Crisis en una pareja estable

Crisis en una pareja estable

Las crisis en una pareja estable coinciden con el final de una etapa y el comienzo de una nueva. Son una oportunidad para reevaluar la relación y decidir si es mejor mantenerla o terminarla.

Crisis en una pareja estable

Última actualización: 18 de marzo de 2022

Las crisis en una pareja estable, grandes o pequeñas, son completamente normales como una larga relación se enfrenta a varios cambios significativos a lo largo de su evolución. Estas crisis pueden hacer reflexionar a la pareja sobre el futuro que les espera juntos, así como invertir recursos en el análisis de la dinámica presente.



También puede sentirse abrumado por la ansiedad y la inseguridad, especialmente si tiende a dudar de sus decisiones. Las crisis en una pareja estable, al fin y al cabo, son naturales. Si bien crean inestabilidad e inseguridad, también representan una oportunidad de crecimiento.

En estas fases pueden surgir cuentas sin resolver y conflictos sin resolver. Depende de la pareja decidir si pueden resolver el problema y convertirlo en una oportunidad o si se alejan. Por lo general, las crisis en la pareja estable se producen tras la finalización de determinadas fases.

Por ello, estos momentos de inestabilidad suelen clasificarse según el tiempo que la pareja ha pasado junta. Desde este punto de vista, podemos distinguir cuatro grandes momentos críticos: después de un año, después de tres años, diez años y el nido vacío.

"Al comienzo de un amor, los amantes hablan del futuro, de sus consecuencias, del pasado".

-André Maurois-

Las 4 crisis de una pareja estable

1. La crisis del año, el fin de la limerencia

Limerence es un concepto acuñado por la Doctora Dorothy Tennov, en su obra Love and Limerence: The Experience of Being in Love, publicado en 1977. Limerence se define como ese estado romántico y obsesivo, en el que existe una fuerte atracción por otra persona y un deseo muy intenso de ser correspondido.



El fin de la limerencia suele desembocar en la primera crisis en una pareja estable y esto sucede alrededor de un año juntos, o un año y medio después de que comienza la relación. La característica principal es que la idealización de la pareja comienza a desvanecerse.

Empiezas a ver los defectos de la pareja y tienes el deseo de recuperar sus espacios, dejados de lado a raíz de la relación. Muchas relaciones terminan en este punto si no hay un vínculo sólido en la base.

2. Tres años: la segunda crisis en una pareja estable

La segunda crisis en una pareja estable ocurre alrededor de los tres años más o menos. En realidad, este tiempo es completamente aproximado. En cualquier caso, en esta etapa suele aparecer el deseo de pasar al siguiente nivel.

Si aún no vivimos juntos, este nivel estará representado por la convivencia. Si no, la idea de tener hijos puede aparecer en el horizonte. Lo que flota en el aire es la necesidad de aumentar el compromiso. Para formalizar, por así decirlo, el vínculo existente.

En ese punto, se reevalúa la relación y el resultado es que realmente la llevas al siguiente nivel o se produce una ruptura porque uno o ambos no se sienten preparados para ese paso.

3. La crisis de los 10 años

La crisis de los diez años tiende a centrarse en dos aspectos fundamentales: los niños y el ámbito íntimo. En cuanto a los hijos, es en esta etapa cuando las parejas centran su atención en ellos y comparan los estilos de crianza. Más que en términos de pareja, pensamos en términos de familia.


La esfera sexual, por otro lado, ha pasado a un segundo plano. Surgen así dudas y desencuentros, porque ambos desean volver a sentirse atractivo y que la sexualidad vuelve a estar en el centro de la relación. Este cóctel de emociones puede provocar un renacimiento de la relación o señalar su fin.




4. Crisis en una pareja estable: el nido vacío

Las parejas que han logrado superar con éxito la convivencia y lograr el equilibrio en la relación se enfrentan a una “última crisis”. Se llama síndrome del nido vacío y ocurre cuando los niños crecen y se van de casa. En ese momento, la pareja debe Centrarse en la relación de nuevo y esto puede no ser tan fácil.

Hemos cambiado y nos reconocemos en los roles familiares, pero individualmente podríamos sentir una cierta extrañeza mutua sin la presencia de ese filtro que son los hijos. Es entonces cuando hay que reinventar la relación para continuar o decidir que ya no tenéis nada en común y es hora de embarcarse en un viaje individual.


Conclusiones

Las crisis en una pareja estable también son oportunidades para reevaluar la relación. Es necesario reflexionar sobre si conviene continuar o, al contrario, poner fin a la relación. Si no te dejas llevar por los impulsos y consideras cuidadosamente tus decisiones, probablemente elegirás la mejor opción.

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