado de percibir y procesar las emociones. De esta forma, cuando las emociones y/o pensamientos se alteran y no se procesan, se manifiestan de todos modos.

Muchas veces lo hacen en forma de dolencias físicas o dolores en alguna zona del cuerpo. Un dolor para el que no se identifica una causa visible en ninguna prueba que busque una alteración fisiológica. Una situación que puede desesperar al paciente, pero que puede tener el mismo efecto en el médico si no está familiarizado con las enfermedades funcionales.


El cuerpo y el perdón

Los estudiosos del tema han podido establecer una clara relación entre el dolor físico y los procesos emocionales, como el perdón. Hablamos del perdón porque es un proceso emocional complejo, que contiene emociones muy poderosas y difíciles de manejar. Se relaciona con la ira, la tristeza, la paranoia y el resentimiento. Por esta razón, puede causar severos daños emocionales, pero también manifestarse en forma de dolor físico.


El cuerpo grita lo que la boca calla. No perdonar significa vivir en el pasado, ligado a un sentimiento que no evoluciona. Un rencor disfrazado que se estanca y se retroalimenta de forma muy negativa. Algunos lo definen como la sensación que se tiene cuando se tiene en las manos una brasa ardiendo, esperando el momento adecuado para arrojársela a la persona a la que tanto rencor. Es más dolor el que te haces a ti mismo que al otro.   

Hay ciertos órganos del cuerpo particularmente relacionados con las huellas de un perdón aún no producido. La garganta, el aparato respiratorio, el cuello, los tobillos y la espalda, por ejemplo, son zonas del cuerpo que, cuando duelen sin razón aparente, pueden indicar la presencia de un proceso inconcluso de perdón.

El mapa del perdón en el cuerpo 

Es bueno prestar atención a los dolores físicos que aparecen y desaparecen repetidamente sin que exista una razón específica. Lo más probable es que se trate de emociones no resueltas, sobre todo de un perdón no concedido.. Nuestro cuerpo habla del perdón así:

  • Dolor e irritación en la garganta. El dolor de garganta está relacionado con las palabras no dichas o la incapacidad de expresar el dolor después de una afrenta.
  • Gripe frecuente. Habla de lágrimas no lloradas, seguramente por orgullo o porque hay tanta rabia que nos impide reconocer el dolor que nos han causado.
  • dolor de cuello Esta zona del cuerpo refleja la flexibilidad o inflexibilidad de una persona. Si el rencor se ha establecido en la vida de uno, es probable que el área del cuello se vea seriamente afectada. El resentimiento es una pasión que induce una fuerte tensión que debe ser sostenida durante mucho tiempo y, por ello, acaba dañando los músculos del cuello.
  • los tobillos Cuando no se emprende el camino del perdón, es probable que se refleje en los tobillos. Una articulación sobre la que se proyecta la capacidad de progresar en la vida. Cuando duelen, casi siempre se debe a que se estanca en un sentimiento negativo.  
  • Dolor de espalda. En este caso, la ausencia de perdón se experimenta como una carga que se rechaza inconscientemente. El resentimiento origina una carga emocional que se traduce en dolor de espalda, especialmente en la parte media. Si el rencor está relacionado con cuestiones de dinero, es más frecuente que se presente en la zona baja.
  • Molestias en la rodilla. Se asocian frecuentemente con la resistencia a la flexión. Es el orgullo el que domina las acciones. Se cree, conscientemente o no, que el perdón es una acción de sumisión.
  • Los dientes y las encías. Estas partes del cuerpo están íntimamente relacionadas con cualquier sentimiento agresivo. Cuando tiene dificultad para expresar la ira, es más probable que se le rompan los dientes o que se le inflamen las encías. Si el enfado es mayor, los dientes tienden a moverse.

El cuerpo es como un mapa en el que se puede seguir el camino de las emociones contenidas, no expresadas. No somos sólo un organismo ni sólo una mente. Mente y cuerpo están unidos, se complementan, se influyen mutuamente. Por eso, cuando se experimenta un dolor físico, siempre se debe reflexionar sobre el componente emocional que se le puede asociar.



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