Contrato de sociedad: cómo preservar el amor

Contrato de sociedad: cómo preservar el amor

¿Debe redactarse siempre un contrato de pareja con un código de conducta propio para garantizar a la relación un cierto grado de armonía?

Contrato de sociedad: cómo preservar el amor

Última actualización: 21 septiembre, 2022

Es muy romántico hablar de una pareja en términos de palabras dulces y gestos cariñosos. Seguramente se encuentran entre los aspectos más hermosos de las relaciones amorosas, pero con el tiempo tienden a ocupar un espacio cada vez más reducido.


Cuando la pareja se enfrenta a la normalidad de la vida cotidiana, redefinen sus expectativas. Incluso si la llama del amor permanece encendida, la vida cotidiana está llena de pequeñas dificultades que hay que resolver. Si no se superan, surgen los verdaderos problemas.


Un matrimonio brillante no es la unión de la "pareja perfecta", es la unión de una pareja imperfecta que aprende a explotar las diferencias del otro.

david meurer

La convivencia fortalece el vínculo, pero al mismo tiempo genera situaciones que corren el riesgo de deteriorarlo. En última instancia, los socios tienen diferentes antecedentes, diferentes hábitos y diferentes formas de comportarse. Combinar y adaptar los dos estilos de vida no siempre es tan fácil.

Además, con el paso de los días, las semanas, los meses y los años, el amor cambia. Hay momentos en que parece haberse ido. Aparecen crisis, acompañadas de dudas sobre si merece la pena o no continuar con la relación. La pareja construye la relación sobre la base de un contrato implícito: ¿debe hacerse explícito para proteger el vínculo del deterioro y las crisis?

El contrato de pareja

Los acuerdos implícitos

Cualquier pareja necesita acuerdos para vivir juntos. Típicamente estos son acuerdos espontáneos, sin un orden o estructura particular. Con el paso del tiempo se presentan situaciones en las que se formulan acuerdos parciales y se decide su puesta en práctica o no.



La mayoría de los acuerdos son implícitos. Sin embargo, esto no significa que siempre sean justos o razonables. Muchas veces uno de los dos cede sin convicción a las necesidades o negligencias del otro, simplemente para evitar un conflicto o porque considera todo una batalla perdida. Sin embargo, esto no significa que se sienta cómodo en una situación similar.

La convivencia siempre implica tensiones. Las circunstancias se vuelven críticas cuando uno o ambos miembros de la pareja se niegan a desempeñar su papel, no sólo en lo que se refiere a las pequeñas actividades cotidianas, sino también en los aspectos más profundos, como la fidelidad, la atención, la consideración del otro o la disponibilidad.

Siempre implícitamente en muchas áreas, los acuerdos no se rompen. Entonces se justifica diciendo que no hubo acuerdos o que no fueron suficientemente entendidos. Los acuerdos implícitos no son la mejor solución.

Los acuerdos explícitos

Algunas parejas deciden cambiar las reglas implícitas que subyacen en su relación con los demás expresadas a través de un llamado contrato de pareja. Estas ofertas van mucho más allá de cuestiones como quién debe sacar al perro o limpiar el baño el fin de semana. Se refieren, por ejemplo, a las penas que se aplicarán en caso de infidelidad o abandono afectivo.

El diario New York Times publicó recientemente el testimonio de una pareja que redactó un volumen normativo, es decir, un contrato con una serie de reglas a respetar. Las reglas se refieren a la división de los deberes domésticos, el manejo del dinero, las posibles enfermedades, el comportamiento a seguir en presencia de invitados y la discusión de temas espinosos.. Los dos dijeron que los resultados de este contrato de asociación fueron espectaculares.


¿Debe redactarse siempre un contrato de pareja con su propio código de conducta, una especie de reglamento, para garantizar a la relación cierta armonía y, por tanto, preservarla? ¿Es una forma de quitarle la espontaneidad a la relación o una solución realista para lidiar con el hecho de que el amor también implica decisiones y voluntad?



El punto intermedio tan desacreditado

Quizás en la sociedad norteamericana este tipo de regulación de la pareja sea una opción perfectamente viable. En la cultura europea, sin embargo, tal contrato puede no ser aceptado tan fácilmente. No podemos negar, sin embargo, que todavía podría tener su vigencia.

En definitiva, la convivencia, en pareja o con cualquier otra persona, es mucho más armónica cuando las reglas del juego son claras y respetadas por todos los participantes. Este evita peleas innecesarias y representa una forma civilizada de hacer frente a las obligaciones y deberes. En este sentido, un acuerdo compartido por ambos socios favorece el normal desarrollo de la relación y preserva la buena convivencia.


A pesar de todo, el amor es mucho más que un acuerdo organizativo y normativo. Entran en juego sentimientos, emociones y expectativas de las que no siempre eres consciente, pero que a la vez definen muchos aspectos de la propia relación. El amor entre dos personas nunca puede reducirse a un conjunto de reglas. En todas las relaciones humanas existirá siempre la variable de la incertidumbre y eso ciertamente no se puede controlar.

Añade un comentario de Contrato de sociedad: cómo preservar el amor
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.