Cuando no queremos salir de la cama

Cuando no queremos salir de la cama

Cuando no queremos salir de la cama

Última actualización: 27 de abril de 2020

Le pasó a todo el mundo. Hay días que no queremos ni levantarnos de la cama, porque nos enfrentamos a muchos problemas o porque estamos pasando por un duelo que no podemos superar. Tal vez nos sentimos aburridos con todo esto, pero no podemos encontrar una salida.

Lo que menos deseamos es que alguien venga a animarnos. Un estado emocional extremadamente complicado: necesitas motivación, pero rechazas todo lo que realmente te la puede dar. No queremos levantarnos de la cama, queremos quedarnos ahí, en estado de inactividad. Dormir o estar medio dormido, pero en cualquier caso no afrontar el día.



tal vez no lo sea negativo. Es posible que estos estados vengan como una advertencia para tomar un descanso. Tal vez debimos haber parado hace un tiempo, pero no nos dimos cuenta. Esos días en los que no queremos levantarnos también son una buena oportunidad para empezar a reflexionar sobre lo que está pasando.

“El entusiasta siempre gana al apático. No es la fuerza del brazo, ni la virtud de las armas, sino la fuerza del alma la que logra la victoria”.

-Johann Gottlieb Fichte-

Cuando no queremos levantarnos de la cama, tomamos un paréntesis

Es bueno e incluso recomendable permitirse un espacio en esos días en los que no queremos ni levantarnos. ES positivo e incluso aconsejable darse un capricho un pausa. Probablemente eso es lo que nuestra mente nos está gritando y no queremos escuchar. La vida no siempre es hacer lo que queremos, hay circunstancias en las que es importante dejar un margen a nuestros deseos.



Si estamos tristes, no está bien quedarse en la cama todo el día o simplemente levantarse brevemente para volver a esconderse bajo las sábanas. Significa darse por vencido y avanzar hacia la depresión. Si nos damos por vencidos y nos damos por vencidos, empezaremos a desvincularnos, a tener problemas en el trabajo o a caer en una espiral de apatía de la que será muy difícil salir.

Es mejor hacer una pausa, un paréntesis que se abre y se cierra. Algo está pasando y tenemos que pensar en qué es.. Porque hemos llegado a este punto. Trata de encontrar una salida, aunque sea parcial, a la situación que te aqueja.

Los primeros pasos

Cuando no queremos ni levantarnos de la cama, tenemos que obligarnos a hacerlo. Podemos dormir un poco más si queremos, pero no nos excedamos. Este es el primer objetivo que debemos marcarnos. También es el primer resultado en salir de este estado.

Visualizamos los pasos a seguir. Levántate, lávate, vístete. Cada uno de ellos es una meta a cumplir. Si nos amamos y queremos que nuestra vida sea mejor, empecemos por aquí. Buscamos y encontramos la forma que no comprometa nuestras obligaciones laborales ni cause perjuicios graves al trabajo o al estudio. Es muy importante. Si el parón nos trae problemas, levantarnos mañana será aún más difícil. En cambio, si decidimos posponerlo, marcamos un día en el calendario.

Una vez superada esta primera fase, no nos atrincheremos en casa. Si queremos leer, es mejor hacerlo en un parque con niños que infundan alegría, en un ambiente que no nos recuerde que entre las actividades pendientes está la limpieza de la casa.


recuperar el control

Si podemos salir de casa, en un espacio verde y tranquilo, e hemos identificado la fuente principal de la nuestra apatía, buenas noticias: hemos comenzado a recuperar el control de nuestras vidas. No nos detengamos allí. Tenemos que ir más allá.



Examinemos las alternativas que tenemos a nuestra disposición para atender esa gran preocupación que nos incomoda y deprime. Pensemos si es la primera vez que nos pasa esto o si hemos estado así antes. ¿Ha sucedido a menudo? ¿Con mucha intensidad? ¿Creemos que hay algo más debajo, algo que no podemos visualizar? En función de las respuestas a estas preguntas, sabremos si podemos resolver la situación por nuestra cuenta o si necesitamos ayuda.

Si no encontramos las respuestas a estas preguntas o nos sentimos confundidos, no hay de qué preocuparse. Es normal. En este punto debemos ser conscientes de que es hora de cerrar el paréntesis. La vida debe continuar. Si pensamos que no es posible, ciertamente necesitamos ayuda. Si lo vemos posible, sin embargo, sigamos adelante. Repitamos las mismas preguntas al día siguiente y tantas veces como sea necesario, hasta encontrar una respuesta.


Mientras tanto, no olvidemos que aunque estemos en uno de esos días en los que no queremos ni levantarnos de la cama, igual tenemos que hacerlo. Nos fijamos nuevos objetivos cada día y los alcanzamos. No cedamos a la tentación de hundirnos en la insatisfacción. No nos llevará a ninguna parte..

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