Aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos

    Aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos

    Todos interactuamos con muchas personas a diario, ya sea en el trabajo o en la calle, en nuestros hogares o a través de las redes sociales. A algunos les dedicamos solo un saludo frío mientras que a otros nos detenemos a intercambiar algunas palabras y con algunas personas, con las que nos sentimos particularmente conectados, hablamos de nuestros problemas y sueños.

    Pero debido a que estamos continuamente inmersos en un mar de relaciones, a menudo pasamos por alto a una persona muy especial: nosotros mismos. En realidad, muy pocas personas dedican siquiera unos minutos al día a la introspección. Aunque pueda parecer absurdo, normalmente nos comportamos como si estuviéramos constantemente en piloto automático, sin pensar en nosotros mismos, y nuestros pensamientos rara vez atraen nuestra atención generando un diálogo interno que solo sirve para generar tensión e incomodidad.



    De una forma u otra, lo cierto es que descuidamos por completo la relación que tenemos con nosotros mismos, y cuando nos dignamos prestar atención es solo para quejarnos de algo que supuestamente hemos hecho mal. En resumen, si mantuviéramos la misma relación con nuestra pareja y nuestros hijos que con nosotros mismos, probablemente nos abandonarían porque somos demasiado perezosos y desagradables.

    Sin embargo, recuerda que la forma en que te relacionas contigo mismo no solo determina tu estado de ánimo diario, también ayuda a hacer realidad tus sueños y tu felicidad. Por lo tanto, no es algo que deba tomarse a la ligera.

    1. Cuídese como lo haría con un niño pequeño. Imagina que hay un niño pequeño dentro de ti. ¿Cómo lo tratarías? ¿Lo ignorarías todo el tiempo y hablarías con él solo para regañarlo? ¡No me parece! En cambio, si te preocupas por él, debes tener cuidado de intervenir ante el menor indicio de incomodidad y tratar de consolarlo cuando se sienta mal. Del mismo modo, debes darte un capricho, teniendo en cuenta que las palabras que pronuncies pueden afectar tu autoestima convirtiéndote en una persona segura o temerosa que teme correr riesgos.
    1. Escuche sus pensamientos. No significa caer en la trampa de pensamientos rumiadores que te sumergen en un círculo vicioso caracterizado por la ansiedad, sino más bien intentar comprender de dónde se originan tus pensamientos. Es probable que descubra miedos que no conocía y aspectos de su personalidad que no estaba dispuesto a aceptar. Será doloroso al principio, pero es un proceso indispensable mediante el cual aprenderás a aceptarte tal como eres, con tus fortalezas y debilidades.
    1. Sienta sus emociones. No trates de reprimir o ignorar lo que estás sintiendo, porque no lo harías desaparecer, sino que lo hundirías en el inconsciente donde seguirá haciendo daño. En cambio, permítase llorar o enojarse. Las reacciones emocionales intensas son normales cuando ha experimentado períodos de alto estrés, y si los deja fluir libremente, se sentirá más ligero y volverá a su rutina diaria más rápido.
    1. Sea condescendiente consigo mismo. A menudo nos negamos muchas cosas porque creemos que no las merecemos. Pero para relacionarnos mejor con nosotros mismos es fundamental aprender a ser más tolerantes con nuestros errores y entender que el fracaso no nos hace peores personas. De hecho, cuando alcances una meta, regálate una recompensa, darte un pequeño obsequio te hará sentir bien. Al adoptar esta actitud, automáticamente se sentirá mejor consigo mismo.

     



    1. Analiza tu comportamiento. Todos los días, antes de conciliar el sueño, piensa en aquellos comportamientos, actitudes o reacciones que has tenido que no te satisfacen. Trate de identificar las causas y piense en las soluciones alternativas que más le gustarían. Por ejemplo, si te comportaste de manera grosera con un compañero de trabajo durante el día porque hizo una crítica que no te gustó, piensa en cómo podrías haber reaccionado de manera más asertiva.

    Entonces, la próxima vez que te suceda algo como esto, sabrás qué hacer. Con este pequeño ejercicio no solo estarás aceptando un error, sino que también estarás trabajando para evitar que vuelva a suceder en el futuro. Así te convertirás en una mejor persona.



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