¿Cómo ser feliz? Los 10 consejos de Aristóteles

¿Cómo ser feliz? Los 10 consejos de Aristóteles

Hay mucha gente que se pregunta cómo ser feliz. No es extraño, ya que estamos abrumados por la cultura del hacer y de la ocupación plena del tiempo hasta que solo queda un minuto libre. Los grandes filósofos, sin embargo, se preguntaron: "¿Qué tipo de persona debería ser?"

El secreto esta en equilibrio

Muchos grandes pensadores solían recurrir a la ética de la virtud en la búsqueda de respuestas. Aristóteles, uno de los filósofos más influyentes de todos los tiempos, desarrolló un sistema integral con respecto a la virtud que podemos perfectamente poner en práctica aún hoy para lograr el equilibrio emocional y la paz interior en la que la felicidad florece naturalmente.



De hecho, su sistema de ética de las virtudes está especialmente diseñado para ayudarnos a alcanzar la eudaemonía (del griego eudaimonia, eu-good y daimon, demonio o buen espíritu), palabra muy interesante que suele traducirse como "felicidad" o "bienestar". "sino más bien significa tener plena conciencia del propósito de uno en la vida y perseguirlo con una actitud y un espíritu positivos.

Esto significa que Artistotle pensó que la felicidad es el resultado de una forma de vivir y ser, que llega cuando somos capaces de desarrollar todo nuestro potencial como persona y construir un yo sólido. ¿En qué consiste esta forma de vida?

Aristóteles pensó que el secreto está en el equilibrio, idea relacionada con otros sistemas filosóficos como el budismo. Este filósofo pensó que una vida de abstinencia, privación y represión no conduce a la felicidad ni a un yo pleno. Pero lo mismo ocurre con una vida hedonista, ya que los excesos suelen conducir a una forma de esclavitud al placer, generando un vacío existencial.

"La virtud es una posición intermedia entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto", escribió. Y para desarrollar la virtud, simplemente debemos aprovechar todas las oportunidades que se presenten ya que no se trata de conceptos teóricos sino de las actitudes, decisiones y comportamientos que deben guiar nuestra vida.



Las 10 virtudes aristotélicas para lograr la eudaemonía

En la Ética a Nicómaco, el libro más conocido de Aristóteles escrito en el siglo IV a.C., enumera las virtudes que debemos desarrollar para lograr la eudaemonía:

  1. Mansedumbre. Es la capacidad de controlar nuestro temperamento y primeras reacciones. La persona paciente no se enoja demasiado, pero tampoco evita enojarse cuando tiene las razones.
  1. Energía. Es el punto medio entre la cobardía y la imprudencia. La persona fuerte es la que se enfrenta al peligro siendo consciente de los riesgos y tomando las precauciones necesarias. Se trata de no correr riesgos innecesarios pero no evitar los riesgos necesarios para crecer.
  1. Tolerancia. Es el equilibrio entre la indulgencia excesiva y la intransigencia. Aristóteles pensó que es importante perdonar, pero sin caer en el extremo de tolerarlo todo dejando que otros pisoteen nuestros derechos o nos lastimen deliberadamente sin responder. Es tan malo ser extremadamente tolerante como extremadamente intolerante.
  1. Generosidad. Es el punto central entre la mezquindad y la prodigalidad, se trata de ayudar a los demás pero no dejarnos hasta el punto de diluirnos.
  1. Modestia. Es la virtud intermedia entre no reconocer el crédito suficiente por los logros debido a la baja autoestima y el ego excesivo que nos hace pensar que somos el centro del universo. Se trata de reconocer nuestros errores y nuestras virtudes, asumiendo las responsabilidades que nos corresponden, ni más ni menos.
  1. Veracidad. Es la virtud de la honestidad, que Aristóteles sitúa exactamente a medio camino entre la mentira habitual y la falta de tacto al decir la verdad, cuando la persona se convierte en un kamikaze de la verdad. Se trata de evaluar el propósito de nuestras palabras y decir lo que se necesita, ni más ni menos.
  1. Grazia. Es el punto medio entre ser un tonto y ser tan desagradable como para ser grosero. Consiste en saber ser, para que otros simplemente puedan disfrutar de nuestra compañía.
  1. Sociabilidad. Mucho antes de que los neurocientíficos descubrieran que tenemos que elegir a nuestros amigos con cuidado porque nuestro cerebro eventualmente se parecerá al de ellos, Aristóteles nos advirtió del peligro de ser demasiado sociables con demasiadas personas, así como de la incapacidad de hacer amigos. El filósofo creía que deberíamos elegir a nuestros amigos con cuidado, pero también deberíamos cultivar estas relaciones.
  1. Decencia. Es el punto medio entre ser demasiado tímido y ser desvergonzado. Una persona decente se respeta a sí misma y no teme equivocarse, pero no cae en la insolencia o la impertinencia en un intento de vencer a los demás. Es consciente de que todos merecen ser tratados con respeto y pide el mismo respeto para sí mismo.
  1. Capital. Es la virtud de tratar a los demás de manera justa, a medio camino entre el altruismo y el desinterés total. Consiste en tener en cuenta tanto las necesidades de los demás como las propias, para encontrar un término medio que nos permita tomar decisiones más justas para todos.

Lo más interesante de la propuesta de Aristóteles es que hay margen para equivocarse, aprender y mejorar sin sentir que somos malas personas o que no lo lograremos. ¿Qué piensas?



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