Educación sexual, ¿a quién debe ir dirigida?

Educación sexual, ¿a quién debe ir dirigida?

La educación sexual está cobrando cada vez más importancia en nuestra sociedad. ¿Por qué y qué ventajas ofrece?

Educación sexual, ¿a quién debe ir dirigida?

Última actualización: 19 de febrero de 2022

La educación sexual no es un tema como cualquier otro. En la mayoría de los países de la Unión Europea -España excluida- se ha introducido como asignatura obligatoria en los centros educativos, aunque de forma transversal.

Incluso en países donde la ley exige la educación sexual, las modalidades de aplicación del programa a menudo se dejan en manos de cada escuela. ¿Qué significa educación sexual de calidad y para quién debe ser?



¿Qué es la educación sexual?

Actualmente se denomina educación socioafectiva y sexual., pero los dos conceptos tienen el mismo significado. La redacción es casi redundante.

Si tomamos como referencia la palabra "sexo", educación sexual significa educación de los sexos. En otras palabras, se refiere a la forma en que las personas, consideradas como seres sexuales, se relacionan en la vida privada y pública, tanto a nivel emocional como erótico. Hablar de género o sexo implica referirse implícitamente a emociones, afectos y vínculos.

La educación sexual, por tanto, tiene la tarea de educar a los niños en las relaciones afectivas y eróticas. Pero su rol no termina ahí, también debe brindar las herramientas que ayuden a vivirlas de manera plena y significativa.

Es importante recordar que esto, como en otras materias escolares, se logra a través de una metodología, objetivos precisos, una estrategia pedagógica y una serie de herramientas didácticas.

Dificultades actuales

Aunque la educación en sexualidad responde a una necesidad específica, aún hoy existen dificultades objetivas que dificultan una intervención educativa de calidad.

  • Transversalidad. Un aspecto que incide en los métodos de intervención. Si la educación sexual se deja en manos de instituciones educativas individuales, entonces habrá diferencias entre una escuela y otra en cuanto a horas de clase, contenido, público objetivo, etc.
  • Figuras profesionales involucradas. Puede ocurrir que la figura encargada de la intervención educativa no tenga la formación necesaria. Además de ser inapropiado, es incluso peligroso. En un campo donde hablamos de conciencia, amor, relaciones, identidad, orientación (y mucho más), es fácil caer en el adoctrinamiento si el discurso no se conduce de forma rigurosa o científica. La figura profesional más cualificada para esta intervención es el sexólogo. 
  • Reconocimiento social de la sexología. Las intervenciones en este sentido aún no cuentan con la plena aceptación social. Si comparamos esta disciplina con cualquier otra, salta a la vista de inmediato que no la consideramos una prioridad. A la luz de esto, faltan inversiones y recursos, incluso si las cosas están comenzando a cambiar.

¿Quiénes son los destinatarios?

La educación sexual suele asociarse a la adolescencia, como una etapa crucial llena de cambios en este ámbito. Sin embargo, es útil, además de aconsejable, en todas las etapas de la vida.


Los complejos relacionados con la apariencia física o los miedos ante determinadas situaciones pueden estar presentes en todas las edades de la vida. Un buen programa de educación sexual debe abordar estas y muchas otras dificultades; debe promover el autoconocimiento y la diversidad.

De esta forma, la educación sexual puede ayudar a quienes están pasando por una situación problemática, independientemente de la edad. Asi que, una intervención educativa de este tipo está indicada en cualquier etapa de la vida.

Educación sexual: ¿por qué es necesaria?

La educación sexual nos anima a mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos y con los demás. Nos proporciona un amplio abanico de conocimientos y herramientas que nos permiten disfrutar de una vida afectiva y erótica sana.

Si está mejor regulado o se considera importante, reduciría significativamente las dificultades y problemas relacionales. En este sentido, la afirmación "el conocimiento nos hace libres" adquiere una importancia especial; cuando comenzamos a conocer la variedad dentro de la sexualidad, podemos aceptar que cada relación es única y diferente; que hay infinitas maneras de sentirse cómodo y tener una relación positiva.

Contrariamente a la creencia popular, la educación sexual no se limita a enseñar a usar un condón. Sería como decir que las matemáticas consisten en saber cuánto es dos más dos.


Si bien es necesario hablar de infecciones de transmisión sexual, métodos anticonceptivos y órganos genitales masculinos y femeninos, Es igualmente importante aprender a decir "no" a una relación no deseada; pero también que la penetración no es la única modalidad existente ni la mejor; que hay formas, dimensiones y tiempos en el ámbito íntimo que no son impuestos por la sociedad y que no se corresponden con la realidad.

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