Distimia: el peso continuo de la tristeza

Distimia: el peso continuo de la tristeza

Distimia: el peso continuo de la tristeza

Última actualización: 24 de marzo de 2017

A veces le sucede a todo el mundo sentirse deprimido. Es normal estar triste de vez en cuando. Son momentos, muchas veces necesarios para reaccionar e intentar mejorar nuestra vida o superar acontecimientos desagradables.

Ahora imagine que este estado de ánimo negativo ha estado con usted continuamente durante más de dos años. No es difícil imaginar el malestar que puede sentir una persona en estas condiciones. Esto es lo que sucede en caso de distimia... ¡siga leyendo para obtener más información!



“Estoy muy triste y me siento más desafortunado de lo que puedo decir, y no sé de dónde he llegado… No sé qué hacer ni qué pensar, pero tengo muchas ganas de irme de este lugar. .. siento tanta melancolía"

-Vincent Van Gogh-

¿Qué es la distimia?

Hablamos de distimia cuando una persona se encuentra en un estado de ánimo depresivo durante al menos dos años. La observación de esta condición puede ser realizada por quienes la padecen y por quienes rodean a la persona.

Aunque puedan parecer similares, distimia y depresión no son lo mismo.

En el caso de distimia, durante los dos últimos años de vida la persona no ha pasado un período superior a dos meses en los que no haya presentado, al menos, dos de los siguientes síntomas: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, falta de energía o fatiga, baja autoestima, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, sentimientos de desesperanza.

Sin embargo, las personas con distimia a veces no presentan todos estos síntomas o no son tan intensos como en un cuadro depresivo. Sin embargo, existe otro problema: es muy persistente en el tiempo. Así lo hacen las personas con distimia se encuentran inmersos prácticamente continuamente en un estado de ánimo melancólico. Además, si no se utiliza un tratamiento psicológico adecuado, esta condición puede derivar en un trastorno depresivo más grave.  



"La melancolía es un deseo indoloro, semejante a la tristeza en la misma medida en que la niebla se parece a la lluvia".

-Henry Wadsworth Longfellow-

Además de prevenir la aparición de otras psicopatologías, la terapia es necesaria ya que la distimia provoca una gran angustia en quien la padece. En consecuencia, se produce una fuerte merma en la calidad de vida de estas personas, ya que su malestar psicológico afecta a los distintos ámbitos en los que se mueven.

¿Cuál es la diferencia entre distimia y depresión?

Con lo anterior, no sería extraño preguntarse si ¿No es lo mismo distimia que depresión? La respuesta es "no", aunque es cierto que tienen algunas características comunes, que pueden engañarnos.

Las personas deprimidas también se sienten deprimidas la mayor parte del día y la mayoría de los días. Esta condición es evidente, al igual que la distimia, tanto a los ojos del sujeto que la padece como de quienes le rodean. la diferencia es que en la depresión la duración es de al menos dos semanas, mientras que en la distimia estamos hablando de dos años o más.

“Y en esta vacilación de aliento y agonía, llena de dolores que apenas puedo soportar. ¿No odias que caigan las gotas de mi melancolía?

-Rubén Darío-

Los otros elementos comunes son las alteraciones del sueño, el aumento o la pérdida de apetito (aunque en la depresión se puede producir un cambio importante de peso sin seguir una dieta adecuada para este fin), el cansancio (que en la depresión se manifiesta más como una pérdida continuada de energía) y dificultad para concentrarse o tomar decisiones (acompañado de una reducción persistente en la capacidad de pensamiento).


Como vemos, ya en las similitudes hay matices que marcan diferencias. A lo ya dicho hay que añadir que en la depresión reduce en gran medida el interés o el placer en todas o casi todas las actividades, la mayoría de los días y durante la mayor parte del día. Pero hay más


También hay agitación diaria y continuada o retraso psicomotor, sentimientos excesivos o inapropiados de inutilidad o culpa y pensamientos e ideas recurrentes de muerte o suicidio o intentos y planes para llevarlo a cabo. Todo esto está ausente en la distimia. En ambos, sin embargo, podemos ver el deterioro y el malestar que provoca en quienes lo padecen, lo que pone de manifiesto la necesidad de buscar ayuda para que los afectados puedan salir de esta terrible situación.


Imágenes cortesía de Xavier Sotomayor, Priscilla du Preez y Patryck Sobczak

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