Cuando el miedo a la muerte no nos deja vivir

    Cuando el miedo a la muerte no nos deja vivir

    Cuando el miedo a la muerte no nos deja vivir

    Última actualización: 09 de marzo de 2016

    Todos sabemos bien que un día moriremos. Sin embargo, pensar en el final de nuestra vida puede desencadenar en muchas personas una sensación de auténtico terror.. A menudo, las personas que se encuentran al lado de alguien que se está muriendo comienzan a sentirse ansiosas y con un dolor profundo. Por otro lado, la muerte y el miedo que suscita son para muchos la razón principal por la que las religiones han sobrevivido a lo largo de la historia.



    A veces es una realidad tan dura que muchas personas prefieren alejarse de ella. Pero, ¿tiene esto algo que ver con sentir que nuestro fin también está cerca? En otras palabras, ¿con el miedo que sentimos al pensar que ese día llegará para nosotros también o cuando vemos en alguien que muere un reflejo de nuestra muerte? El caso es que la muerte nos recuerda que somos vulnerables y finitos, le revela a nuestro ego, tal como lo conocemos, independientemente de si puede cambiar o no, que tarde o temprano desaparecerá..

    Sin embargo, algunas personas exageran este sentimiento hasta el punto de desarrollar una verdadera fobia hacia la muerte, de volverse completamente intolerantes a todo lo que tenga que ver con el mundo de la muerte, entonces el miedo se convierte en pánico irracional.

    Una de las fuentes de confusión es el hecho de que el miedo a la muerte de alguna manera nos mantiene constantemente alerta y evita que nos expongamos a situaciones peligrosas. Sin embargo, cuando este miedo se vuelve extremo y se convierte en una fobia, puede ser realmente paralizante. Por eso hablamos de paradoja, de hecho el miedo a la muerte al mismo tiempo nos impide vivir.



    El miedo a la muerte puede suscitar otros miedos, como el miedo al dolor, a la oscuridad, a lo desconocido, al sufrimiento, a la nada... Sentimientos que la imaginación, las tradiciones, las leyendas han transmitido de padres a hijos y que acaban atormentándonos, impidiéndonos vivir nuestra vida al máximo.

    Por otro lado, la muerte de un ser querido, además de recordarnos que somos seres frágiles, va acompañada de sentimientos de pérdida que minan nuestras defensas cognitivas y nos hacen más vulnerables a los pensamientos negativos obsesivos..

    En cuanto al origen de este miedo, muchos expertos creen que depende de que nos hayan enseñado a tenerlo. ¿Cómo? Una de las formas en que aprendemos tiene que ver con imitar lo que hacen los demás. Por ejemplo, si vemos que alguien quita rápidamente la mano de un lugar determinado, inmediatamente pensamos que existe algún tipo de peligro y lo recordaremos, por lo que nunca lo alcanzaremos. Por lo general, si vemos que alguien tiene miedo de algo y no tenemos mucha información al respecto, automáticamente pensamos que hay algo que temer..

    Cuando el miedo aún no se ha convertido en una fobia y es simplemente una forma de reacción, no incapacitante y que no nos afecta de ninguna manera, algunas estrategias para mantenerlo bajo control son:

    , aceptar la idea. La muerte existe y esto no se puede cambiar. Cambia lo que haces hasta ese momento.

    , Creer firmemente en algo. Independientemente de si es cierto o no, la fe a menudo tiene un gran poder para cambiar los sentimientos.


    - Centrar la atención en otra cosa.. No permitan que su conciencia se involucre en este miedo o este pensamiento. Puedes hacer esto mentalmente, por ejemplo, planificando lo que harás al día siguiente, o en términos de comportamiento, por ejemplo, llamando a tu esposo o esposa para preguntarle cómo va el día.



    Si este pensamiento comienza a generar en ti un gran malestar, los pensamientos se vuelven cada vez más recurrentes y el miedo afecta tu vida, entonces es el caso de consultar a un especialista.. En este sentido, las investigadoras Mercedes Borda Mas, M.ª Ángeles Pérez San Gregorio y M.ª Luisa Avargues Navarro, de la Universidad de Sevilla, han publicado un interesante estudio sobre el tema en el que la aplicación y evaluación de un tratamiento cognitivo-conductual en el que se utilizaron técnicas de control de activación, técnicas de exposición (exposición imaginaria y de vida e inundación imaginaria), así como técnicas de reestructuración cognitiva.


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