Autoestima y VIH: más allá de la condena social

Autoestima y VIH: más allá de la condena social

¿Conoces la relación entre la autoestima y el VIH? Hablamos de ello en este artículo.

Autoestima y VIH: más allá de la condena social

Última actualización: 22 septiembre, 2020

La autoestima siempre se ha considerado un factor clave en el bienestar psicológico y físico. Sin embargo, algunas categorías son condenadas y rechazadas socialmente, con consecuencias negativas sobre la percepción de uno mismo. Un ejemplo son las personas con VIH, aunque este es un fenómeno cada vez menor. Sin embargo, te invitamos a responder esta pregunta: ¿te sentirías cómodo trabajando junto a una persona seropositiva? ¿O que su hijo tiene un hijo con VIH como compañero de escuela? ¿Conoces la relación entre la autoestima y el VIH?



Aquellos que conocen esta enfermedad probablemente no se preocuparían demasiado. Sin embargo, encuestas recientes muestran que más de la mitad de los encuestados estarían dispuestos a cambiar el trabajo o la escuela de sus hijos por ese motivo.

¿Qué efectos puede tener el sesgo en la autoestima de las personas con VIH? ¿Puede la autoestima prevenir conductas de riesgo relacionadas con el VIH? Lo vemos a continuación.

Autoestima y VIH: condena social

El estigma y el prejuicio pueden ser tan reales, como una amenaza para la salud, como simbólicos.. Simbólico en el sentido de que el VIH se ha asociado, desde un principio, con conductas contrarias a determinadas ideologías o tradicionalmente inmorales.

El rechazo y el miedo provienen principalmente de la ignorancia, pero esta no es la única explicación. Debido a que la infección por el VIH está asociada con conductas contrarias a la prevención, algunas personas tenderán a culpar a quien la padece oa pensar que obtuvieron lo que se merecen.


¿Qué es más inmoral: pensar que una persona merece enfermarse o tener una conducta que alguien califica de inmoral? No olvidemos que, en los primeros años, esta enfermedad se asoció con la homosexualidad y la adicción a las drogas.


Las encuestas hablan

Los resultados de un estudio realizado en España indican que más de la mitad de los encuestados se sienten incómodos en presencia de una persona con VIH y tratan de evitar el contacto. Esto se traduce en comportamientos y actitudes discriminatorias, como ser partidario de hacer públicos los nombres de las personas con VIH para evitar el contacto.

El temor probablemente proviene de la falta de información sobre la enfermedad. En la encuesta, el 17% de los encuestados cree que puede contraer el VIH al compartir el baño y hasta el 34% por la picadura de un mosquito. ¡Qué importante es estar informado! La falta de información nos lleva a tener conceptos erróneos sobre la facilidad de transmisión del virus; esto, a su vez, fomenta el prejuicio, la condena social y la discriminación.

¿Con qué consecuencias?

El prejuicio y la condena social representan un riesgo ya que impiden, en primer lugar, recibir apoyo social. Esto puede hacer que las personas con VIH se avergüencen de su salud, se culpen y se aíslen.

La autoestima de una persona con VIH puede ser muy baja. El resultado son altos niveles de ansiedad y estrés. Si la disminución de la autoestima no se detecta a tiempo, podría convertirse en un trastorno depresivo. En casos severos, uno podría llegar a creer que la única forma de terminar con el sufrimiento es el suicidio. Este pensamiento es 66 veces más común entre los pacientes con VIH que en la población general.


Otra consecuencia peligrosa de la baja autoestima, como ocurre con otros trastornos emocionales, es que interferir con la adherencia al tratamiento antirretroviral. Este último se ve gravemente comprometido. Los pacientes con VIH, de hecho, necesitan apoyo psicológico dirigido a aumentar la adherencia al tratamiento; Se requiere una adherencia del 95-100% para que sea eficaz.



Autoestima y VIH: conductas de riesgo

En un lado, los estudios indican que la baja autoestima está asociada con las relaciones sexuales tempranas, más parejas sexuales, dificultad para ejercer la asertividad sexual y mayor frecuencia de prácticas sexuales de riesgo.

Por otro lado, puntuaciones más altas en autoestima están ligadas a una actitud positiva hacia el preservativo. Una tercera corriente de pensamiento explica la coexistencia de una buena autoestima y conductas sexuales de riesgo con una baja percepción de riesgo.

Conociendo la importancia de la autoestima en el desarrollo de la sexualidad - y más precisamente en la prevención de los riesgos asociados (en este caso la prevención de la infección por el VIH), así como de ofrecer a los jóvenes una adecuada educación sexual, los programas deben incluir un módulo para el trabajo de la autoestima. 


Para reducir las repercusiones negativas que nuestra actitud puede tener en la autoestima de las personas con VIH, es necesario tener información veraz sobre la enfermedad, aumentar la conciencia social, fomentar la tolerancia y el entendimiento. El objetivo es acabar con la condena social y la discriminación, fuente de tanto malestar.

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