Cosas buenas le pasan a quien sabe esperar

Cosas buenas le pasan a quien sabe esperar

Cosas buenas le pasan a quien sabe esperar

Última actualización: 11 agosto 2015

“Paciencia”, esta palabra otra vez. El que espera está desesperado y confundido. Sobre todo ante la incertidumbre de no saber cuándo ocurrirá lo que nos espera.

No te canses de esperar. La recompensa está esperando que seas paciente.

Sin embargo, la paciencia es más que esperar: es la espera tranquila, es una especie de pausa de nuestros deseos. La paciencia no adormece los sentidos, sino que se impone a la angustia y nos despierta.



La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces.

Es difícil de entender, pero tener paciencia no significa estresarse y aguantar hasta no poder más y explotar.. Es un arte capaz de liberarnos de cargas emocionales superfluas, que nos permite permanecer en un estado de paz.

"Si eres paciente en un momento de ira, escaparás de cien años de tristeza".

Algunas filosofías orientales hablan del don de la paciencia como si fuera una fuerza que nuestra mente utiliza para comunicar al resto del cuerpo que llegará lo que espera.

Las cosas bellas del mundo requieren paciencia: un amor complicado, una persona casi inalcanzable, una preparación física, una competición,... En definitiva, cualquier objetivo o cualquier meta que nos propongamos. Tienes que cubrirte con un velo de entusiasmo y pasión.

El que espera sin desesperarse encuentra lo inesperado

A menudo, creemos que la vida nos está diciendo "No" cuando, en realidad, sólo nos está diciendo "Espera". Nos impacientamos y, como resultado, nuestro nerviosismo nos impulsa a cometer errores.

A veces, nos sentimos cansados, sentimos que nuestros amigos, nuestra pareja o nuestras expectativas incumplidas nos exasperan, que nada de lo que queríamos crear llega y que la vida no es para nosotros.



Paciencia: una reina aniquilada por la velocidad

"El secreto de la paciencia es recordar que el dolor es temporal y la recompensa es eterna".

El que resiste gana. Sin embargo, si tenemos en cuenta el interés que normalmente ponemos en cultivar esta cualidad, nos damos cuenta de que la paciencia es una reina ahora aniquilada. Nos enseñan que debemos sobresalir en todo, sobresalir por encima de los demás, correr.

Si afrontamos las cosas con paciencia, los demás nos dejan fuera del juego, nos hacen entender que no valemos lo suficiente. Sin embargo, es bueno saber que todas las metas requieren tiempo y paciencia: estas dos herramientas, de hecho, son las únicas que aseguran que alcancemos nuestras metas.

Trabaja la paciencia para conocerte a ti mismo

“Comprenderse a uno mismo requiere paciencia y tolerancia; el ego es un libro que consta de muchos capítulos, imposible de leer en un solo día. Sin embargo, cuando empiezas a leerlo, tienes que leer cada palabra, cada frase, cada párrafo, porque en ellos están las claves de la totalidad. El principio es en esencia el final. Si sabes leer, podrás encontrar la sabiduría suprema”.

Jiddu Krishnamurti

Los grandes sabios son personas tranquilas, pacientes y seguras de sí mismas.. Estos elementos nos ayudan a entender que ser pacientes nos hará contemplar el mundo con más sentido y comprensión.

Cuando no cultivamos el don de la paciencia, nos comportamos de manera impulsiva e irracional, creando o agravando nuestros problemas y perdiendo muchas oportunidades.


En realidad, para cultivar tu paciencia no necesitas muchas cosas, sino soluciones sencillas a las que puedes llegar perfectamente. Te las exponemos brevemente.


1. Respira

para respirar profundamente siempre es un buen método que nos ayuda a reflexionar. Cuando nos tomamos unos segundos para respirar, estamos ofreciendo una pausa a nuestro diálogo interior.


2. Descubre por qué tienes tanta prisa

Piensa en las razones que te impacientan. Si te ves exagerando, reorganiza tus prioridades. Pensar en ello, y tal vez escribir, te ayudará a calmarte.

3. Identifica las cosas que te impacientan

Pueden ser otras personas, situaciones estresantes o incluso usted mismo. Sin embargo, el simple hecho de ser consciente de todo esto ayudará a reducir la ansiedad.

4. ¿Tu paciencia es útil o justificada?

Responde a esta pregunta con la verdad y verás que hacerlo te traerá calma. Busca la respuesta dentro de ti mismo y no tengas miedo de abandonar los hábitos que te son perjudiciales.


5. Tómate tu tiempo y espera lo inesperado

Debes entender que también puedes hacer mil planes, pero las cosas no siempre salen como uno quiere. Acepta que la rueda gira y que, tarde o temprano, se detendrá donde tú quieras. Sea realista en sus expectativas y comprensión con los demás.

6. No tengas miedo al cambio y no olvides entrenar

La práctica hace a los maestros. Desarrollar la paciencia implica dejar de lado muchos malos hábitos con los que llevas mucho tiempo viviendo. Además de asimilar cualquier enseñanza, cultivar el don de la paciencia requiere temperamento.

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