Conflicto latente: ¿Qué te está diciendo tu "yo" inconsciente?

Conflicto latente: ¿Qué te está diciendo tu

Quieres, pero algo te detiene.

Sabes que no tienes que hacerlo, pero algo te empuja en la dirección opuesta.

Los conflictos latentes son una constante en nuestra vida y muchas veces se convierten en fuente de angustia, ansiedad y frustración.

No hay duda de que enfrentarse a un conflicto interno no es agradable. En el mejor de los casos, es una situación indeseable y, en el peor, patológica.

Pero la forma en que lidiamos con estos conflictos y cómo los resolvemos afecta de manera decisiva nuestro nivel de satisfacción y felicidad. Y como no podemos evitar los conflictos, es mejor dotarnos de herramientas psicológicas para resolverlos e incluso aprovecharlos.



Conflicto interno: las fuerzas que empujan en direcciones opuestas

El conflicto, en psicología, implica la activación de dos o más razones poderosas que son incompatibles entre sí. Es un dilema en el que una razón nos aleja de la otra, exigiendo un ajuste interno.

En algunos casos, los motivos del conflicto interno son positivos, nos atrae tanto una decisión como la otra, como cuando tenemos que decidir entre ir a un concierto o una obra de teatro o tenemos que elegir entre dos carreras universitarias que queremos. a ambos les gusta.

En otros casos, las razones que alimentan el conflicto interno son negativas porque ninguna de las opciones nos atrae, pero nos vemos obligados a tomar una decisión; es decir, debemos elegir el mal menor. Decidir si quedarnos en un trabajo que no nos gusta, o renunciar y correr el riesgo del desempleo, es un ejemplo de un conflicto interno en el que ambas soluciones se perciben como negativas o amenazadoras.

Los conflictos internos positivos generan cierta tensión y estrés por tener que tomar una decisión, pero los conflictos internos negativos pueden causar mucha ansiedad y angustia. Estos últimos no se resuelven fácilmente porque podemos sentirnos indefensos y paralizados por el miedo que generan las dos soluciones. De esta forma, una persona podría pasar años atrapada en situaciones de conflicto.



Pero los conflictos no siempre son tan obvios.

¿Qué es un conflicto latente?

Los conflictos suelen ser inconscientes; es decir, no podemos identificar claramente la fuente de nuestra ansiedad. Sentimos impulsos muy fuertes, como el miedo y la hostilidad, pero no entendemos de dónde vienen.

El conflicto latente es aquel que aún no se ha expresado en un comportamiento manifiesto que nos permita identificarlo, pero que está en la base de otros conflictos, lo que dificulta su comprensión.

Este tipo de conflicto se alimenta de resistencias. Queremos algo intensamente, pero inconscientemente nos negamos a disfrutarlo, sentirlo o luchar por ello. Es una disputa, incluso si no somos plenamente conscientes de por qué nos estamos conteniendo. Como resultado, hay una desalineación de nuestros deseos, necesidades, pensamientos y comportamientos.

Los 3 tipos más comunes de conflictos latentes

Podemos ser víctimas de distintos tipos de conflictos latentes, algunos de los más habituales son:

1. Conflicto moral. Este conflicto interno se refiere a dos o más creencias contradictorias sobre el comportamiento ético. Generalmente en nuestra mente consciente prevalece una creencia, pero en el fondo albergamos una creencia opuesta, que generalmente tenemos miedo de reconocer, pero está ejerciendo una fuerza desde el inconsciente que nos desestabiliza. Es común cuando abrazamos un sistema de valores que nos impone la familia o la sociedad (religión, ideología política), pero en el que no hemos pensado y que va en contra de algunos de nuestros impulsos, deseos y necesidades.

2. Conflicto de autoimagen. Este conflicto surge cuando nos comportamos de una manera que no está de acuerdo con lo que pensamos que somos. Podemos estar orgullosos de ser amables, pero cuando nos enfrentamos a una provocación, reaccionamos de forma agresiva. Este conflicto latente suele implicar un problema de aceptación, preferimos ceñirnos a la imagen positiva que nos hemos formado y negar las características que consideramos indeseables, pero como estas no desaparecen por arte de magia, siguen latiendo determinando nuestro comportamiento.



3. Conflicto interpersonal. Este conflicto no es externo, sino que tiene un origen interno, ya que implica una ambivalencia interna. Suele ser común en parejas y familias ya que este tipo de relaciones nos hacen más vulnerables y sensibles, y esto suele generar mucho miedo y resistencia. En este caso, lo normal es sentirnos obligados a comportarnos de una forma que no percibimos como auténtica, simplemente porque se supone que es lo que tenemos que hacer. El problema es que este conflicto latente, aunque no lo reconozcamos, surge en forma de resentimiento o tensión.

¿Por qué surgen los conflictos latentes?

El conflicto latente no se reconoce porque una de las razones representa un severo golpe psicológico. Reconocer esta fuerza opuesta puede sacudir nuestra imagen de nosotros mismos o del mundo, por lo que nuestra mente activa una especie de mecanismo de defensa a través del cual nos protege porque creemos que el deseo o el instinto nos hará, de alguna manera, más vulnerables. Suele ser la represión de un contenido, pero como sigue existiendo, su fuerza dinámica empuja desde el inconsciente, generando una sensación de malestar generalizado.

En realidad, el conflicto latente es la expresión de la idea de que la mente - y por lo tanto el cerebro - funciona - o debería funcionar - como un sistema unificado en el que no existen contradicciones internas ni desarmonía. De hecho, la psicología misma consideró durante mucho tiempo el conflicto como una "personalidad dividida" en oposición a un "yo" que debería ser una entidad única y armoniosa, de tal manera que cualquier desviación de este equilibrio y cohesión inherentes se consideraba patológica.


Fundamentalmente, el conflicto latente, como lo indica un estudio de la Universidad de Columbia, es también la incapacidad de asumir la responsabilidad de los propios deseos, impulsos y necesidades cuando van en contra de lo que uno considera socialmente correcto.


¿Cómo resolver un conflicto latente?

Muchos de los impulsos que experimentamos, como el miedo y la hostilidad, están culturalmente mal vistos. Al estar inmersos desde el nacimiento en un sistema moral que determina qué es bueno y qué no, muy pronto aprendemos que ciertos contenidos psicológicos son "peligrosos" o "amenazantes", por lo que desarrollamos mecanismos que nos permiten esconderlos. Primero los ocultamos a los demás, luego a nosotros mismos.

El problema es que ocultar un conflicto latente no lo resuelve. Simplemente genera ansiedad, angustia y frustración sin que nadie sepa por qué. La clave es permitir que estos conflictos latentes entren en la conciencia para analizarlos racionalmente.

Reconocer que nuestro "yo" está en constante evolución y que una de nuestras tareas más importantes en la vida es redescubrirnos a nosotros mismos - y, si es posible, cambiar - nos ayudará a bajar las barreras racionales y desarrollar una mente más abierta en la que los conflictos latentes no surjan. se ven como amenazas, pero como oportunidades para la introspección y el cambio.

Debemos entender que los conflictos latentes son una oportunidad para conocerse. Después de todo, la presencia de un conflicto implica la necesidad de enfrentar algunas verdades. Es una invitación a quitarnos los estratos sociales y conectarnos con nuestra verdadera esencia, para que si los canalizamos bien, nos permitan vivir de forma más plena, auténtica y feliz.

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