Desarrolla la inteligencia emocional con 3 estrategias

Desarrolla la inteligencia emocional con 3 estrategias

No somos pasivos frente a lo que sucede a nuestro alrededor y para ello mantenemos una profunda dinámica interior. Desarrollar la inteligencia emocional también es una forma de detectar tales cambios.

Desarrolla la inteligencia emocional con 3 estrategias

Última actualización: 09 de diciembre de 2019

Desarrollar la inteligencia emocional significa aumentar la capacidad de reconocer los patrones a los que se ajustan nuestras emociones. En otras palabras, identificar qué factores activan las emociones, cómo y hacia dónde conduce esa activación.



El ser humano sigue una línea de actuación más o menos estable a lo largo de su vida. Sin embargo, el cambio también es una constante. En particular, las emociones están siempre en movimiento. No somos pasivos frente a lo que sucede a nuestro alrededor y para ello mantenemos una profunda dinámica interior.. Desarrollar la inteligencia emocional también es una forma de detectar tales cambios.

"La conciencia es la voz del alma y las pasiones son la voz del cuerpo".

-Jean-Jacques Rousseau-

El objetivo final es dejar de ser espectadores pasivos de lo que sucede en nuestro mundo interior.. Ninguna emoción se produce o se disipa por casualidad. Si podemos identificar lo que estamos sintiendo y anticipar cómo nos puede afectar, sin duda seríamos más adaptativos. A continuación te proporcionamos 3 estrategias para desarrollar la inteligencia emocional.

Estrategias para desarrollar la inteligencia emocional

1. Examen de las razones

Uno de los ejercicios que más ayuda a desarrollar la inteligencia emocional es examinar con frecuencia nuestras motivaciones. La motivación es la fuerza que te empuja a seguir una determinada dirección.. Tanto el psicoanálisis como otras corrientes contemporáneas han demostrado que muchas veces ignoramos nuestros verdaderos motivos.


A veces perseguimos sinceramente los deseos más profundos de nuestro ser. Entonces, actuamos en consecuencia y esto nos da cierto equilibrio. Otras veces, sin embargo, ignoramos el motivo por el que nos inclinamos por una opción y no por otra. O pensamos de una manera y actuamos de otra. O, simplemente, estamos insatisfechos con nuestras acciones sin saber exactamente por qué.


Un examen de las motivaciones nos lleva a investigar las fuerzas que nos impulsan a actuar. ¿Voluntad o miedo? ¿La decisión o el hábito, la frustración, la ira u otra emoción? Examinar las motivaciones nos lleva a desarrollar la inteligencia emocional.

2. Comprender el uso del tiempo para desarrollar la inteligencia emocional

Uno de los elementos más reveladores del mundo emocional es la distribución de nuestro tiempo. Esta es una categoría abstracta, que ofrece una pista válida para comprender nuestra realidad psicológica. De modo que, analizando la forma en que usamos el tiempo, también seamos capaces de desarrollar la inteligencia emocional. En particular, es importante observar si hay algunos elementos en la gestión del tiempo. Están:

  • Dilación.
  • Sensación de falta de tiempo.
  • Percepción de lentitud en su flujo.

Cada una de estas condiciones encarna situaciones emocionales concretas. La procrastinación representa inseguridad y falta de compromiso; además, a veces puede señalar un rechazo inconsciente de lo que se pospone. La sensación de falta de tiempo representa obsesión y ansiedad. El fluir lento sugiere melancolía. Analizar nuestra percepción y gestión del tiempo es una fuente de información válida para conocernos.


3. Ajusta el tono emocional

Uno de los factores que ayuda a desarrollar la inteligencia emocional es identificar las emociones que experimentamos con frecuencia. En nuestra forma de ser, unas emociones prevalecen sobre otras. Por ejemplo, algunos se pasan los días enojados, mientras que otros tienden a reírse de todo o a desanimarse.


La emoción que predomina es la que le da un tono emocional particular a cada uno de nosotros. Muchas veces nos “casamos” exclusivamente con una de estas dimensiones emocionales. Construimos una personalidad explosiva o pasiva y temerosa, o incluso crónicamente simpática y nos adaptamos a ella para siempre.


Sin darnos cuenta, olvidamos cómo sentirnos de otra manera. Nos acostumbramos a estas emociones predominantes y acabamos convirtiéndolas en el punto de apoyo de nuestra forma de ser.

Para desarrollar la inteligencia emocional, es recomendable aprender a regular el tono emocional. Es decir, limitar las emociones predominantes, dejando aflorar las no habituales. Esta es una manera de explorar otras áreas de nuestra esencia y permitir que surjan nuevas sensaciones y emociones. Esto, a su vez, nos ilumina sobre nuestro mundo interior.


El desarrollo de la conciencia emocional da mayor claridad de acción. También da un significado más auténtico a las acciones. Sin duda, es una de las metas que conducen a una vida más plena y una personalidad más sana.

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